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Año 8 / No. 331 / Octubre 27 de 2008 Xalapa • Veracruz • México Publicación Semanal

Asegura investigadora del IIESES

El aborto, una decisión individual
que siempre tendrá consecuencias

Los ministros de la Suprema Corte no votaron para permitir el aborto, sino para declarar improcedente la inconstitucionalidad

Alma Espinosa

Hace año y medio el Gobierno del Distrito Federal puso en marcha una ley que ofrece a las mujeres los medios idóneos y salubres para realizarse un aborto si el producto tiene menos de 12 semanas de gestación. Desde su propuesta a la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF), la despenalización del aborto fue un tema que rebasó las fronteras de la salud pública y se instaló en la palestra social, política y eclesiástica.

Pese a que organizaciones no gubernamentales, representantes de la Iglesia Católica, en su mayoría, y legisladores, principalmente del Partido Acción Nacional, se opusieron al asegurar que se estaría matando a un ser vivo, la ALDF aprobó en abril de 2007 con 46 votos a favor, 19 en contra y una abstención la práctica del aborto y transfirió a los hospitales públicos la obligación de practicarlo.

Devinieron manifestaciones de diversa índole desde entonces. Calificaron de “asesinos” a los legisladores que apoyaron la propuesta proveniente de la bancada del Partido Revolucionario Institucional. Llamaron al aborto un “crimen abominable”, mientras que las mujeres salieron a las calles a defender su derecho a decidir.

Como fue anunciado desde su aprobación, y como era de esperarse, se interpuso un recurso de inconstitucionalidad ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación, mismo que fue rechazado por la mayoría de los ministros. Tal decisión avivó el debate nacional respecto del tema y la comunidad de la Universidad Veracruzana (UV) ha opinado al respecto.
Dulce María Cinta Loaiza –investigadora y académica del Instituto de Investigaciones y Estudios Superiores Económicos y Sociales (IIESES) y del Instituto de Salud Pública de la UV, con estudios en Economía, Sociología y Ciencias Políticas– se ha dedicado por años a los estudios de género y ha puesto especial interés en la situación de la mujer veracruzana. Luego que fue aprobada la despenalización del aborto, preveía que la Suprema Corte echaría atrás la ley; sin embargo, no fue así. Entrevistada al respecto, esto fue lo que comentó.

¿Por qué pensaba que la Suprema Corte no apoyaría la ley del DF que permite abortar antes de que el producto cumpla 12 semanas?
Lo pensaba porque impugnaron la Comisión Nacional de Derechos Humanos y la Procuraduría General de la República, además de que es un tema controversial en el que también está involucrada la Iglesia Católica de manera contundente. Ésta sostiene que la vida comienza en el momento de la concepción; sin embargo, hay evidencias científicas que demuestran lo contrario y declaran que la vida comienza hasta que se desarrolla el sistema neurológico.

Al mismo tiempo que es erróneo es contradictorio que digan que la vida comienza desde la concepción, pues si es así entonces nacemos de nueve meses; por el contrario, todos iniciamos el conteo de nuestra edad a partir del nacimiento. ¿Entonces? La discrepancia entre la cuestión científica y de fe se remonta siglos atrás. No obstante, debemos revisar primero la bibliografía: hubo un periodo bien definido en que la Iglesia Católica no se opuso al aborto.

En cuanto a los ministros de la Suprema Corte, opinaba que eran en su mayoría conservadores y que no se arriesgarían a dar su aprobación; no obstante, abogados me han explicado que la objeción hacia la ley era un punto de anticonstitucionalismo. Es decir, los que se oponían dijeron que la Constitución sí promueve la protección de la vida desde el momento de la concepción, pero la Constitución no dice eso. Los ocho ministros que votaron a favor no lo hicieron para permitir el aborto, sino que votaron porque no había inconstitucionalidad. Son cosas distintas.


 

En México no hay una estadística confiable de las muertes por abortos mal practicados

 


Sinceramente me quedé gratamente sorprendida porque pienso que la decisión de abortar es individual y que en esta decisión entran en juego los valores que la mujer tenga y crea. La mujer tiene el derecho de decidir, porque si bien es cierto que el hombre participa en el proceso de fecundación, quien carga el producto es la mujer, ella lo alimenta, ayuda a su desarrollo.

Yo sí estoy a favor de la libertad individual y en ésta no puede haber una tercera persona que me imponga lo que yo quiero hacer. Mi libertad individual está conformada según fui educada y socializada. Aquí es donde viene mi segunda posición: si yo decido abortar es responsabilidad del Estado que lo haga en las mejores condiciones posibles.

En Estados Unidos, por ejemplo, en las clínicas donde se practica el aborto existe por disposición de la ley un terapeuta o trabajadora social que dos minutos antes de la realización del aborto habla con la mujer para decirle: “Fíjese bien lo que hará, ¿está convencida?” Dos minutos antes la mujer puede decir: “No lo hago” y para ello hay una persona que está haciéndole ver la decisión que va a tomar, pero finalmente es una decisión de la mujer. El punto es que en México hay otros que se quieren erigir para decirle a la mujer qué es lo que debe hacer.

Si yo decido abortar, necesito hacerlo en condiciones de seguridad, donde no peligre mi vida y ése es el problema cuando no está establecido formalmente y surgen las clínicas ilegales. En México no hay una estadística confiable de las muertes por abortos mal practicados y, sin embargo, cualquier persona sabe dónde o a quién acudir para practicar un aborto.

Es cerrar los ojos a un hecho y a una realidad que existe. En este sentido me da gusto que la ley no se haya echado para atrás. No es cierto que todo mundo va a abortar, ni es cierto que con esto estamos matando, como dicen los de Provida, a un montón de gente que no ha nacido. Lo que sí hacemos es salvar las vidas de mujeres que primero deben decidir si tienen a sus hijos y estar conscientes de que cualquier decisión tendrá un costo.

Representantes del Fondo de Población de la ONU dijeron que la práctica del aborto no ha reducido la ignorancia, violencia y pobreza, ¿cuál es su opinión?
Se podría pensar que las personas que están en desventaja por ser más pobres o tener niveles educativos menores serían las que más abortan, pero tendríamos que ver eso según las estadísticas, pero yo creo que no es así. En Yucatán, por ejemplo, se puede abortar por razones económicas.

En realidad, a las personas con más recursos este asunto del aborto no les importa. Es un tema no hablado, pero una familia que tiene dinero manda a sus hijas a otros países para que realicen el aborto. No obstante, el fenómeno no está bien documentado porque son temas que no se discuten en la sociedad que tiende a ser conservadora, así como tampoco habla mucho de las preferencias sexuales.

Para que podamos discutir estos temas abiertamente, así como hablarles de sexo a los hijos, se requiere que pasen muchas generaciones, pues si bien la sociedad actual no es igual a la de los veinte o treinta, en estos temas cambia lentamente. Por mencionar un ejemplo, estoy sorprendida que en una televisora oficial, el Canal 22, transmite los domingos a las cero horas un programa sobre homosexualidad; mientras, en la televisión estadounidense en los setenta ya se discutían estos puntos. Tenemos 38 años de diferencia, pero eso se debe a los ritmos y cambios que cada sociedad tiene.

Como el aborto no se discute porque es un tema de controversia, tampoco tenemos manera de hacer aseveraciones reales de lo que está pasando con los datos del aborto. Usted no podría hacer una encuesta y preguntar: ¿Usted ha abortado? Le van a decir que no porque, además, una mujer lo negaría. Hace falta apertura y que la investigación se dedique a estas problemáticas, pero incluso para ello se requiere cambiar mentalidades.

Como parte de la polémica también se vio al aborto como una forma de esclavizar a la mujer y convertirla en objeto sexual.
Eso no es cierto porque la mujer ya está convertida en un objeto sexual; que uno de los resultados de ser objeto sexual es que uno pueda quedar embarazada es cierto. ¿Qué son todas las cuestiones de pornografía, los concursos de belleza y eso de exigir que la mujer sea alta, delgada y con bonitas formas? Eso no es para las mujeres, es para el otro sexo. Esa afirmación no se sostiene por donde se vea.

Es similar cuando se dice que el uso de condón provoca libertinaje y promiscuidad en las relaciones sexuales. Que me disculpen, pero no se puede frenar el impulso sexual en los jóvenes una vez que, como ellos mismos dicen, “se les alborotan las hormonas”.

Con la educación se frena, controla o se establecen pautas desde que son niños. Debemos reconocer que se llega a la edad en que se despierta el apetito sexual no con fines de reproducción, como lo dice la Iglesia, sino por el mero placer y satisfacción sexual.

Es nuestra responsabilidad en función de los valores decirles a los jóvenes que el disfrute sexual puede tener ciertas consecuencias y que deben aprender las medidas de precaución. También tenemos reglas sobre cuándo es apropiado que comience su actividad sexual. Entonces, no es cierto que el aborto vaya a aumentar la promiscuidad, tampoco es cierto que el condón lo vaya a provocar. Ésas son falacias mal planteadas.

Mientras que en Yucatán la legislación permite el aborto por razones económicas, en el norte del país diputados pusieron “candados” a su legislación, ¿esto es posible?
Eso es debatible porque las constituciones siempre son sujetas a modificación, aun con los candados que quieran. Si ahorita el candado dice que la vida comienza en el momento de la concepción, al cambiar la Legislatura y el gobernador puede llegar una propuesta y se modifica la Constitución.

Los candados son removibles, pero depende de la voluntad de las personas y de las cámaras legislativas; sin embargo, en todas las legislaturas las mujeres son minoría y su fuerza negociadora es poca, por lo que no es fácil que pase en los estados.

Los pasos del DF son garbanzos de a libra. El DF tiene ya algunos años de estar gobernado por un partido de izquierda que aparenta tener ideas más progresistas en estos aspectos; a lo mejor en otros aspectos no es tan progresista, pero al menos en este caso ha dado prueba con la despenalización del aborto y la ley de convivencia.
Nosotros tendríamos que sentarnos a revisar estado por estado para conocer las condiciones y poder hacer un pronóstico. Lo que siempre se ha sabido es que las ideologías conservadoras no apoyarían estas medidas, tendrían que ser ideologías liberales o progresistas.

¿Qué le espera a Veracruz?
Mi pronóstico para Veracruz es que aquí no va a suceder, al menos no en estos momentos. Al igual que en todas las entidades, nuestro estado tiene una parte de mujeres y hombres progresistas, desafortunadamente están en minoría. Son temas que no se van a discutir fácilmente, pero siempre hay que confiar que esto no es para siempre, que los tiempos son cambiantes.

Confío mucho en que las generaciones jóvenes tengan una actitud diferente porque los tiempos para ellos van a ser muy difíciles, y quizá sigamos viendo madres solteras con niños maltratados porque cuando una mujer no está preparada para tener la responsabilidad de los hijos, vuelve a las criaturas seres miserables porque les estropea la vida, eso es algo que nos debiera quedar claro.

Incluso, en el mejor de los matrimonios hay que evaluar si uno entiende lo que es tener hijos y lo que uno hace con ellos. Lo mismo es respetable que una mujer me diga que no quiere tener hijos y la que quiera tener 10 si está consciente de lo que está haciendo.