Estudio pionero de la UV


Ibiza Martínez-Serrano
|
Tamiahua
es una guardería de delfines: sus aguas calmas
son ideales para que los más jóvenes aprendan
a respirar, buscar alimento y socializar
La constante presencia
de los delfines hace imperativo crear normas que regulen,
como en Estados Unidos, las vías de tránsito
de las embarcaciones |
Alma Espinosa
La Universidad Veracruzana (UV) es la primera institución
del Golfo de México que se preocupa por estudiar el
ámbito hogareño y la composición grupal
de delfines para, posteriormente, impulsar políticas
públicas para su protección, desarrollar programas
de educación ambiental y conservar la especie.
Con el trabajo de Ibiza Martínez-Serrano, estudiante
del Doctorado de Neuroetología, la UV se coloca como
la pionera en realizar este tipo de investigación en
el Golfo, pues esta especie de mamífero marino sólo
ha sido estudiada en la zona del Pacífico y en otros
lugares hacia el norte del continente y bajo la responsabilidad
de investigadores extranjeros.
Ibiza Martínez comenzó su trabajo en el Laboratorio
de Mamíferos Marinos de la Facultad de Ciencias Biológicas
y Agropecuarias de Tuxpan para reunir información necesaria
y así determinar el ámbito hogareño;
es decir, las áreas específicas que utilizan
los animales para satisfacer sus necesidades vitales, como
son alimentación, reproducción y refugio. Delimitó
su área de estudio a los delfines tonina (Turciops
truncatus) de las costas de Tamiahua, Tuxpan y Nautla.
El tamaño del ámbito hogareño se conoce
al delimitar tiempos y espacios, con el fin de saber si los
delfines son residentes o transeúntes. Por ser animales
costeros se adaptan a las distintas condiciones del ambiente,
lo cual lleva intrínseco cuestiones de comportamiento
para desenvolverse según los estímulos y aprovechar
los recursos de manera eficiente, a lo que se le llama plasticidad
conductual.
Los delfines, indicó Ibiza Martínez, son animales
muy plásticos y oportunistas, pues aunque tengan preferencias
alimenticias, por ejemplo, pueden variar su dieta según
la disponibilidad. Esto también fue incluido en su
tesis de Doctorado en Neuroetología.
Al hablar de los antecedentes, la joven dijo que la especie
comenzó a estudiarse en la década de los cincuenta,
aunque en nuestro país no se había estudiado
de forma sistemática el uso que hacen de su hábitat.
Por ello, éste es el primer esfuerzo que se hace tanto
en el Golfo de California como en el de México.
Destacó que a partir de la década de los noventa
en Veracruz se han desarrollado algunos estudios sobre distribución,
aspectos ecológicos, abundancia y caracterización
de hábitat; los dos últimos se realizaron en
el Laboratorio de Mamíferos Marinos, que a decir de
su titular, Arturo Serrano Solís, actualmente desarrolla
tres grandes proyectos: conteo de manatíes en Alvarado,
uso de los arrecifes del norte de Veracruz y creación
de una red de biólogos dedicados a las cuestiones marinas.
El esfuerzo de Ibiza Martínez se enmarca en un proyecto
de monitoreo ambiental que trabajó el Laboratorio para
Pemex hace dos años. En ese momento interesaba saber
si los delfines hacían uso de las mismas áreas
que los de la paraestatal en cuanto a transporte de personal
e instalación de plataformas. La respuesta fue afirmativa
aunque se concluyó que los niveles de ruido no eran
significativamente altos para dañar a los delfines.
Proyección del estudio
Martínez-Serrano explicó que los delfines
pueden vivir en hábitats cerrados (en grupos pequeños
cohesionados y se desplazan poco) o abiertos (grupos grandes
con gran desplazamiento). Debido a que existen similitudes
entre los mamíferos marinos y terrestres, Martínez-Serrano
también contempla en su estudio la composición
grupal, aunque, aclaró, esta parte todavía
no la concluye porque debe contabilizar los integrantes
de cada grupo de delfines por periodos en hábitats
abiertos, que son en los que enfoca su atención.
De los primeros resultados destacó que la mayor
parte de los grupos tienen en promedio entre dos y cinco
delfines, seguido de los conformados de seis a nueve animales.
El tamaño varía según la localización
y las estaciones, que se distinguen entre nortes, secas
y lluvias.
El estudio, además de generar una nueva línea
de investigación que ha dado por igual respuestas
y nuevas preguntas, sienta un precedente de lo que se
debe hacer para proteger y conservar la especie.
|
|
“La gente no sabe siquiera que hay delfines en Veracruz
y cuando lo ven en las noticias buscan explicaciones como
el calentamiento global, pero en realidad pueden ser vistos
todo el año porque existen poblaciones residentes.
No se conocen ya que casi no hay investigaciones publicadas”,
aseguró Ibiza Martínez.
Por ello, dijo, su trabajo servirá para tareas de educación
ambiental, conservación y generación de bases
para crear políticas públicas de manejo. Un
ejemplo de la utilidad de los conocimientos científicos
es la ley emitida en el Pacífico para observar las
ballenas, que contempla la distancia y el tiempo de observación,
así como los niveles de ruido.
El gobierno no puede saber a qué distancia se debe
acercar una lancha si no cuenta con una investigación
previa, por lo que este estudio da a conocer qué zonas
usan los animales en la parte norte de Veracruz. Además,
servirá también para delimitar el crecimiento
de los puertos y el tipo de embarcaciones.
Al aportar más detalles de su investigación,
explicó que en total navegó 12 mil kilómetros
cuadrados que abarcan desde la punta de Cabo Rojo hasta la
parte baja del río Nautla y por cuestiones de logística
lo dividió en Tamiahua, Tuxpan y Nautla.
Registró cada posición geográfica con
el sistema de GPS donde encontraba delfines que fotografió
para estudiarlos e identificarlos a cada uno, lo cual es posible
porque sus aletas son diferentes.
Anotó observaciones conductuales, tales como navegación,
alimentación, además si tiene crías y
la edad aproximada según su coloración y tamaño.
Luego de hacer los registros informativos y fotográficos,
calificó y adaptó las imágenes para crear
un catálogo, el cual hasta el momento contiene 422
fotos de 285 animales. Gracias a la fotoidentificación
realizó mapas de desplazamiento, determinó el
tamaño de su ámbito hogareño y la fidelidad
al sitio.
Para elaborar los mapas utilizó dos técnicas,
de Polígono Mínimo Convexo y Estimador de Kernel.
Debido a esto ubicó zonas importantes como las desembocaduras
de los ríos y los arrecifes coralinos. Respecto a esto
último, se abrió la interrogante de la relación
entre delfines y arrecifes.
Dijo que Tamiahua es una especie de guardería de delfines
porque sus aguas calmas son ideales para que los más
jóvenes aprendan a respirar, buscar alimento y socializar.
De igual forma, observó un grupo grande de delfines
en la desembocadura de Barra de Corazones, donde existen corales.
La constante presencia de los delfines hace imperativo crear
normas que regulen, como en Estados Unidos, las vías
de tránsito de las embarcaciones. Esto pensado, principalmente,
en los barcos de tránsito de Pemex. Es aún más
importante porque casi todos los grupos de delfines permanecen
dentro de una línea de 10 kilómetros de la costa.
Por lo antes explicado, los delfines están cerca de
las plataformas petroleras y su área está relacionada
intrínsecamente con la actividad humana. Los avistamientos
de delfines en las desembocaduras de los ríos suceden,
dijo, porque éstos arrastran alimento, el cual es abundante
en temporadas de lluvias.
Aunque el trabajo de Ibiza Martínez-Serrano es extenso
aún no termina, pues asegura que no ha visto el número
suficiente de delfines y conforme avanzaba su trabajo de campo
surgieron más interrogantes. Durante años ha
empleado diferentes técnicas de estudio como el marcaje
satelital, pero para tener éxito total todavía
falta entre otras cosas invertir en aparatos de tecnología
avanzada.

|