El sistema de justicia mexicano es
un desastre monumental: Alberto Olvera
Se requiere, dijo, de
un cambio constitucional que resuelva cómo hacer
gobernable una democracia que tiene tres partidos principales
“Los presidentes
municipales están pensando qué cargo ocupar
después, se roban el dinero en el tercer año
a toda velocidad porque se les acaba el tiempo y hacen
pactos con quien no deben porque están obligados
a ello”, comentó
Alma Espinosa
El sistema de justicia mexicano es un
desastre monumental y el orden constitucional que lo
sustenta apenas empieza a ser tocado por una reforma
judicial, que ha iniciado por la periferia traducida
en juicios orales, en vez de entrar por lo sustantivo,
que es el problema del ministerio público, aseguró
el investigador de la Universidad Veracruzana (UV) Alberto
Olvera Rivera.
La reforma judicial pudiera tomar como base distintos
modelos internacionales que han tenido éxito
en cuanto a la función del ministerio público,
a la par con esto debe darse de manera inevitable una
reforma constitucional, advirtió Alberto Olvera
durante el seminario “Democracia, procesos electorales
y participación ciudadana”, organizado
por el Instituto de Investigaciones Histórico-Sociales
(IIH-S) de la UV y la Universidad Autónoma Metropolitana. |
Alberto Olvera Rivera, del
Instituto de Investigaciones Histórico-Sociales
de la UV |
El académico comentó que la Suprema
Corte de Justicia sólo resuelve conflictos entre poderes
y niveles de gobierno, y no es activa en cuanto a la consolidación
del derecho de la ciudadanía, que es lo que hacen otras
cortes en un periodo de transición a la democracia.
El maestro y doctor en Sociología aseguró que
México tiene una reproducción moderna del autoritarismo
pasado. Negó que sea posible decir que existe un régimen
democrático en el sentido más radical de la
palabra. Se requiere, dijo, de un cambio constitucional que
además resuelva un problema añejo: cómo
hacer gobernable una democracia que tiene tres partidos principales.
“No veo claramente cómo se pueda resolver esto
a corto plazo. Un sistema presidencialista con un poder legislativo
relativamente fuerte puede, a lo mejor, funcionar con dos
partidos principales, pero con tres necesita otras formas
de equilibrio”, explicó el académico.
Respecto del autoritarismo moderno, recordó que la
no reelección era el mecanismo perfecto para lograr
el título de
régimen autoritario porque permitía un presidente
con poder absoluto durante seis años, sin poder legislativo
tal como lo conocemos, con poderes locales totalmente acotados,
sin recursos y con plazos cortos de gobierno. De tal forma
que el poder federal central determinaba el resto del funcionamiento
del Estado.
Lo anterior no se ha cambiado y lo que ahora se observa es
que, por ejemplo, los gobiernos municipales democráticos
reproducen las prácticas de gobiernos priístas
anteriores porque la estructura sigue siendo la misma. “Los
presidentes municipales están pensando qué cargo
ocupar después, se roban el dinero en el tercer año
a toda velocidad porque se les acaba el tiempo y hacen pactos
con quien no deben porque están obligados a ello”,
comentó.
Respecto de la Constitución Mexicana, dijo que debe
ser rediseñada por los poderes públicos y debe
constituir un Poder Legislativo digno de ese nombre y un Poder
Judicial verdaderamente autónomo y operativo que garantice
el acceso a la justicia, permita transparencia y una renovación
del pacto federal donde queden claramente delimitadas las
competencias y haya efectiva democratización de la
vida pública local.
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