Ni siquiera San Miguel
de Allende registra semejante efervescencia
JazzUV, la mejor escuela musical
de México: Rodrigo Villanueva
Clínicas y conciertos, oportunidad
única
para los músicos jóvenes
Aquí se encuentra la mejor escuela musical de
la República”, aseveró Rodrigo Villanueva,
director de la Lab Band de la Universidad Northern Illinois,
refiriéndose al Primer Festival Internacional
JazzUV, que organiza la Universidad Veracruzana (UV)
y coordina el pianista veracruzano Edgar Dorantes. |
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JazzUV alcanza una estatura acorde con la nutrida actividad
que, en este contexto, es propia de la ciudad de Xalapa, dijo
Villanueva, y comparó favorablemente a la capital veracruzana
con otros centros musicales en México.
Desde luego que hay centros musicales como San Miguel de Allende,
en Guanajuato, que es un caso sumamente especial y que se
distingue por ser morada de muchos ejecutantes de jazz, y
con un renombrado festival que reúne anualmente a centenares
de aficionados, “pero eso es distinto”, anota
Villanueva.
“En San Miguel viven muchos músicos extranjeros
retirados que generan actividad pero no la escuela que hay
en Xalapa, donde los muchachos se preparan continuamente,
cuentan con un ambiente propiciado por la UV. Es por ello
que veo por decenas de bateristas, ejecutantes de metales
jóvenes, percusionistas, tecladistas y bajistas. Todos
son gente joven y nueva”
El impulso que Xalapa y la UV otorgan al jazz es básico
en el contexto de la profesionalización, de acuerdo
con la observación de Villanueva. Recuerda que hace
10 años era imposible para un músico vivir exclusivamente
de tocar jazz, por lo que se veían en la necesidad
del “hueseo”.
Los directamente beneficiados
Las clínicas programadas con gentes como Giovanni
Figueroa, la Lab Band de la Universidad de Illinos que
dirige Rodrigo Villanueva, Roberto Vizcaíno, Miguelito
Cruz, Francisco Mela, Gabriel Hernández, Jason
Palmer y muchos más, así como las audiciones
en diversos recintos, se significan como un bagaje de
enseñanza invaluable para los músicos regionales.
Ray Caddó, humilde saxofonista que casi ha perdido
la vista y a quien frecuentemente se ve tocar en la calle
de Enríquez para hacerse de algunos pesos, comenta:
“Es una maravilla la enseñanza de tanta gente
importante. Me sería muy difícil pagar unos
cursos así, de modo que esto es para mí
uno de los más brillantes aciertos de la UV. Conocer
a estos artistas y tener la oportunidad de aprovechar
su sabiduría, es como si se me abrieran las puertas
del cielo”. |
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Lucio Sánchez, ex director de Orbis Tertius, comenta:
“Esto es uno de los proyectos mejor logrados por la
UV. Basta con ver la cantidad de jóvenes reunidos para
darnos una idea de su importancia. Todo esto es el producto
de una iniciativa que se dio hace muchos años con Memo
Cuevas y que ahora continúa dignamente Edgar Dorantes”.
El bajista Óscar Terán: “Los buenos ejecutantes
saben que aquí están sucediendo cosas, y el
festival JazzUV es una de ellas. También ha funcionado
para que los jazzistas nos integremos, porque lo que nos caracterizaba
era una evidente desunión”.
Rolando Alarcón, baterista en Orbis Tertius: “JazzUV
contribuye a engrandecer a nuestra ciudad y su naturaleza,
tanto musical como cultural. El hecho de que sea gratis y
para toda la gente es parte de un cambio de mentalidad. De
ninguna manera abarata el concepto”.
Javier Cabrera, percusionista: “Con Edgar y su equipo,
JazzUV toma la delantera en educación musical. Este
festival responde a la inquietud de la gente, en el sentido
de contar con buenos eventos sin importar la crisis por la
que atravesamos. Artistas como Ray Caddó son los más
beneficiados porque la dureza de la situación monetaria
hace que no puedan sufragarse los costos de clínicas
como las que se imparten aquí. La UV ha retomado su
función primordial de entregar cultura a la ciudadanía,
sin afanes lucrativos”.
Rodrigo Álvarez, percusionista y timbalista de concierto:
“No sé cómo le hicieron para traer a estos
artistas de primera calidad. Desde luego que la escuela de
JazzUV viene a ensanchar las posibilidades de los músicos
y de los melómanos. Todos tienen cabida aquí
y se justifica plenamente la tradición musical xalapeña.
No es necesario ser músico para aprovechar estas magníficas
clínicas musicales”.
Opiniones similares enunciaron el flautista Carlos Aranda,
el tecladista Alonso Blanco, el percusionista Cándido
Hernández y muchos más, quienes observan con
beneplácito esta iniciativa de la UV.
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