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Año 8 / No. 323 / Septiembre 1 de 2008 Xalapa • Veracruz • México Publicación Semanal

Asegura Doctor Honoris Causa

En medio siglo, la psicología no ha evolucionado: Emilio Ribes

Alma Espinosa

Desde hace décadas, el sindicalismo destruyó la educación en México

La ciencia, contrario a lo que se cree, está basada en opiniones particulares e intereses de grupos

Aunque barcelonés de nacimiento, Emilio Ribes Iñesta se ha considerado toda su vida mexicano. Desde su juventud el estudio de la psicología lo apasionó y comenzó su trabajo en los aspectos relacionados con la educación para la salud, los modelos para la enseñanza de la ciencia y el comportamiento.

A los 20 años llegó a Xalapa para unirse a un grupo conformado por otros destacados psicólogos para fundar la carrera de Psicología en la Facultad de Ciencias de la Universidad Veracruzana (UV), en la cual por primera vez se integró la enseñanza de la ciencia básica y aplicada de la psicología mediante el establecimiento de laboratorios experimentales y un centro de servicio a la comunidad.

A esta tarea se suma su liderazgo en la integración de la Maestría en Modificación de Conducta de la UV, primer programa de posgrado en la especialidad fuera de los países de habla anglosajona. Durante su estancia en esta casa de estudios se aplicaron por primera vez los sistemas de instrucción personalizada en educación superior.
Con una maestría en Psicología Experimental por la Universidad de Toronto y un doctorado en Filosofía por la UNAM, Emilio Ribes ha destacado en todo el país por sus trabajos relacionados con los procesos básicos del comportamiento y aprendizaje animal, el desarrollo psicológico y el lenguaje, el aprendizaje humano complejo y los procesos simbólicos, y el comportamiento social y la personalidad.

Además, ha contribuido en la creación y reorientación de programas de licenciatura y posgrado en psicología. Su labor como investigador lo ha llevado a fundar laboratorios y unidades de investigación, como el Centro de Estudios e Investigaciones en Comportamiento de la Universidad de Guadalajara, única institución dedicada a la investigación básica en psicología en América Latina y que actualmente dirige.

Por cuatro décadas dedicadas al estudio, investigación, análisis y formación de nuevos científicos dedicados a la psicología, el Consejo Universitario General de la Universidad Veracruzana le otorgó el grado máximo de Doctor Honoris Causa. Ante tal distinción, Emilio Ribes, dijo estar muy agradecido y contento, además de que volver a la capital veracruzana es como “regresar a casa”.

Para conocer su visión de la Psicología, entrevistamos a Emilio Ribes Iñesta.

En la década de los sesenta egresó de la primera generación de psicólogos con una formación de tipo profesional; de ese tiempo a la fecha, ¿cómo ha cambiado la psicología, ha evolucionado?
En psicología no hay nada novedoso, estamos como hace 80 ó 90 años por muchas razones difíciles de explicar. Se trata de una disciplina que todavía no tiene un acuerdo sobre cuál es su objeto de conocimiento. Existen opiniones dispares al respecto, por lo mismo hace que en realidad sean muchas psicologías. Hablo de las psicologías no de la psicología.

Son psicologías que no se tocan, psicologías paralelas que tienen supuestos y objetivos diferentes. Y como suele ocurrir cuando una ciencia no tiene un modelo y una lógica propia, toma modelos y lógicas de otras ciencias y eso, en vez de ayudar, termina por confundir porque empezamos a incorporar o importar modelos que provienen de disciplinas como la economía o la física, creyendo que eso hace mucho más aceptables nuestros puntos de vista y es al contrario. En realidad, de psicología no hay mucho de qué hablar.

¿Entonces, pugna por una pureza de la disciplina?
Simplemente que se consolide como tal. La mayor parte de los psicólogos, por una parte, suponen que lo psicológico es un epifenómeno de lo social, pero para eso ya están las ciencias sociales, no necesitamos hacer psicología. Por otro lado, creen que es un epifenómeno del cerebro, que llaman mente o comportamiento, pero ésa es una función cerebral y para eso están los médicos, no se necesita psicología.

Es totalmente contradictorio que haya psicólogos que suponen que lo que sustenta su disciplina está en otras disciplinas.

¿Y qué ha sucedido con la psicología experimental?
Es simplemente una forma de hacer psicología. Trata de aplicar un método sistemático de observación y de replicación de los datos; intenta identificar las variables que pueden ser importantes para la producción de un fenómeno. El método como tal si no tiene una buena teoría no sirve de nada; hacer investigación sin una buena teoría aumenta la confusión. El problema de la psicología es que hay mucha confusión con el método experimental.

Los psicólogos estudian la memoria, pero ésta es un término que proviene del lenguaje ordinario, no es técnico; es como si los físicos estudiaran el color azul o la luna. Los psicólogos toman términos del lenguaje ordinario y 99 por ciento cae en la confusión de que esos términos describen algo que en realidad ocurre. Por ejemplo, cuando digo que tengo buena memoria significa que tengo algo en más cantidad que otro que tiene mala memoria; de ahí surge la pregunta de cuál es la ubicación de la memoria y empiezan a buscarla.

El hecho es que llevamos 140 años estudiando la memoria y no sabemos más de lo que sabe la gente ordinaria. Los fisiólogos complican más el asunto porque creen que cuando empiezan a sacar registros están estudiando la memoria y van a encontrar los lugares de la memoria, pero no pueden encontrar la localización de un concepto confuso.
Eso es parte de toda la psicología, por eso el método experimental aunque ayuda a aclarar los problemas, no es garantía de nada si no existe una teoría clara y lógicamente coherente que sustente la aplicación de ese método.

¿Qué tan difícil ha sido luchar contra esto?
No lo es sólo para mí, les corresponde a todos los psicólogos. Algunos, por razones coyunturales de la trayectoria profesional y personal, nos percatamos que estamos viviendo en un mundo de confusión. Es como la ruta de la niebla de la Psicología, sin los encantos de los bosques y los pueblos de la sierra, solamente hay niebla.

Pero, ¿la psicología también tiene encanto, no es así?
Es muy divertido, no lo niego.

¿Emilio Ribes se divierte?
En ocasiones. Pero el asunto es tratar de ver dónde se origina la confusión y cómo podemos eliminarla. El problema es que la ciencia, al contrario de lo que cree la gente, no es algo que esté basado en criterios racionales y objetivos; está basada en opiniones, creencias e intereses de grupos. De tal manera que aunque diera una conferencia demostrando la incoherencia de lo que hacen los psicólogos, ellos saldrían de ahí diciendo “qué interesante”, pero continuarían haciendo lo mismo. Eso es lo que pasa ahora.

Lo que ocurre es que probablemente sea cuestión de evolución de la disciplina, como ocurrió con todas las otras disciplinas científicas. Por ejemplo, la química, hasta el siglo XVIII siguió basada en otros conceptos, hasta que Lavoisier descubrió que la combustión se debe al oxígeno y no a una sustancia extraña. La química se hizo ciencia el día que descubrieron una manera de distinguir las propiedades químicas de las físicas y se creó la tabla periódica de los elementos.

A los biólogos les pasó lo mismo. Ellos creían que Dios había creado las especies y que éstas habían sido siempre así, hasta que los datos geológicos no correspondieron con los datos biológicos y hasta que Darwin encontró antecedentes que permitían suponer que lo que vemos ahora es el resultado de cambios y mutaciones de seres que existieron mucho tiempo antes y que por lo tanto evidenciaban un proceso de evolución.

Eso cambió totalmente la ciencia de la biología. Sin embargo, todavía hay biólogos en varios estados de Estados Unidos que prohíben la Teoría de la Evolución porque va en contra de la Biblia. El país más democrático, entre comillas, y más avanzado, supuestamente, todavía está discutiendo si se enseña o no la Teoría de la Evolución en las escuelas.
Imagínese a los psicólogos, que estamos en otro lado y que todavía no nos ponemos de acuerdo sobre qué es lo psicológico: todavía es peor. Hay gente que todavía cree que hay algo llamado mente y espíritu, que proviene de la tradición judeocristiana de pensamiento. Mientras la tradición sea la ideología dominante en occidente difícilmente aceptarán términos científicos serios. Así es de sencillo todo en el mundo.

En la psicología tendremos que esperar 400 años para que ocurra un cambio, como pasó con Darwin en la biología. Yo no voy a estar vivo para cuando pase.

Usted, como Darwin, ya hizo una aportación importante a la psicología en Xalapa…
El problema no es hacerlo en Xalapa o en cualquier otro lado, el problema es que uno puede plantear una forma alternativa, tratar de desarrollarla y crear una tradición. Normalmente las tradiciones científicas que dominan no quiere decir que sean las correctas, sino son aquellas que prevalecen por factores sociales, históricos e ideológicos que no tienen que ver con la dinámica de la disciplina.

Así ha sido en la psicología y en la física; por ejemplo, a Galileo lo iban a quemar y dijo “me retracto”, no obstante en voz baja aseguró: “Y sin embargo, se mueve”.

¿Cómo puede un psicólogo evolucionar su visión?
Lo que hay que hacer es pensar, ser crítico, reflexivo, leer mucho de tu propia historia y acudir a los autores originales. Cuando usted me preguntaba cuánto ha avanzado la psicología, respondí que nada, porque si leemos a los grandes autores de principios del siglo XX vamos a ver que tienen mucha más claridad que nosotros en el planteamiento de los problemas.

A mis estudiantes les digo que no lean nada posterior a 1970 porque no tiene la menor importancia, nadie ha contribuido nada original de 1970 a la fecha. Esto es muy grave.

Entonces, ¿hacia dónde va la Psicología?
Hacia ningún lado. Está dando de vueltas como loca porque tiene el efecto trompo.

Esto deja mal situada a la disciplina ante la sociedad…
El caos de la disciplina es tal que la gente cree que la psicología es una producción aplicada y no es así: la psicología es una ciencia básica. Como profesión no tiene sentido porque no existe nada que se llame problemas psicológicos, si no Vicente Fox ya nos hubiera construido una secretaría de los problemas psicológicos. No existen éstos.

En todos los problemas sociales hay una dimensión individual y eso tiene que ver con lo psicológico, y los problemas sociales no son problemas psicológicos. Hay problemas de comunicación, transportación, energía, de salud, ésos son problemas reales y que requieren de profesiones, pero la psicología no es una profesión ni debiera serlo.

Sin embargo, hay una proliferación de escuelas y de programas que no son consecuentes con criterios racionales ni bien fundados, sino con factores externos y ajenos a la ciencia.

¿No es frustrante esta situación, luego de que usted ha sido pionero en el campo?
Cuando era joven me sentía un poco como Don Quijote, pero con los años lo que hace uno es simplemente tratar de encontrar un camino, cultivarlo, crear una tradición y un grupo. Quienes quieran aprovecharlo que lo hagan porque uno no puede hacer algo más.

¿Hasta cuándo persistirá esta tendencia en la psicología?
No estaré vivo para ese entonces, eso es algo que les digo a todos los estudiantes.
El caso de la psicología es muy particular porque no pasa lo mismo con la sociología, economía o lingüística porque, aunque haya puntos de vista distintos sobre cómo abordar un hecho, todos están de acuerdo en que es un hecho político, económico o lingüístico; los psicólogos no estamos de acuerdo ni siquiera en qué es un hecho psicológico.

Entonces, ¿no sería correcto relacionar a la psicología con las cuestiones educativas?
El problema es que una psicología confusa puede aportar poco a la educación, la cual es una institución social muy compleja que además está enmarañada con otro tipo de intereses. Pienso que una psicología bien fundamentada obviamente debe sustentar el proceso educativo en una parte fundamental, en la parte técnica. Yo creo que nosotros lo podemos hacer, pero la mayor parte de los psicólogos no sirven para nada. Se ve. Cada vez que entran los psicólogos en los procesos gubernamentales de educación, con el sesgo en la disciplina que ya traen, determinan qué se va a hacer y la educación cada vez es peor. Son interpretadores de sus teorías y amoldan las instituciones educativas a las teorías y eso no puede ser.

Un ejemplo reciente es el de España. Los teóricos cognoscitivistas y piagetianos españoles destruyeron la educación básica en la época de Felipe González. Aquí en México no hay nada qué destruir porque ya la destruyó el sindicalismo hace muchos años. Aquí no necesitamos traer psicólogos en especial, ya con el sindicato es suficiente.

¿Y ni siquiera los exámenes que ahora aplica el SNTE ayudan en algo a la educación?
Sólo son vaciladas. Para evaluar a un profesor lo primero que debemos hacer es determinar qué va a enseñar y si no tenemos un sistema de enseñanza bien determinado para qué evaluamos a quien lo va a ejercitar. Es como si usted dijera “necesito jugadores”, y si le preguntan “de qué disciplina deportiva”, usted respondiera “no sé pero necesitamos evaluarlos”. La pregunta es qué se va a evaluar.

Ante este panorama poco alentador, ¿cómo ayudar o apoyar a las nuevas generaciones?
Hay que cambiar las cosas, pero eso no es un problema de psicólogos, es un conflicto social que implica la participación desde abajo. Normalmente la educación y la economía son dos cosas tan importantes como para dejárselas a los educadores y a los economistas. La educación pública en este país hay que cambiarla toda y empezar desde las bases.