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Año 9 / No. 366 / Agosto 24 de 2009 Xalapa • Veracruz • México Publicación Semanal



La OSX con Limantour al frente, en la residencia oficial de Los Pinos

OSX: ochenta años de historia/ II

Jorge Vázquez Pacheco

El 5 de septiembre de 1944, mediante un oficio con el sello del Poder Ejecutivo del Estado y del Departamento Universitario, se otorgó el nombramiento de “Director huésped” a José Ives Limantour, lo cual habría de ser una decisión inesperada, pero que marcó la apertura de la segunda etapa en la existencia de la Orquesta Sinfónica de Xalapa (OSX).

Juan Lomán aún era el director titular, pero la designación de Limantour abrió las puertas a quien sería el generador de muchas significativas jornadas.

La insuficiencia del presupuesto era notoria, el dinero para viáticos en giras no permitía siquiera el suficiente consumo de alimentos para cada uno de los instrumentistas, de modo que se procedió a la creación de una asociación
civil que se encargaría se conjuntar patrocinadores y aportar fondos para el mejor funcionamiento.

Así, el 1 de diciembre de 1944 se constituyó legalmente la Asociación Civil Orquesta Sinfónica de Xalapa, que inició sus funciones formalmente el 2 de enero de 1945. El primer Consejo Directivo se estructuró de la siguiente forma: presidente, el entonces gobernador Jorge Cerdán; vicepresidente, Miguel Aguillón Guzmán; tesorero, Eugenio Tena Ramírez; vocal primero, Adolfo Domínguez, y vocal segundo, Eulalio Aguirre.

Adolfo Ruiz Cortines, gobernador de 1944 a 1948, apoyó decididamente el buen desempeño de la OSX. El grupo de funcionarios de la Asociación redobló esfuerzos con la intención de obtener más recursos monetarios y se decidió buscar aportadores en la Ciudad de México, ante la imperiosa necesidad de dotar a los músicos de salarios decorosos.

Ésta había sido una de las exigencias de Limantour: el músico debe vivir para la música misma; por lo tanto, merece las consideraciones que todo artista debe recibir. Por añadidura, la personalidad y el singular estilo de este director –expresivo, flexible y dinámico– atraían sobremanera la atención del público. Si antes los conciertos se veían concurridos por la gente que asistía siguiendo al gobernador Cerdán, más que por escuchar música sinfónica, ahora asistía para seguir de cerca el desempeño de aquel fogoso joven que, por otra parte, contaba con excelentes relaciones en el medio artístico de México y Europa.

El repertorio, además, se nutrió con partituras de mayor exigencia y se planeó la primera gira que abarcaría cinco estados de la República. Paulatinamente, Limantour se hacía de un sitio por derecho propio al frente de la OSX y para 1945 ya era observado como el sucesor natural de Juan Lomán.



Limantour, con el compositor Carlos Chávez y el gobernador Jorge Cerdán
Los artistas-leyenda
Hábil en el podio, en la administración y en las relaciones públicas, Limantour se propuso lograr prodigios desde el primer momento y traer a Xalapa figuras artísticas que al paso del tiempo serían legendarias. De esta forma, el primero en su lista era el violinista de origen polaco Henryk Szeryng, quien se hizo presente para participar en el Primer Festival Beethoven Xalapeño, en el mes de julio, y terminó por aparecer como solista en un total de ocho ocasiones, tan sólo en 1945.

En octubre de ese mismo año, el formidable pianista chileno Claudio Arrau visitó Xalapa para interpretar los conciertos Primero y Quinto para piano y orquesta, de Beethoven. Para ese entonces, el Consejo Directivo de la Asociación Civil OSX había logrado la conjunción de un buen número de firmas comerciales e instituciones dispuestas a hacer llegar a la Orquesta una cantidad monetaria periódica.

Se formó entonces el Comité Patrocinador en la Ciudad de México, integrado por una prolongada lista de personalidades encabezada por Miguel Alemán Valdés, con empresas como Petróleos Mexicanos y la Sociedad Nacional de Productores de Alcohol, entre muchas otras. En diciembre de 1945 se suma a la promoción de la OSX la histórica Asociación Musical Daniel, al organizar una serie de tres conciertos en el Palacio de Bellas Artes, con los solistas Esperanza Cruz al piano, la soprano Irma González y el violinista Henryk Szeryng.

Las críticas fueron del todo positivas para el conjunto, los solistas y, muy especialmente, para un director que muchos habían identificado apenas unos años antes como “un prometedor talento” y que ahora estaba al frente de un conjunto que, procedente de la provincia, se erigía ante los capitalinos como un increíble milagro artístico.

A su regreso a Xalapa, siguió rindiendo frutos la labor de Ives Limantour. Era increíble que a sus convocatorias respondiesen afirmativamente muchos artistas de gran renombre y, por consiguiente, de altas pretensiones monetarias. En 1946 vinieron a tocar con la OSX el pianista Carlos Okhuysen y el violinista Higinio Ruvalcaba, pero el “campanazo” de la época resultó la presencia de Hans Kindler, director de la Orquesta Sinfónica Nacional de Washington y cuya relevancia le había hecho merecedor de la dedicatoria de una obra del compositor judío-suizo Ernst Bloch. Para sorpresa de todos, y con apenas unas semanas de diferencia, se hizo presente también el célebre pianista ruso Alexander Uninsky, todos en el modesto Teatro Lerdo.

Para 1947, la continuidad en el trabajo creador se sostiene de excelente forma y uno de los nombres extraordinarios que aparecen en los programas de la OSX es el de la soprano Mercedes Caraza, depositaria de elogios significativos por parte de Ernesto Lecuona. Ampliado considerablemente el alcance del repertorio, la OSX aborda muchísimas obras que resultan ser estrenos nacionales: Richard Strauss, Benjamin Britten, Serguei Prokofiev, entre otros. Las obras de estos genios de la música del siglo XX se hacen escuchar por vez primera en el recinto de aquella esquina en
las calles de Clavijero y Altamirano, en el centro de la ciudad de Xalapa.



Homenaje a Carlos Chávez, en el Teatro Lerdo,
antes Teatro Cauz
Cómo descubrir talentos
Limantour tenía aquello que muchos denominan “olfato”. Varios de los músicos que nutrieron las filas de la OSX fueron descubiertos por él casi al azar, sin proponérselo siquiera. Uno de estos casos fue el de Francisco Sánchez.

Adelfo, hijo del maestro Francisco Sánchez y actualmente violinista de fina en la OSX, corrobora los detalles relacionados con el ingreso de su padre al organismo. Venían de la Ciudad de México y se detuvieron en el poblado de San Salvador el Seco, en el estado de Puebla, para comer algo en los puestos instalados a orilla de carretera y, de paso, en busca de un baño. Entonces oyeron una banda pueblerina y algunos se acercaron para observar el desempeño de aquellos músicos. Ya desde lo lejos, Limantour había captado el sonido de la tuba, de buena afinación y amplia sonoridad. Dijo que le esperaran, que iba a hablar con el de la tuba.

Era evidente que el tubista de El Seco tenía más que una simple idea de lo que hacía. El director de Orquesta esperó hasta el final de la audición, charló unos minutos con el instrumentista y, al final, éste se integró a la OSX, con la que permaneció hasta que se retiró de la actividad musical. Don Francisco Sánchez aún vive y radica en Xalapa.

Otros casos semejantes fueron el flautista Antonio N. Guzmán, ex integrante de la compañía de títeres de la familia Rosete Aranda, y el clarinetista tlaxcalteca Máximo Romero. Su natural intuición les permitió un desempeño de gran importancia en la vida musical de Xalapa y, por lo mismo, se han convertido en personajes legendarios.

La poderosa convocatoria de Limantour y la OSX era respondida favorablemente por personalidades como Carlos Pellicer, quien fue el narrador del texto en el cuento sinfónico Pedro y el lobo de Prokofiev, en un concierto de homenaje a las madres veracruzanas realizado en el Estadio Xalapeño. A su vez, el maestro hispano-mexicano Rodolfo Halffter dedicó a Limantour la partitura de la suite de su música para el ballet La madrugada del panadero, obra que, desde luego, fue estrenada por la OSX.

¿Una orquesta de esquiroles?
Miguel Alemán Valdés asumió la presidencia de la República el primer día de diciembre de 1946. Casi dos años después, en septiembre de 1948, se dio una circunstancia inesperada y propiciatoria para el abordaje de otro de los desafíos que habría de enfrentar la OSX: el Teatro de Bellas Artes cumplía 14 años de su fundación y no había orquesta participante para la temporada de ópera planeada.

Un conflicto laboral, desencadenado hacia el interior de la Orquesta Sinfónica Nacional, obligaba a la cancelación si no se contaba con el auxilio de otra orquesta. Esto motivó la invitación para la Sinfónica de Xalapa, y la petición procedía de la mismísima Presidencia de la República.

Con ello, se depositaba sobre la OSX no sólo el duro compromiso artístico de asumir las funciones que eran responsabilidad de un conjunto respetable como la Sinfónica Nacional de México, también se intentaba “reventar” las pretensiones de quienes se había atrevido a exigir mejoras en sus salarios y prestaciones.

Los resultados artísticos de aquella incursión fueron importantes. Limantour y la OSX registraron excelentes participaciones en las óperas programadas: Mefistófeles de Arrigo Boito, La Traviata de Giuseppe Verdi, Carmen de Georges Bizet, Orfeo de Gluck y Haensel y Gretel de Humperdinck, a las que se sumaron las creaciones líricas de tres compositores nacionales: Elena del xalapeño Eduardo Hernández Moncada, Carlota de Luis Sandi y La mulata de Córdoba de José Pablo Moncayo.

Al finalizar aquel año se dio la oportunidad de una nueva gira nacional, ahora hacia los estados de Guanajuato, Nayarit, Sinaloa, Sonora, Chihuahua y Nuevo León, todo aquello en sólo nueve días. Los viajes no serían por carretera, se había destinado el servicio de dos aviones DC 3, con lo que la OSX se convertía en el primer organismo sinfónico de México en ser movilizado por vía aérea. El reporte en torno de las actividades arroja un total de 62 conciertos, 35 de ellos en el estado de Veracruz, 16 en el Distrito Federal y 11 en otras entidades de la República.

Llegó el año de 1949 y el país entero observaba como esta orquesta provinciana, surgida de un impulso casi imperceptible para los capitalinos, consumaba la proeza de alcanzar la edad de 20 años. Limantour viajó a Europa para presentarse en París, Bruselas y Viena mientras la Orquesta enfrentaba las eternas limitaciones económicas; no obstante, continuaba con su actividad hacia el interior del estado de Veracruz y asumió la responsabilidad de otra gira nacional, de nueva cuenta por aire y hacia el norte del país: Baja California, Chihuahua y Nuevo León.


Detalle de la asistencia a un concierto de la OSX
en el Teatro Lerdo

Sin embargo, la flamante, sorprendente y elogiada OSX, en el año de su vigésimo aniversario volvía a enfrentar severos y amenazantes problemas económicos. Ello obligó a una reducción de su base laboral, y ésta se redujo drásticamente de 55 a 44 músicos. Para continuar funcionando adecuadamente, la OSX requería de un incremento monetario imposible de conseguir, con lo que se dio la irregularidad en los pagos a los integrantes y, como consecuencia, el recorte citado. Pero no existía ni la intención de bajar la guardia; quienes se quedaron estaban dispuestos a la multiplicación de esfuerzos; una tenacidad sorprendente surgía de forma espontánea y sin importar las escasas e impuntuales remuneraciones.

En 1950, la OSX abrió el año con un concierto en el Teatro Macedonio Alcalá de Oaxaca y lo concluyó en diciembre con la presencia de la contralto Josefina Aguilar, conocida como “La Chacha”. A Aguilar correspondió la primera audición en Xalapa de un ciclo de lieder que aún ahora es escasamente interpretado: Des Knaben Wunderhorn (El cuerno mágico del doncel) de Gustav Mahler, entonces un auténtico desconocido.

En su temporada de primavera, en la que se incluyó un par de conciertos en el Teatro de Bellas Artes, inició como solista al piano la inolvidable Alicia Urreta, quien repitió con la OSX el 24 de marzo en Bellas Artes interpretando la Obertura concertante para piano y orquesta, opus 5, de Rodolfo Halffter.

El domingo 25 se estrenaba en México la Cuarta sinfonía, denominada Delicias de Basilea, de Honegger. Esto, combinado con los cuatro episodios de Rodeo de Aarón Copland, la Cuarta sinfonía de Johannes Brahms, Janitzio de Silvestre Revueltas y la primera suite de Carmen de Bizet, representa un repertorio exigente y variado, lo cual colocaba a la OSX a la vanguardia de las orquestas nacionales.