Barack Obama:
fenómeno, no producto mediático
El candidato demócrata se presentó
como una alternativa a la vieja clase política. Enfatizó
su condición de integrante de una minoría étnica,
pero no desde la perspectiva de la reivindicación histórica,
sino como la prueba viviente del éxito por la vía
del sistema: José Luis Cerdán
Fernanda Melchor y Juan Carlos Plata
Desde la portada del Chicago Tribune del 5 de noviembre pasado,
Barack Obama sonríe, en la parte baja de la portada
se lee “Obama, nuestro próximo presidente”;
el Washington Post de la misma fecha sentencia “Obama
hace historia, Estados Unidos decididamente elige al primer
presidente negro”; el New York Post simplemente lo saluda
a toda plana “Señor Presidente”.
Apenas unas horas antes, Obama –de 47 años, hijo
de un migrante keniano y una mujer blanca de Kansas, criado
en Hawaii y avecindado en Chicago, de meteórica carrera
política (tan sólo ocho años en un cargo
público) y senador por Illinois– se convirtió
en el presidente electo de Estados Unidos (EU), el número
44 de la historia.
Desde el año pasado el “fenómeno Obama”
se apoderó de importantes espacios en medios masivos
de comunicación de todo el mundo –incluidos los
europeos que tradicionalmente han desdeñado el acontecer
norteamericano– e incluso de canales de comunicación
emergentes, como el Internet y los mensajes de texto en teléfonos
celulares.
De acuerdo con José Luis Cerdán
Díaz, académico de la Facultad de Ciencias
de la Comunicación (Facico) de la UV, todos los
funcionarios públicos contemporáneos, particularmente
los de EU, son productos mediáticos irremediablemente
y todas las campañas electorales pasan hoy por
los medios, en especial por los electrónicos.
“Sin embargo, esto no quiere decir que la
construcción de la imagen de Barack Obama sea lo
único que explica su triunfo electoral. Hay factores
que no deben perderse de vista: el desastroso gobierno
de George W. Bush; el fracaso de la guerra en Irak y las
mentiras que se han venido descubriendo en torno a ella;
la crisis financiera que ya empieza a traducirse en problemas
económicos para la clase media norteamericana;
la instauración de una perspectiva políticamente
correcta respecto de la integración racial; además
de los errores detectables en la campaña republicana”,
sostuvo.
Para Carlos Villarreal Morales, también catedrático
de la Facico, más que un producto mediático,
Obama es un fenómeno mediático, ya que hoy
en día, casi toda experiencia del mundo se da en
términos de medios de comunicación, pero
en el caso del presidente electo, hay que hacer otro tipo
de consideraciones de carácter social.
“La visibilidad, la mirada, la percepción
del hombre común se da –o se recrea–
a través o con arreglo a los medios de comunicación.
Las hambrunas en África no existen para buena parte
de la opinión pública porque han dejado
de ser fenómenos mediáticos. Barack Obama
es un fenómeno mediático, pero también
es otras cosas. Ser sólo mediático es ser
el eco de nada”, aseguró. |
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Por su parte, el catedrático e investigador de la
Facico, Genaro Aguirre Aguilar, afirmó que si bien
el estilo de hacer política de Obama, la frescura en
su discurso junto al diseño de imagen que le construyeron,
cayó muy bien en las fórmulas mediáticas,
él mismo no es un producto de los medios de comunicación.
“Lo que es cierto es que sí es un fenómeno
mediático, especialmente por la expectativa generada
en muchos lugares del mundo, en donde ciudadanos en los días
previos a la elección se sumaban como sus seguidores”,
dijo.
Cerdán Díaz resaltó el uso de las redes
virtuales por parte del equipo de campaña de Obama;
en youtube.com la “chica Obama” alcanzó
la celebridad desde el año pasado y el anuncio de su
compañero de fórmula, el senador Joe Biden,
se dio a conocer, en primera instancia, por medio de mensajes
de texto en celulares.
“Esas redes le permitieron el acopio de grandes recursos
–se calculan alrededor de mil 500 millones de dólares
gastados– que se usaron en publicidad en los grandes
medios masivos de comunicación.
”Simbólicamente Obama es hoy un político
nuevo, independiente de la vieja clase política, ajeno
a los intereses de los grandes tiburones financieros –que
compran candidatos con sus donativos millonarios a sus campañas–,
exitoso a pesar del color de su piel y, en ese sentido, doblemente
legitimado”, dijo.
Villarreal Morales aseguró que Obama supo tejer una
imagen que resumía todas las historias sin final feliz
en su país y puso a decisión de los norteamericanos
si esta vez podían darse un happy ending.
“Mezcló Luther King con recesión, minorías
con esperanza. Y al final los medios –que tienen sus
propios intereses– decidieron no volver a jugársela
con George W. Bush. De otra forma, hubieran avalado alguna
acción parecida a la de Florida hace cuatro años,
de última hora”.
Para Aguirre Aguilar, el candidato Obama fue suficientemente
inteligente y táctico para generar las condiciones
de apropiación que hizo la comunidad, no sólo
la negra sino también la blanca, que finalmente lo
llevó a la presidencia.
“En todo esto fueron particularmente
importantes las plataformas comunicacionales, convencionales
y digitales, pero sin duda detrás de ello hubo
inteligencia electoral de un personaje que supo ir más
allá del marketing para aprovechar y resignificar
los usos de su imagen, sus ideas o lemas de campaña”,
sostuvo.
De acuerdo con Magali Corona, en el aspecto simbólico,
el triunfo de Barack Obama se construyó en la decisión
de no construir su discurso sobre el resentimiento común
de las minorías; “es decir, al ser afroamericano
se daba por sentado –cuando menos en la percepción–
que puede ser empático con los grupos vulnerables,
pero su discurso siempre fue proactivo y no sólo
de confrontación”. |
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La práctica política
En cuanto a la práctica política, los académicos
coincidieron en que Obama no es un político de ruptura
pues conserva muchas de las prácticas habituales de
la clase gobernante mundial.
“Los candidatos dicen lo que la gente quiere oír;
matizan lo que asusta o polariza; evaden lo que compromete
una postura fija; ocultan lo que mina su imagen pública.
Lo cual no significa inmediatamente que Obama miente o engaña”,
sostuvo José Luis Cerdán.
Genaro Aguirre dijo que de cara al mandato de Obama no tendríamos
que echar las campanas al vuelo aún, pues sabido es
la cantidad de problemas internos y externos que tiene EU.
“Lo cierto es que Obama parece estar más cercano
a la autenticidad, algo que mostró desde las preliminares
del Partido Demócrata, cuando contra todos los pronósticos
fue ganando un lugar hasta desbancar a quien muchos considerábamos
era la mejor opción”, aseguró.
Por su parte, Carlos Villarreal, usando la metáfora
del lobo vestido de oveja, dijo que Barack Obama está
“indudablemente al frente –no necesariamente al
mando– de una manada de lobos. Entonces sería
preocupante que fuera una oveja, por el bien de todos, espero
que no sea una auténtica oveja”.
El factor racial
Por obvias razones, una de las circunstancias que más
llamaron la atención de la campaña, fue el origen
étnico de Obama. Cerdán Díaz desestima
el tema porque el presidente electo es un afroamericano que
ha vivido y se ha desarrollado fuera de los ámbitos
tradicionales de ese grupo étnico. Su educación
–formal y familiar–, sus hábitos, su perspectiva
de la vida, su visión de la política, difícilmente
se contrastan con la de cualquier político angloamericano
promedio.
“No proviene de una familia de esclavos. No vivió
la discriminación brutal. Su madre era blanca y sus
abuelos europeos. Su padre no fue llevado a EU como esclavo,
sino que migró de Kenia por razones económicas
y después regresó a su país. Es decir,
Obama es sólo circunstancialmente negro”, dijo.
Y apunta, que siendo parte del mismo stablishment –egresado
de Harvard, senador–, Obama se presentó como
una alternativa a la vieja clase política. Enfatizó
su condición de integrante de una minoría étnica,
pero no desde la perspectiva de la reivindicación histórica,
sino como la prueba viviente del éxito por la vía
del sistema (el sueño americano al alcance de todos…
incluidos los negros).
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