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Año 9 / No. 353 / Abril 27 de 2009 Xalapa • Veracruz • México Publicación Semanal

Día Internacional del Libro

Ciencia, arte, religión tienen una sola raíz: el libro

La literatura enriquece la ciencia y la ciencia detona creaciones literarias, en una perfecta simbiosis:
Manuel Martínez

El primer obsequio en el que pienso cuando de regalar se trata es un libro. Uno de los primeros temas de conversación con mis amigos es un libro:
Agustín del Moral

Confesión de un sacerdote: “Cuando llegué a la Diócesis del Seminario Menor de Xalapa me daba mañas para leer novelas de Emilio Salgari”:
Teódulo Guzmán

Los libros son como las personas, algunos nos gustan, otras no. Cada uno debe desarrollar sus afinidades y sus intereses:
Víctor Hugo Vázquez Rentería

Redacción UniVerso

Campos que aparentemente tienen poca relación –e incluso algunos que han sido antagónicos, como la ciencia y la religión– encuentran en los libros, en la literatura, raíces comunes, según expresaron destacados miembros de la comunidad universitaria de la Universidad Veracruzana (UV) a quienes UniVerso entrevistó a propósito del Día Internacional del Libro.

El resultado fue un mosaico que integra desde visiones y explicaciones disciplinares, reconocimiento de una génesis en la literatura, hasta francas relaciones personales de cariño con los libros como objetos y la literatura –en sí misma– como una forma de entender el mundo.

Para el académico e investigador de la Facultad de Física e Inteligencia Artificial de la UV, Manuel Martínez, la literatura enriquece la perspectiva del trabajo científico y al mismo tiempo la ciencia detona creaciones literarias, en una perfecta y muy productiva simbiosis.

“No sólo la ciencia ficción es fuente de inspiración científica, porque de alguna forma toda literatura es fantástica”. Cita a Julio Cortázar, Juan José Arreola y Juan Rulfo: “De hecho, un artículo especializado sobre matemáticas, biología molecular o física atómica, puede resultar tan fantástico como un cuento de Arthur C. Clarke, como 2001 odisea en el espacio, Encuentro con Rama o Final de la Infancia”.

Así como obras que en su tiempo fueron consideradas fantasías científicas se quedaron cortas frente al futuro concreto moldeado por la ciencia y la tecnología –el ejemplo clásico es Julio Verne–, Martínez considera un visionario a Michael Crichton, quien ha escrito La amenaza de Andrómeda, Parque Jurásico y Congo, entre otras obras.

Por su parte, Agustín del Moral, actual encargado de la Dirección General Editorial de la UV, hombre de letras por profesión y por convicción, aseguró que los libros son una especie de carta de presentación con los otros.
“El primer obsequio en el que pienso cuando de regalar se trata es un libro. Uno de los primeros temas de conversación con mis amigos es un libro: el libro que se está leyendo, el libro que acaba de aparecer, el libro que Fulano recomienda”, sostuvo.

Y como una muestra de la cercana relación que guarda con sus libros, detalla: “Ante pocos hechos me cuesta tanto trabajo transigir como ante la pérdida de un libro. Pocas cosas me duelen tanto como perder un libro, sobre todo un libro que está en mis gustos o mis preferencias, un libro que presto con toda la buena fe del mundo o un libro que espero que me sea devuelto tan pronto como es leído”.

Al hablar de los tres autores que han sido más significativos en su vida, Del Moral Tejeda menciona a León Trotsky, por su Autobiografía y sus repercusiones históricas y sociales; Dostoievski, en cuento a la novela; y César Vallejo, por el lado de la poesía.

Teódulo Guzmán, sacerdote católico y asesor de la Maestría en Educación de la UV y que fuera catedrático de la Facultad de Pedagogía sostiene que sin el libro no se entiende la historia de la Iglesia ni la misma religión cristiana.

“Nada más La Biblia ha sido traducida a todos los idiomas, incluso hay una traducción reciente al tzeltal –lengua indígena de Chiapas– por parte de un jesuita indígena, pero hay traducciones a otras lenguas indígenas”, sostuvo.
En cuento a su formación personal, Teódulo Guzmán confiesa: “cuando llegué a la Diócesis del Seminario Menor de Xalapa, junto con mi compañero José Benigno Zilli Mánica, nos dábamos mañas para leer novelas de Emilio Salgari y de otros autores”.

Explica además que los libros siempre han sido importantes en su vida, “no sólo en mi formación como jesuita; desde niño me gustó leer, recuerdo que en casa de mis padres leí todos los libros que ellos tenían (que no eran muchos), me volví un aficionado lector, y después, en el primer periodo en mi formación en letras, en literatura novohispana, literatura española, literatura universal”.

Esta afición a la lectura se extendió al campo profesional cuando se volvió investigador: “Trabajé 14 ó 15 años con Pablo Latapí Sarre, que entonces era director de los Centros Educativos; por supuesto, antes en mi maestría en
Educación en la Universidad de Colombia hubo que leer muchísimo”.

Aficionado irredento, declara: seguiré leyendo, por ejemplo ahora leo El viaje, de Sergio Pitol, también leo periódicos y sobre todo libros que tienen que ver con la educación.

Para el escritor y académico de la Facultad de Letras Españolas de la UV, Víctor Hugo Vázquez Rentería, los libros son como las personas, algunos nos gustan, otros no, y cada persona debe desarrollar sus afinidades y sus intereses.

Tomando en cuenta esto, generar el hábito de la lectura requiere establecer parámetros para definir qué se puede desarrollar en cada persona.

“Uno se enamora de los libros, como estudiantes o maestros de literatura debemos estar abiertos a los cambios de opinión, porque podemos afirmar que no nos interesa tal o cual tipo de literatura o autor o que no tenemos las estrategias necesarias para poder leer una gran novela, y si nos encontramos con el libro adecuado podemos cambiar de criterio inmediatamente”, sostuvo.

En cuanto a la promoción de la lectura, Vázquez Rentería sostuvo que muchas veces son los propios maestros quienes bombardeamos de mala información a nuestros alumnos, diciéndoles que no leen y que no escriben.

“En realidad sí hay hábitos de lectura y escritura, las revistas, los periódicos, incluso ahora con los mensajes de texto, el Internet y el ‘chat’, los jóvenes están leyendo y escribiendo. Lo importante, ahora, es encaminar esos intereses en una manera en que sean verdaderamente provechosos para los jóvenes”, aseguró.

Una promoción efectiva de la lectura debe reconocer lo que los chicos leen, detectar gustos personales y tener las condiciones adecuadas para que la lectura fructifique; por ello, el académico recomendó a los maestros buscar por anticipado textos que generen la empatía de sus alumnos y ofrezcan puntos de interés común para que la lectura se vuelva un ejercicio cotidiano.