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La poesía no tiene color,
dijo el poeta
Negar una etnia es negar a la
humanidad: Preciado Bedoya
Razones históricas, sociales,
económicas y
políticas obligan a que la negritud esté
presente
en mis poemas, dijo el poeta ecuatoriano
Ofreció un recital en la FILU
2008
Irma Villa
La voz del poeta Antonio Preciado Bedoya se escuchó
en todo el recinto de la Feria Internacional del Libro
Universitario (FILU), donde lleno de emoción
ofreció un recital en el que estuvo presente
su pueblo: Ecuador, ése pueblo al que inexplicablemente
pertenece y que, dijo, sufrió el sojuzgamiento
de casi 200 años de república. |
Antonio Preciado Bedoya, poeta
ecuatoriano y actual embajador de su país en
Nicaragua
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Invitado por la Fundación de la Universidad Veracruzana
(UV), el llamado poeta de la negritud en el Ecuador reconoció
que es a ésta a la que ha dedicado la mayor parte de
su obra; sin embargo, no se reduce a ella: “Mi poesía
es el trasunto de mi vivencia, de mi vórtice de esmerialinidad,
pero soy un poeta que no solamente reduce su universo al ámbito
de la negritud. Soy un hombre, un ser humano igual que cualquier
otro y si tengo que tocar uno de los pilones temáticos
de la poética lo hago; lo inherente a la negritud fue
que razones históricas sociales, económicas
y políticas
obligan a ello”.
Víctima directa de la discriminación en su natal
Ecuador, país multiétnico y multicultural, Antonio
Preciado Bedoya se convirtió en el primer Ministro
de Estado de color pero para ello tuvieron que pasar casi
200 años de vida republicana hasta que llegó
al gobierno Rafael Correa, quien lo designó como Ministro
de Cultura.
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Señaló que su preocupación
fundamental es la del hombre, la del ser humano, porque
cualquier exaltación de una etnia en particular
constituye una negación de la humanidad, una
negación de la humanidad que constantemente lleva
a la negación de quien profiera una varonía
de la naturaleza.
Después de estas palabras, el poeta dictó
su recital en el que incluyó los poemas Hallazgo,
A dos voces, Tal como el agua, Dudas para un examen
de historia, Yo y mi sombra, Cándida y la metáfora,
Las bocas de los ángeles, Momento, La sed y el
agua, La boca de mi abuela, La palabra villano, entre
otros.
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La fuerza del lenguaje que componen a los poemas citados
más la emoción que el poeta impuso a su lectura,
logró conmover a los presentes, quienes visiblemente
emocionados escucharon que la poesía no ha perdido
su poder de denuncia, he aquí unos versos del poema
Hallazgo: Hoy saqué de la arena/un hueso que me ha
pertenecido,/porque tiene una señal de sangre/idéntica
a mí mismo,… Pues bien, /me haré una flauta,/compondré
una canción a mi asesino,/y la saldré a tocar
todas las lunas/a lo largo de todos los caminos.
Por último, hay que señalar que el actual embajador
en Nicaragua es autor de una gran obra poética que
le ha merecido el reconocimiento en su país y fuera
de él, entre lo más conocido se puede citar:
Poesía: Jolgorio (Quito, 1961); Más acá
de los muertos (Quito, 1966); Tal como somos (Quito, 1969);
De sol a sol (Bogotá, 1979); Poema húmedo (La
Habana, 1981); Espantapájaros (La Habana, 1982); De
ahora en adelante (Quito, 1993); De sol a sol –antología–
(Quito, 1992). Consta en las antologías: Lírica
ecuatoriana contemporánea (Bogotá, 1979); Poesía
viva del Ecuador (Quito, 1990) y La palabra perdurable (Quito,
1991).
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