Dirección de Comunicación
Universitaria
Departamento de Prensa
Año 9 / No. 352 / Abril 20 de 2009 Xalapa • Veracruz • México Publicación Semanal

En tres años arraigaron el prestigio social de la UV

Los universitarios “se dieron a querer en Uxpanapa”: pobladores

“Treinta años con diabetes y viera que aquí vine a saber lo que era un médico de confianza”: Melitón Maldonado

La vocación, capacidad, compromiso y solidaridad de los universitarios ha quedado probada en Uxpanapa

Edith Escalón

Uxpanapa, Ver.- No es una escuela ni un hospital, pero aquí más de 14 mil personas de 19 comunidades chinantecas, zoques y totonacas han recibido servicios de salud, cursos de computación, primeros auxilios, nutrición, talleres de manualidades, pláticas de educación sexual y ambiental, orientación profesional, apoyo legal y capacitación para proyectos productivos.

La Casa de la Universidad Veracruzana (UV) en el Uxpanapa está rodeada por consultorios y su explanada igual es sala de espera que patio de juegos, galería, plaza pública o salón de fiestas, según la agenda y el calendario. Mientras despacha refrescos, María Ortega mira desde su tienda la casa “más bonita” de la Chinantla, cabecera municipal de Uxpanapa: “Yo había creído que era una escuela de niños, ya luego supe que así es la Universidad, que es como una escuela pero para todos”.

Esta Casa UV –uno de sus siete centros de desarrollo comunitario– es la sede más distante de la máxima casa de estudios. Llegar desde Xalapa toma nueve horas en coche o 12 en autobús, con dos escalas. En el extremo sureste del estado, en los límites con Oaxaca, rodeados por selvas intocadas, plantaciones de caucho, ríos y manantiales, la vocación y el compromiso de los universitarios arraigaron en sólo tres años el prestigio social de la Universidad.

“Los muchachos se dieron a querer desde el principio, ¡viera cómo lo atienden a uno!, sonriendo, como de buena gana”. A sus 65 años, Melitón Maldonado “Don Meli” asegura que no ha tenido mejor atención que en la Chinantla: “30 años con diabetes y viera que aquí vine a saber lo que era un médico de confianza”.

Puertas abiertas hasta de madrugada
Para los 25 mil habitantes de Uxpanapa sólo hay un hospital en el poblado “Laguna” con 11 camas, un quirófano y dos consultorios. La atención en las escasas clínicas rurales se limita a curaciones y consulta externa de ocho de la mañana a cuatro de la tarde. Poco personal, muchos pacientes, largos tiempos de espera, distancias cortas desde los poblados que se hacen largas con caminos en mal estado, y hasta la calidad del servicio y la atención; por todo, la gente sólo va cuando es muy necesario.

En cambio, en la Casa UV duermen, comen y trabajan los seis egresados de Medicina, Odontología, Enfermería, Trabajo Social y Nutrición que forman la brigada. Su presencia es permanente en la comunidad y después de seis meses una nueva brigada los reemplaza. Este modelo fue creado por la UV hace casi 10 años; en Uxpanapa fue implementado en 2005 con el apoyo del DIF Estatal.

Para Cristina Jerónimo ésta es una gran ventaja: “De urgencia les hemos ido a tocar las puertas hasta de madrugada, que un dolor, que un niño con calentura, y ahí vamos, ya sabemos que prenden las luces y nos atienden, que se preocupan; si no fuera por eso hay que ver cómo consigue uno viaje a Laguna o a Acayucan”.

Además de la permanencia, está el profesionalismo. Cristina lo comprobó luego de perder a su primer bebé a los 20 años por una mala atención en el parto: “Aquí todo ha sido muy distinto, me llevaron el control de mi segundo embarazo, me vio la nutrióloga, la trabajadora social, la doctora, nos dieron consultas después del parto, y ahora anticonceptivos; aunque son jóvenes ellos saben lo que hacen”, dijo.

Para los brigadistas, el problema en Uxpanapa es que el Hospital y las clínicas tienen poca aceptación en la comunidad. Don Meli explica: “No se esmeran en el servicio, allá uno tiene que aguantar la enfermedad y los malos humores; además hay equipo de rayos X pero no radiólogo, tampoco hay pediatra, llega uno a los análisis y que no hay las cosas, siempre pasa algo”.

Vocación de servicio a prueba de obstáculos
El diagnóstico universitario muestra que en el municipio casi 23 por ciento de los niños mayores de cinco años no tienen educación y sólo tres mil personas de más de 15 asisten a la escuela; hay analfabetismo y muy pocas escuelas. Los rezagos educativos, como los de salud, son claros indicadores de pobreza.

“Vivimos de la siembra, algunos del ganado, quiera que no otros cazan o talan o les mandan dinero de Estados Unidos”, dice Guadalupe, mujer indígena que vive en el valle desde hace 20 años. Pero lejos de intimidarlos, los problemas de Uxpanapa ponen a prueba la vocación de los muchachos: “Son retos a los que tenemos que ‘entrarle’ con lo que aprendimos, con lo que podemos y tenemos al alcance”, sostiene Noemí Muñoz Espronceda, doctora de la Casa.

Para Mabel Vázquez García, egresada de Nutrición, el trabajo no ha sido fácil: “Cuando veía los casos pensaba, ¿cómo dar dietas balanceadas a una población que sólo puede comer frijoles y tortillas, pollo una vez al mes? Ingeniándomelas, investigando”. Así trata desde hace medio año pacientes que sufren desde diabetes y desnutrición hasta anorexia.

Mabel es de Xalapa, desde hace seis meses viaja 12 horas en autobús para hacer su Servicio Social en la comunidad. Como algunos del equipo, quiere renovar el permiso para quedarse seis meses más en la Chinantla: “No hay mucho que pensar, nos gusta la comunidad y nuestro equipo; hay mucho qué aprender, la gente es agradecida; para nosotros quedarnos no es un sacrificio”.

En entrevista cuentan entre todos cómo las experiencias los marcan. Dicen que ya atendieron dos partos, mordidas de caballo, neumonías, casos de dengue hemorrágico, que han aprendido farmacología y a prescribir para las urgencias cuando la doctora falta. “Una vez tuvimos que convencer a una familia de que una muchacha había muerto, ellos pensaban que estaba en coma y al principio no nos creían; fue bien impactante para todos”.

Nicolás Antonio Antonio es enfermero y traductor. En la región, donde más de 30 por ciento de la gente habla chinanteco, zoque o totonaco y sólo la primera lengua tiene 13 variantes, un universitario indígena es más que necesario: “No entiendo todo pero con lo que sé ha sido suficiente, nunca le negamos la atención a nadie, aunque no hable español”. Él es de Uxpanapa, como Rosalinda López García, la enfermera de cabecera de don Melitón.

Isabel Santiago, coordinadora de la Casa, explica que además de cursos, talleres y actividades recreativas, terapias de estimulación temprana o rehabilitación a pacientes parapléjicos, a la semana ofrecen alrededor de 80 servicios de nutrición, enfermería, odontología y medicina, tanto en la Chinantla como en las otras comunidades que integran el Uxpanapa.

“Somos solidarios”
En septiembre de 2008, cuando la región sufrió una de las peores inundaciones en los últimos años, los brigadistas llevaron hasta la zona zoque del municipio seis toneladas de víveres donadas por académicos y estudiantes, y la atención médica que urgía entonces a 19 comunidades.

Para Graciela Cruz López, enfermera, y Jessica Hernández Cruz, odontóloga, ésta fue una oportunidad “de demostrar a la gente de Uxpanapa que en la UV somos solidarios”. Cuentan que para ir al Poblado 9, a 20 minutos de La Chinantla, viajaron una hora y media trasbordando: “Primero en un camión de volteo, luego en camionetas con los soldados, después subimos en lancha y, al final, con bolsas de ropa y equipos médicos en los hombros, caminamos con el agua hasta la cintura a un caserío completamente inundado”.

Con el respaldo de Enrique Ramírez Nazariega, vicerrector del campus Coatzacoalcos, y del DIF Estatal, la brigada atendió en 19 comunidades a mil 308 pacientes, hizo 453 profilaxis oftálmicas, dio 855 consultas y estableció un cerco epidemiológico en la comunidad de Rafael Murillo Vidal, ante la sospecha de dos casos de dengue hemorrágico.

Desde la dirección de la Casa UV-DIF, Isabel Santiago habla por teléfono con las autoridades, firma reportes, agenda visitas y planea actividades. Para ella, la Casa ha ayudado a mejorar la calidad de vida de las familias de Uxpanapa y, al mismo tiempo, afianzar la vocación de servicio y los conocimientos de los universitarios. “Lo mejor en este proyecto, yo creo, es que todos salimos ganando”.