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Fallece Claude Lévi-Strauss,
padre del estructuralismo
Es el teórico
más prolífero de la antropología
en el siglo XX, opinó Félix Báez
Galván, director de la Facultad de Antropología
“Era el estructuralismo
en persona”, comentó Jorge Solano Uscanga,
académico de Antropología
David Sandoval
“Un gigante del pensamiento francés
muere” fue la llamada de Le Figaro para hacer
notar la certeza de un dato: la muerte de Claude Lévi-Strauss
a la edad de 101 años, acaecida durante la mítica
noche del 1 de noviembre, celebrada en distintas partes
del mundo como el momento coyuntural en que un ciclo
finaliza y otro nuevo inicia.
Para el presente número de UniVerso, solicitamos
la opinión de catedráticos de la Facultad
de Antropología de la Universidad Veracruzana
(UV), quienes coincidieron en calificarlo como una figura
imprescindible del pensamiento antropológico
y de las ciencias sociales en general.
“Es el teórico más prolífero
de la antropología en el siglo XX, ya que diseñó
un modelo para el análisis general y universal
de la mente”, explicó Félix Báez
Galván, director de esa Facultad. “Ese
análisis se debía hacer a través
de las manifestaciones culturales, concretamente del
parentesco, la mitología y el intercambio”,
añadió. |
“Nos deja una obra escrita maravillosa,
poseedor de un estilo convincente y contundente, además
de ser una persona preocupada por ir más allá
del empirismo”, razón por la cual plantea la
idea de una estructura para explicar los fenómenos
sociales, agregó Báez Galván.
Al respecto, Jorge Solano Uscanga, docente de la Facultad,
definió así al etnólogo: “Claude
Lévi-Strauss era el estructuralismo en persona”.
Heredero de una formación intelectual positivista iniciada
con Descartes y seguida por Rousseau, Comte, Marcel Gauss
y Durkheim, el siguiente en esa línea de pensamiento
es Lévi-Strauss, puntualizó.
La corriente intelectual del desencanto europeo, grupo que
encabezó en París las revueltas universitarias
de aquel fatídico 1968, lo convirtió en una
leyenda viviente del pensamiento, asociándolo con filósofos
de la talla de Louis Althousser y el grupo del pensamiento
existencialista encabezado por Jean Paul Sartre, comentó
Solano Uscanga.
Sin embargo, su vida fue distinta a la de los autores mencionados;
al ser proveniente de una familia judía de la región
de Alsacia, tuvo que escapar de la persecución nazi
y refugiarse en Estados Unidos en 1941. Ahí confraterniza
con representantes del movimiento surrealista y comienza una
investigación que rinde frutos con la publicación
de Las estructuras elementales de parentesco (1949), donde
plantea que la base de las sociedades se establece al unir
familias mediante la alianza de las hijas con miembros de
otros grupos, postura que causa revuelo en el medio intelectual.
Pero es con la obra Tristes trópicos (1955) que alcanza
un reconocimiento más allá del medio académico,
trascendiendo las fronteras de la etnología y ser considerada
–ésta, que es a su vez un diario de viaje, la
descripción de una investigación entre los indios
nambikwara del Brasil, y una reflexión profunda sobre
el ejercicio científico– como una de las novelas
en francés más importantes del siglo XX, consigna
Le Figaro en su nota.
“En el libro descubrimos a un viajero preocupado por
los desastres del planeta, atormentado por la destrucción
de la especie humana y sociólogo de la ecología,
a pesar de que el término todavía no se inventase”,
detalla Roger-Pol Droit en su homenaje-obituario publicado
en Le Monde el pasado 3 de noviembre.
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