Crisis en el sistema financiero internacional
Urge nueva regulación financiera
para el mundo: expertos
Irma Villa
En agosto de este año, el presidente de Estados Unidos
(EU), George W. Bush, tuvo que aceptar que la economía
de su país estaba por colapsarse. Ya no eran más
gritos de alarma de los directivos bancarios sino que se trataba
de una recesión económica a la que había
que contener: el Estado debía intervenir.
Así, el 16 de septiembre presentó ante el Congreso
una propuesta por 700 mil millones de dólares para
rescatar al sector financiero de EU; días antes había
auxiliado a las hipotecarias Fannie Mae y Freddie Mac y a
la aseguradora American International Group (AIG).
Ante esta práctica inusual en los EU, alejada completamente
del dogmatismo neoclásico, los expertos Samuel Lichtensztejn,
José Blanco Mejía y Aníbal Zottele Allende
explican cómo debería entenderse esta intervención
aplicada en el país que es potencia del capitalismo.
¿El fin del neoliberalismo está por llegar?,
¿es necesario regular la libertad con que han actuado
los capitales especulativos?
De acuerdo con el economista José
Blanco Mejía, jefe de asesores de la Rectoría
de la UV, esta intervención en bancos de inversión
e, incluso, la creciente participación en bancos
de seguros de ese país, tiene un significado: “Es
la confesión del fracaso de las teorías
neoliberales que comenzaron a volverse dominantes en la
década de los ochenta. “Una de las
tesis principales de estas teorías habla de la
imperiosa necesidad de la desregulación. La eliminación
de las formas de regulación, se argumentaba, significa
la plena libertad de empresas e individuos en todo el
mundo para realizar cualquier tipo de operaciones económicas,
lo que traería –se decía– una
prosperidad nunca vista”, añadió.
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La intervención del gobierno de EU es la confesión
del fracaso de
las teorías neoliberales
que iniciaron
en los ochenta:
José Blanco
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Samuel Lichtensztejn, coordinador del Programa de Estudios
sobre Integración Regional y Desigualdad América-Europa
en la UV, dijo que lo verdaderamente inédito de esta
acción “es la dimensión cuantitativa que
alcanzan las ayudas que se han brindado y las que están
a estudio en el Congreso Norteamericano”. Contrario
a la creencia popular, en los países capitalistas no
es nuevo que el Estado asuma responsabilidades y use enormes
recursos de sus contribuyentes para atenuar una crisis financiera.
“El cambio de política que propicia el gobierno
de Bush es una reacción que altera el dogma neoclásico
tantas veces pregonado acerca de la regulación automática
de los mercados, es un intento de evitar la escalada de quebrantos
y de atenuar el ya grave impacto que la crisis propaga a la
actividad económica en su conjunto, en donde aparecen
signos inequívocos de un ciclo recesivo”, opinó
Aníbal Zottele Allende, coordinador del Centro de Estudios
China-Veracruz.
Lo más llamativo de esta decisión, continúo
Zottele Allende, es que a tan escaso tiempo de que EU elija
a su nuevo presidente, los candidatos hayan votado a favor
del paquete económico que beneficia a ciertas empresas.
Privatizan las ganancias y socializan las pérdidas
Dada su dimensión y profundidad, esta crisis financiera
no sólo da lugar a que algunos grupos financieros obtengan
ganancias extraordinarias sino que, en contrapartida, determina
pérdidas enormes de accionistas y ahorradores, con
lo cual se vuelve válida la afirmación de que
esos procesos llevan a privatizar las ganancias y a socializar
las pérdidas, aseguró Lichtensztejn.
Es decir, grupos financieros aprovechan
la ocasión para apropiarse de cuantiosos recursos
que son solventados en el corto plazo por los impuestos
que paga la sociedad, la cual, además, también
será la que soporte el costo de ese financiamiento
extraordinario por los recortes de gastos públicos,
la disminución del poder adquisitivo de sus ingresos
producida por la depresión productiva y el desempleo
que origina la crisis financiera, añadió.
De igual manera se pronunció Blanco Mejía,
quien señaló que el actual es un momento
que se presta para grandes negocios favorecidos por el
gobierno, en el que muchas instituciones financieras aprovecharán
para limpiar sus carteras de deudas incobrables, saneándolas
con recursos que paga toda la sociedad. |
Es
evidente la irresponsabilidad con
que han operado estos capitales financieros:
Aníbal Zottele
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Para Aníbal Zottele, éste es un proceso dinámico
en el que las expectativas negativas que se han acumulado
pueden agravar aún más la alicaída confianza
de los particulares en instituciones que a través de
sus miembros más prominentes han faltado a la verdad.
Estos miembros destacados han recibido como castigo el cese
en sus respectivos cargos y millonarias recompensas en dólares.
También dijo que si bien algunos activos desvalorizados
pueden recobrar su valor, e incluso generar utilidades razonables,
esa promesa esbozada por el presidente de EU es apenas una
expresión de deseos y de disculpas hacia los contribuyentes.
Lo real es que se está adquiriendo una gran cantidad
de activos que forman parte de una pérdida masiva de
sus estimaciones nominales y que mayoritariamente no recuperarán
sus magnitudes originales, explicó.
Limitar la libertad de capitales especulativos
Hay que establecer nuevas regulaciones y controles que limiten
la libertad con que han operado los capitales especulativos,
coincidieron los entrevistados.
Esto lo reclaman los ciudadanos norteamericanos y también
la comunidad internacional, aseveró Zottele: “Es
evidente la irresponsabilidad con que han operado estos capitales
financieros; no sólo han generado una formidable distorsión
en el mercado inmobiliario de EU, también han alterado
severamente los mercados de commodities (petróleo,
cobre, estaño, soya, maíz, arroz, otros productos
de la minería y la agricultura)”.
Por su parte, José Blanco comentó que es altamente
probable que surjan nuevas formas de una regulación
que ahora tendrá que ser de orden internacional, puesto
que hasta el Fondo Monetario Internacional, campeón
de la desregulación, ha dicho que son necesarias, aunque
por ahora nadie sabe en qué pueden consistir, ni ellos
mismos.
La especulación, como la corrupción, forma parte
ya de las reglas de comportamiento del capital financiero,
no sólo de EU sino de otros países capitalistas
avanzados y, muchas veces y de forma lamentable, de nuestros
países subdesarrollados, explicó Samuel Lichtensztejn.
“Pero por supuesto que existen normas que pueden limitar
la circulación de esos capitales”, añadió.
El sistema financiero internacional está en
crisis
La situación arriba expuesta podría llevar a
pensar en el fin del neoliberalismo. A esto, el economista
José Blanco respondió: “No en el fin,
pero sí en el principio del fin. Y no ocurrirá
de la noche a la mañana. De fondo, lo que está
en crisis es el sistema financiero internacional”.
Señaló que recientemente Nicholas Sarkozy, presidente
de Francia, propuso a Alemania e Italia trabajar una propuesta
de reforma del sistema monetario y financiero internacional
y, si esta iniciativa avanza, seguramente será negociada
entre Europa y Asia. En esta negociación, dijo, EU
podría ser una fuerza secundaria y el dólar
se convertiría en una moneda más y dejaría
de ser “la divisa internacional”, es decir, el
principal medio de pago internacional en la economía
mundial.
Lichtensztejn admitió que los hechos obligan a reconocer
la necesidad de renovar las teorías e introducir el
papel que el Estado debe tener en materia de política
económica y financiera en los países desarrollados.
Aclaró que esta revisión no involucra el fin
del neoliberalismo puesto que esta concepción sólo
ha sido puesta en práctica radicalmente en los países
subdesarrollados, particularmente en los países latinoamericanos,
desde la crisis de la deuda externa en los años ochenta.
Aníbal Zottele sugirió que
“las concepciones económicas no debieran
darse por perimidas con la ligereza que algunas veces,
a lo largo de la historia, han incurrido los economistas
neoclásicos. No ha pasado tanto tiempo desde que
filósofos, politólogos y economistas neoliberales
anunciaban el fin de las ideologías”.
Sin embargo, añadió, son necesarias otras
corrientes del pensamiento no sólo para comprender
la variedad y complejidad histórica en la que se
desenvuelven los actores sociales, sino también
para implementar la imprescindible acción política
que regule las evidentes distorsiones que se generan en
las economías de mercado. |
Hay que reconocer la necesidad de renovar las teorías
e introducir en ellas el papel del Estado en las políticas
económica y financiera: Lichtensztejn
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Originará crisis financiera mayor concentración
de riqueza
En Estados Unidos, si bien el problema es de otras dimensiones,
viene agudizándose la concentración del ingreso
y la caída relativa de la participación de los
sectores más pobres. El problema subyacente en la crisis
financiera está vinculado a esa desigualdad en la distribución
del ingreso, alertaron Aníbal Zottele y Samuel Lichtensztejn.
La información sobre la forma en que se distribuyen
los ingresos en el mundo refleja la magnitud de los cambios
necesarios: uno por ciento de los adultos más ricos
acaparan 40 por ciento de los activos globales; si se toma
al dos por ciento, éste detenta más de la mitad;
y si se toma al 10 por ciento éste concentra el 85
por ciento de estos activos. En el extremo opuesto, la mitad
más pobre de la población adulta del planeta
vive con sólo uno por ciento de la riqueza global,
abundó Zottele.
No fue venganza del pueblo, sino miedo a perder la
curul
La demora del Senado para aprobar el programa de rescate financiero
propuesto por George W. Bush no se puede leer como una venganza
del electorado hacia su gobierno, más bien fue un cálculo
político, comentaron los expertos.
“La oposición al rescate de Bush tenía
dos sectores con argumentos totalmente diferentes. La extrema
derecha del Partido Republicano estaba en contra porque ideológicamente
no le cabía en la cabeza una intervención del
gobierno, y mucho menos de ese tamaño. ‘Eso es
socialismo’ decía (torpemente) esa fracción.
‘Estamos en una economía de mercado, donde lo
que juega es el riesgo y en el cual pierden los ineficientes;
los que ahora pierdan, que pierdan’, también
decían.
”Era una posición extremadamente torpe y desinformada,
porque sin la intervención se habrían convertido
en ‘ineficientes’ todos los empresarios y habríamos
llegado a una situación como la de 1929, en la que
había 25 por ciento de desempleo y fueron miles las
empresas de todo tipo que quebraron. El otro sector era el
demócrata, que estaba en contra porque quería
un plan que aliviara la carga sobre los contribuyentes”,
respondió José Blanco.
De igual manera se manifestó Lichtensztejn: “Muchos
legisladores estadounidenses están preocupados por
su reelección en las próximas elecciones y,
por lo tanto, son bastante sensibles a la opinión de
la gente que va a votar en ese país.
”En los EU hay una estrecha comunicación entre
legisladores y votantes. Seguramente los legisladores han
observado que hay una clara inconformidad popular con el hecho
de salvar los bancos y no usar ese dinero con fines sociales
más amplios.
”Probablemente, en consecuencia, esa votación
en la Cámara de Diputados fue una señal de castigo,
una constancia de inconformidad sobre la fórmula de
ayuda a los bancos y, en definitiva, contraria a ayudar a
los responsables de la crisis financiera. Pero en un segundo
momento, los representantes se alarmaron por las repercusiones
negativas en la Bolsa de Nueva York. Se volvió a intentar
y se reconsideró la propuesta del rescate porque el
mensaje de los sectores financieros logró triunfar
ante el mensaje de la población”, explicó.
El voto negativo en la primera sesión donde se trató
el Plan Bush sufrió un fuerte rechazo por al menos
tres razones, explicó Zottele: “Representantes
del Partido Republicano se opusieron inicialmente porque consideraban
que de acuerdo con los criterios neoliberales el Estado no
debía hacer intervenciones en el mercado financiero.
”Algunos demócratas rechazaron la idea de que
las utilidades fueran una opción para los dueños
de las empresas mientras que sus pérdidas fueran colectivizadas;
pero hubo una tercera corriente de republicanos y demócratas
que votaron negativamente porque deberán refrendar
en las próximas elecciones sus cargos y conocen la
impopularidad de esta medida. Además, todos ellos,
aun los que votaron favorablemente, desconocen –como
nos sucede a todos los ciudadanos del mundo– la eficacia
de este salvataje”.
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