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Año 8 / No. 324 / Septiembre 8 de 2008 Xalapa • Veracruz • México Publicación Semanal

 

Inaugura muestra de cerámica en el MAX

Sorprenden las rollizas figuras
de Tomás Owen en Tierra plena

Gina Sotelo

 

Como al flamenco Peter Paul Rubens y al colombiano Fernando Botero, a Tomás Owen le gustan más bien las formas rebosantes de carnes; para el ceramista, la estética femenina es más que la insípida ecuación 90-60-90. “Las gorditas son más sabrosas”, dice divertido al hablar de su nueva exposición Tierra plena, cerámica figurativa que actualmente está expuesta en la Sala de Exposiciones Temporales del Museo de Antropología de Xalapa (MAX).

Las figuras de Owen son un desafío a la gravedad. Se aprecia la gracia y el equilibrio en piezas únicas que realizan arriesgadas proezas a pesar de su sobrepeso: bailarinas que se paran en un pie sin perder el garbo, acróbatas que se balancean en un fino columpio o la sagaz equilibrista que se sostiene en una mano.

Como todo artista comprometido, Owen se involucra en todo el proceso creativo. Prepara su cerámica haciendo mezclas de entre una treintena de barros de diferentes zonas y colores, tornea cada una de sus piezas y las quema en su inseparable horno de leña.

Owen se considera más un ceramista que un escultor. Con 30 años de hacer cerámica de manera intermitente, es desde hace ya tres que se ha dedicado a elaborar esculturas: “Mis piezas son hechas en torno, igual que mis platos o vasijas. Mis gordas y gordos las hago con la misma técnica, pues se me facilita el proceso”.

Arquitecto, escenógrafo, director de arte, y carpintero a sus horas, Owen siempre ha sentido fascinación por los gordos, quienes incluso se han sentido reivindicados en sus esculturas: “La gordura tiene cierta gracia y sensualidad. En general, la gente se divierte con mis piezas y mucho más allá del análisis de un crítico de arte, a mí me complace que mi exposición le produzca placer al público”.

Tierra plena son 30 piezas –esculturas y vasijas– que van de los 25 centímetros a 1.65 metros de altura. La fórmula descubierta por Owen incluye un barro localizado en Cerro Colorado que le da la pigmentación a la pieza. El tono vidriado de sus creaciones es resultado natural de la quema.

Owen se inició en el oficio a finales de los setenta, en el taller de Hal Babbit en Naolinco. De 1985 a 1993 trabajó con Gustavo Pérez, y más tarde construyó en Xalapa su propio taller. Ha experimentado con arcillas de diversas densidades y constitución, el torneado y el modelado, engobes y texturas y la quema en horno de leña de alta temperatura.

Y seguirá por mucho tanteando la técnica y tentando la fantasía para conseguir formas, ya sea utilitarias o puramente ornamentales, acordes a este mundo sensual. Los personajes contorsionados manifiestan un conocimiento de la maleabilidad, la fuerza y la tensión del barro, al igual que la de los cuerpos.

Entre los planes de Owen está el de llevar una exposición a Los Ángeles, California, en octubre. Estará en la galería Pounder-koné art space con la muestra Pleasure and misery; además, participará en varias exposiciones colectivas.