
Mario Caba
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Para estudiar,
en conejos, el reloj biológico
Desarrollan modelo científico
único en el mundo
Edith Escalón
Luego de cinco años de investigación,
científicos de la Universidad Veracruzana (UV)
desarrollaron un modelo que se apoya en el estudio de
conejos para estudiar los complejos ritmos circadianos
–conocidos como relojes biológicos–
controlados por el alimento y que tradicionalmente se
estudiaban en ratas de laboratorio.
Este modelo animal transformará la ciencia básica
sobre el desarrollo de los ritmos circadianos en individuos
neonatos y, a mediano plazo, permitirá conocer
mejor los mecanismos que provocan desórdenes
alimenticios, la adicción a las drogas o fenómenos
como el jet lag, relacionados todos con la alteración
del organismo a consecuencia de cambios de horario al
comer o dormir.
Por su trascendencia mundial, los resultados de este
trabajo serán publicados en noviembre en la prestigiada
revista científica European Journal of Neuroscience
–editada en Oxford, Inglaterra–, donde se
presentarán artículos de líderes
científicos de Canadá, Estados Unidos,
Japón, Francia y México. |
La investigación fue financiada por
los Institutos Nacionales de la Salud (NIH) de Estados Unidos
y realizada en el Laboratorio de Biología de la Reproducción
de la UV por el especialista en ritmos biológicos Mario
Caba, quien coordinó un equipo científico integrado
por investigadores, académicos y estudiantes de esta
casa de estudios.
La publicación inglesa incluirá en este número
especial una serie de revisiones acerca de la sincronización
por alimento desde los niveles molecular, celular y fisiológico,
la mayoría realizadas en roedores pero también
de otras especies como abejas y humanos; la de la UV es la
única realizada en conejos.
Ésta se publicará junto a trabajos científicos
de universidades como Harvard, Yale, Hokkaido, Strasburgo,
Western Ontario y Concordia, por lo que Caba consideró
la invitación del editor a participar: “Es un
reconocimiento al trabajo de nuestro Laboratorio y una distinción
para la UV, que figura hoy al lado de instituciones de gran
prestigio”.
El reloj del alimento
De acuerdo con Mario Caba, la luz del sol es el principal
sincronizador de las actividades del hombre y, en general,
de toda la naturaleza, pero además del reloj biológico
que determina el ciclo vigilia-sueño, en los últimos
años científicos han descubierto que existen
otros que no se sincronizan por la luz, sino por el alimento.
Para estudiarlos, han utilizado ratas de laboratorio a las
que alimentan diariamente a determinada hora, al poco tiempo
los animales aprenden el horario y sincronizan toda su fisiología
y conducta a ese momento sin importar si es de día
o de noche, al grado de volver diurnos a los animales nocturnos.
Pero gracias a la UV hoy se sabe que el conejo, a diferencia
de la rata, es un “modelo natural” para estudiar
el reloj regulado por el alimento, pues los recién
nacidos (gazapos) tienen un ritmo de lactancia único
en la naturaleza.
“En los primeros días de vida permanecen con
los ojos cerrados en la oscuridad de la madriguera (o su análogo
en laboratorio) y sólo despiertan una vez al día
aproximadamente tres horas antes de que la madre llegue a
alimentarlos, así que están sincronizados por
la leche materna, y sólo días después,
cuando abren los ojos, empiezan a ser influenciados por la
luz.”
Por eso no es necesario manipular a los conejos como a los
roedores para inducir el fenómeno, pues es la madre
quien impone esa sincronización: “Así
tenemos en un mismo animal ‘sincronización por
alimento-periodo de transición-sincronización
por luz’, todo de manera natural, con un mínimo
de manipulación”.
Con esa base propone en el artículo que el conejo es
un modelo natural para estudiar este fenómeno de sincronización
por alimento, y sostiene que “sorprendentemente dicha
sincronización es análoga a la adicción
a las drogas y es la base para entender desórdenes
alimenticios”.
Mario Caba, adscrito a la Dirección de Investigaciones
de la UV, reconoció el aporte de sus colaboradores,
entre ellos Enrique Meza Alvarado, Rossana Zepeda y los estudiantes
Claudia Juárez Portilla, Elvira Morgado Viveros, Nahum
Nolasco y María Luisa Moreno, y agradeció en
la entrevista el apoyo del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología
(Conacyt), los Institutos Nacionales de Salud y la UV.
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