Los programas institucionales,
con más trabas que apoyos
No estamos preparados para recibir a
migrantes que retornan: Garrido
Edith Escalón |
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En octubre pasado, mientras el gobierno mexicano insistía
en que la “desaceleración económica”
de Estados Unidos (EU) no afectaría a nuestro país,
los medios de comunicación dieron cuenta del retorno
masivo de miles de migrantes mexicanos, provocado por la crisis
y el recrudecimiento de las leyes de inmigración, y
pusieron en la agenda nacional las consecuencias negativas
que este problema tendría para el país.
De hecho, organismos internacionales como la Comisión
Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL)
calculaban que la recesión expulsaría de dos
a tres millones de connacionales. Sin embargo, dos secretarios
de Estado –el del Trabajo y el de Economía–,
aseguraron entonces que México estaba preparado para
ofrecerles empleo y condiciones para vivir mejor, postura
que secundaron otros gobernantes. Hoy, los pronósticos
ya no son tan optimistas.
Aunque no hay estadísticas precisas sobre la magnitud
del problema, el hecho es que –obligado por la crisis,
la deportación o los ataques raciales– el retorno
de migrantes va en aumento y se ha convertido en un foco rojo
para el país, que tendría que considerarlos
en las demandas de empleo, vivienda, servicios básicos,
cobertura médica y educativa.
El problema no es menor. De acuerdo con las estimaciones de
CEPAL, 25 por ciento de los mexicanos radicados de manera
indocumentada en EU regresaría, y la problemática
se concentraría en los estados que han expulsado la
mayor cantidad de migrantes, entre ellos Veracruz. La pregunta
obligada sigue siendo la misma: ¿Estamos preparados
para recibirlos?
Carlos Garrido de la Calleja, coordinador de la Red Articuladora
de Estudios Migratorios (RAEM) de la Universidad Veracruzana
(UV), que en los últimos siete años ha realizado
investigaciones sobre el tema en los ámbitos local,
regional, nacional e internacional, comparte con UniVerso
su opinión y algunos casos que muestran que falta mucho
por hacer en materia de investigación, acción
y colaboración institucional para mitigar los efectos
del retorno masivo de mexicanos.
¿Veracruz está preparado para recibir
a sus migrantes?
Los casos que hemos analizado en los estudios de la Red de
Migración muestran que no. Por citar un ejemplo, niños
migrantes que vivían con sus padres en Nueva York y
retornaron a Cardel y Úrsulo Galván entre 2007
y 2008 han tenido
serios problemas para inscribirse en las escuelas primarias
y secundarias locales, y aunque en escuelas americanas tenían
notables calificaciones, en las veracruzanas bajaron considerablemente.
No entienden el español; están descontextualizados
de las efemérides, tradiciones y fiestas regionales;
sus profesores no cuentan con la formación ni mucho
menos con material didáctico bilingüe para trabajar
con ellos, lo que muchas veces origina su deserción
escolar. Y es que hasta el momento, en Veracruz no se cuenta
con un programa especial que atienda estos casos. Lo mismo
sucede en cuanto a salud, vivienda o empleo.
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¿Hay estrategias federales
que ofrezcan opciones en las zonas que generan más
migración, a donde tentativamente se concentraría
el problema?
Las hay, aunque no funcionan adecuadamente. Desde antes
de la crisis actual, el gobierno federal, por ejemplo,
ha buscado redirigir la inversión de los recursos
económicos de los migrantes de retorno (y las remesas
de los que siguen en EU) con el Programa 3 x 1, que se
enfoca a la inversión de proyectos que promuevan
el desarrollo social de sus comunidades de origen combinando
el dinero de migrantes con aportes gubernamentales. El
problema de este programa, según los veracruzanos
de retorno que hemos entrevistado, es que no atiende las
propuestas de inversión que desde su perspectiva
podrían resultar exitosas. |
Los productores de mango de la zona de Actopan han solicitado
apoyos desde 2003 para montar fábricas despulpadoras
y los de Tuzamapan han demandado montar una empresa juguera.
Ambos casos buscan impulsar el desarrollo regional y economías
familiares rurales, pero ninguno ha sido atendido.
¿Los programas del gobierno estatal tienen
menos restricciones, funcionan mejor?
Realmente no. Es cierto que el retorno no era considerado
un problema grave hasta que los medios lo evidenciaron, pero
la atención a estos problemas sigue siendo marginal
y desarticulada. Cito otro ejemplo, el de un grupo de campesinos
cañeros. Al regresar de Nueva York en 2005, decidieron
juntar sus remesas para comprar maquinaria y trabajar en la
siembra y cosecha de la caña de azúcar, pero
vieron frustrado su intento cuando la respuesta del gobierno
estatal fue que debían esperar la convocatoria de proyectos
de inversión y todavía, ver si reunían
los requisitos para recibir el apoyo solicitado.
En los estudios de la Red conocimos también el caso
de Fernando, quien a su regreso de Nueva Jersey quiso comprar
taxis y generar un pequeño mercado de trabajo en su
región de origen; la respuesta del gobierno fue también
negativa: debía tener antigüedad mínima
de 10 años como taxista. Algo similar sucedió
con aquellos que solicitaron apoyo para poner una máquina
despulpadora de mango, enlatarlo y venderlo; la respuesta
fue que, momentáneamente, el apoyo para esa fruta no
estaba en las prioridades de los gobiernos estatal ni federal.
También hay otros programa federales y estatales que
en el afán de protagonismo institucional llegan a duplicar
recursos (económicos y materiales), como es el caso
de la Secretaría de Salud, el IMSS y el Seguro Popular,
los cuales cuentan con un presupuesto amplio para atender
la salud de los migrantes, pero no cuentan con una estrategia
de coordinación con los municipios que les permita
atenderlos.
¿Esas dificultades obligarían a
los migrantes a regresar al campo veracruzano en las mismas
condiciones en las que trabajaban antes de partir? ¿Podrían
tal vez reactivarlo?
Sólo si traen recursos. De ser así, podrían
capitalizarlo temporalmente supliendo la ausencia, omisión
y retención de créditos por la que pasan recurrentemente.
Pero huyendo de una crisis como la de EU no se ve muy probable
este escenario.
Encima de todo, hay un problema serio que no se ha contemplado.
En los campos cañeros, por ejemplo, la migración
acelerada de 2001 a la fecha provocó la pérdida
de mano de obra y eso motivó la compra de máquinas
cosechadoras y alzadoras de caña. Al tratar de regresar
a estos trabajos, los migrantes de retorno ahora tendrían
que desplazar a la tecnología, que en muchos casos
los ingenios ni siquiera han terminado de pagar, o bien, que
ya pagaron pero debe continuar generando ganancias a las organizaciones
cañeras para recuperar la inversión. Esto es
algo que demandará la intervención y mediación
de autoridades y un vivo ejemplo de lo que podría ocurrir
en este 2009. En todo caso, y como han señalado ya
otros analistas e investigadores del tema, si en EU hay crisis,
México está peor.
¿Cómo hacer frente a un problema
que se antoja inevitable cuando hay indicios de que “estar
preparado” significa un esfuerzo y coordinación
interinstitucional que no existe?
Creo que lo más sensato sería buscar arraigar
o aprovechar tanto el capital material como humano de los
migrantes de retorno, diseñando, evaluando y rediseñando
los programas a partir de las necesidades de inversión
social, cultural y económica de este grupo. También
es impostergable un diagnóstico que genere información
sobre el tema, un padrón de migrantes confiable y el
diseño y operación de una intervención
interinstitucional que articule los programas sociales de
orden federal, estatal y municipal. El Programa 3 x 1 no la
tiene, por ejemplo, por eso no ha podido adaptar los criterios
de operación y apoyo a proyectos que atiendan las necesidades
de los veracruzanos.
No hay que olvidar que el retorno de migrantes implica que
los niveles de desempleo se incrementarán aún
más porque ahora el gobierno tendrá que contabilizar
a quienes regresan al país, y que nunca han sido considerados
ni como parte de la población económicamente
activa ni de los planes de desarrollo, mucho menos en el presupuesto.
¿La UV ha generado información
que pueda orientar a los gobiernos en el diseño de
estrategias para enfrentar el retorno?
El trabajo en esta materia es incipiente. Los estudios existen,
pero el problema no ha sido abordado a profundidad, como en
su caso los cruces fronterizos y la llegada a EU. En el Instituto
de Investigaciones Histórico-Sociales coordinamos esta
red que agrupa a investigadores de diferentes disciplinas,
pero es evidente que ante este panorama tendremos que hacer
estudios más puntuales.
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