Impulsada con el proyecto
Diprouv
La xuta: fruta tradicional
con mucho futuro
También conocida como aishte
o piñoncillo, puede generar biocombustible y
aceite comestible
Se cultiva en el Totonacapan desde
la época prehispánica, a diferencia de
otra especie similar, tóxica, cultivada en India
y Asia
David Sandoval
En la región del Totonacapan se cultiva desde
la época prehispánica una fruta conocida
popularmente como xuta, aishte o piñoncillo,
que se consume en tamales, dulces y postres, así
como mazapanes y otro tipo de dulces.
Sin embargo, la especie se encuentra amenazada por la
inclusión de otra variedad tóxica, que
puede ser confundida fácilmente. Esta situación
alertó a investigadores de la Universidad Veracruzana
(UV), quienes intervinieron con los productores y se
generó, así, una colaboración con
los agricultores de la región. |
|
“La xuta, cuyo nombre científico es Jatropha
curcas, se usa tradicionalmente como comestible en toda la
región del Totonacapan, desde la zona de Papantla y
Zozocolco hasta Misantla y Martínez de la Torre”,
explicó Mario José Fernández Sánchez,
coordinador general del Programa de Diversificación
Productiva de la Universidad Veracruzana (Diprouv).
Mario José Fernández
Sánchez, coordinador general de Diprouv, durante
la presentación |
La semilla completa se consume y se muele
para preparar pipián y pasta de mole, mientras
que en la región de Misantla también se
come en mazapanes y otro tipo de dulces, detalló
el investigador.
El riesgo de una variedad tóxica
Existe una variedad tóxica que es nativa de Centroamérica
y desde la época de la Colonia los portugueses
la llevaron a sus colonias en Asia y la India, donde
se cultiva actualmente un millón de hectáreas
sólo para producir un biocombustible conocido
como biodiesel; en América, Brasil ocupa el primer
lugar en dicha producción.
Promover en estos momentos la Jatropha tóxica
tiene dos defectos: primero, el único que compra
este cultivo son las empresas dedicadas a producir biodiesel,
y no existen muchas. En segundo lugar, está sujeto
a las alzas y bajas en el precio del petróleo,
al existir una correlación de precio con los
hidrocarburos, señaló Fernández
Sánchez. “Si los precios internacionales
del petróleo bajan, como está sucediendo
actualmente, también se reduce el rendimiento
de este biocombustibles”, añadió.
|
El investigador explicó que el biodiesel es ya una
tecnología obsoleta: se le pronostica una corta duración
debido a que se han desarrollado nuevas patentes, como una
desarrollada en Colombia, denominada biocetano, el cual es
un biodiesel de alta calidad. Además, añadió,
una planta productora de diesel puede refinar este aceite
en un día al mes, a partir de cualquier aceite vegetal,
obteniendo como producto residual agua, a diferencia de otros
biocombustibles, cuyo residuo es la parafina.
La variedad tóxica es difícil de diferenciar
a simple vista y posee elementos cancerígenos; además,
únicamente 40 por ciento de la fruta se convierte en
aceite biocombustible y el 60 por ciento restante, compuesto
por pasta, debe ser desechado ya que es contaminante; entonces
se genera un costo adicional para deshacerse del residuo,
comentó.
Cultivar la Jatropha tóxica genera dos costos adicionales
importantes, explicó el investigador: “Primero
tienes un costo al deshacerte del producto tóxico ya
que puedes contaminar los mantos freáticos y se tiene
un ingreso menor”; en segundo lugar, si no existe una
planta de biodiesel que la compre –como está
sucediendo al ser desplazadas por otras tecnologías–
se tendrá un producto con un precio en descenso y sin
posibilidades de comercializar.
Por el contrario, la especie no tóxica puede utilizarse
para producir aceite comestible y también como biocombustible,
la pasta es apta para el consumo humano e incluso puede servir
como base de alimento concentrado para ganado estabulado,
principalmente con vacas, ya que tiene un alto número
de proteínas; así, tampoco se desplaza al ganado
sino que se hace una alimentación más eficiente,
dijo.
Presentación del libro
La Xuta se come en la comunidad
Plan de Arroyos |
La Xuta se come: reconociendo la
especie local
Con la finalidad de evitar la inclusión de esta
variedad en tierras veracruzanas, académicos adscritos
a Diprouv, en colaboración con productores de la
región, presentaron La Xuta se come, libro “que
trata de informar la naturaleza de esta semilla, su historia,
los nuevos usos y los riesgos que implica el intercalamiento
de especies tóxicas con la endémica de Veracruz”,
como lo señaló Marina Cuéllar Martínez,
coordinadora regional del programa.
La presentación se realizó en la comunidad
Plan de Arroyos del municipio de Atzalan, donde se reunieron
27 productores de la región, pertenecientes a las
cooperativas con las cuales trabaja Diprouv; ahí
se les explicó la importancia de mantener el cultivo
de la Jatropha nativa de esta región veracruzana,
así como la manera de evitar la introducción
de la semilla tóxica. |
El objetivo de esta iniciativa, materializada en el libro,
es “propagar el conocimiento de que esta especie es
comestible y hay que protegerla no permitiendo que la otra
especie se cultive. Además, nosotros nunca lo hemos
querido orientar hacia biodiesel sino hacia aceite y pasta
comestible”.
Esto es importante ya que de las semillas utilizadas en México
para producir este insumo, también conocido como aceite
de cocina, 80 por ciento son importadas y posteriormente refinadas;
ahí existe un mercado importante para la comercialización,
apuntó Fernández Sánchez.
En este sentido, la intención de la UV ha sido informar
a los productores para que conozcan los agravantes que conlleva
cultivar la variedad tóxica, porque sabemos que las
decisiones se alimentan con información y conocimiento.
De hecho, la solicitud para elaborar este libro provino de
los mismos agricultores, quienes buscaban una herramienta
que les pudiera brindar la UV para detener la llegada de la
variedad tóxica; la única arma que les podemos
brindar es el conocimiento, añadió Mario José
Fernández.
El libro cuenta con tres artículos científicos:
uno de botánica, a cargo de Odilón Sánchez,
miembro del Centro de Investigaciones Tropicales (Citro);
respecto a su química escribe Leticia Cano, también
investigadora del Citro, y en relación con la parte
médica es Xavier Lozoya, miembro de la Asociación
Mexicana de Fitoterapia (Amefit), quien describe las aplicaciones
de la fruta.
Para hablar de la región totonaca del norte se incluye
un texto del alcalde de Zozocolco y voces de la gente del
pueblo respecto de cómo se prepara en alimentos; asimismo,
el libro contiene un mensaje del alcalde y las voces de la
región del municipio de Atzalan. Para concluir el libro
se incluye un artículo que busca explicar el porqué
y cómo puede funcionar la producción a gran
escala de este cultivo, detalló Mario Fernández.
Reconoció que estos avances se deben principalmente
a contar con un trabajo previo en la región, generado
mediante el modelo de empresas integradoras, el cual funciona
en la actualidad con 37 empresas comunitarias y que ascenderán
a 59 al finalizar este año.
Empresas comunitarias para producir
aceite
El siguiente paso será generar empresas comunitarias
que procesen la fruta, primero para el consumo local y
posteriormente, en el caso de que llegase a ser una producción
importante, los agricultores asociados podrán elegir
si comienzan sus empresas comercializadoras de aceite
comestible. “Nos interesa que se involucren
aquellos productores que tienen potreros, porque es una
forma de reforestar también la región, revistiendo
la tierra, evitando la erosión que provoca el ganado”,
señaló el coordinador de Diprouv.
Actualmente hay poca semilla en la región y durante
el año pasado se sembraron 100 mil árboles
en las propiedades de los socios; para 2009 se ha seguido
la misma dinámica y cuando los 200 mil árboles
estén en producción se contará con
materia prima para que los agricultores interesados la
cultiven en mayor escala, precisó. |
Los productores recibieron de manera gratuita el libro
al finalizar su presentación |
Dicha acción podría generar a largo plazo
la instalación de una planta procesadora; al respecto
se tienen pláticas con funcionarios de la Secretaria
de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca
y Alimentación (Sagarpa), buscando la donación
de maquinaria para edificar una planta piloto con la intención
de hacer pruebas y estar preparados cuando haya una producción
significativa del fruto. Esta planta se instalaría
en alguna de las comunidades del municipio de Atzalan.
|