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Año 9 / No. 384 / Enero 18 de 2009 Xalapa • Veracruz • México Publicación Semanal



Pablo Escalante Gonzalbo, investigador de la UNAM, habló sobre el patrimonio arqueológico

 

Afirmó Pablo Escalante

Rendimos culto al pasado y aniquilamos su racionalidad

El especialista del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM
planteó la importancia de renovar la visón que tenemos del patrimonio

“Hay una gran actitud reverencial hacia nuestro pasado”, comentó

David Sandoval

No hay un patrimonio más valioso que otro, no hay un patrimonio sagrado y otro profano, todo es memoria y habría que conservar la que se pueda, afirma enfático Pablo Escalante Gonzalbo, miembro del Instituto de Investigaciones Estéticas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Sus opiniones en torno al patrimonio abarcan tanto la enseñanza de la historia en las escuelas como la viabilidad o incongruencia de espectáculos con luz y sonido en sitios arqueológicos, pero sobre todo ello impera una idea: debemos desmitificar al pasado, ¿por qué? Básicamente, responde, porque tenemos un sistema de culto al pasado mesoamericano que aniquila su racionalidad histórica.

“Creo que en la cultura nacional se alimentan ideas o fantasías, como la idea que nuestros antepasados indígenas eran mágicos o especialmente comunicados con el cosmos”, explica. “Y eran simples personas, como nosotros, y esas fantasías las cargamos, a los niños les hacemos cargarlas y les quitamos esa posibilidad de relacionarse con el pasado como pasado; es historia y son antepasados de carne y hueso con cosas fantásticas, con crueldades y logros portentosos, son pueblos de la tierra”.

Sin embargo, dice el investigador, “se exagera; con un carácter sobrenatural se crea un gran monstruo y luego todos lo tenemos que cargar de diversas formas. Por supuesto que no hablo de no cuidar o restaurar esas ruinas, eso es patrimonio, pero es historia, es pasado, no hay nada que venerar, ningún poder religioso en ellas, y creo que una de las tareas pedagógicas sería colocar la historia en esa dimensión: son humanos del pasado, en procesos previos a los nuestros”.

Enseñanza de la historia: “Pendiente gravísimo”
En el mismo sentido, agrega, “la enseñanza de la historia de México es un pendiente gravísimo, además de los muchos fallos que tiene la educación, pero entre sus carencias más importantes está la falta de proyectos para renovar la visión del patrimonio; el desarrollo de la ciudadanía dentro de la educación ayudaría a replantear la relación con nuestro pasado”

Reconoce que nos cuesta trabajo una relación un poco más laica con el pasado: “Se supone que los mexicanos somos laicos desde las Leyes de Reforma, que son tan importantes en nuestra historia, pero hay una gran actitud reverencial hacia nuestro pasado”.

Desde su punto de vista, debemos perderle cierto respeto al pasado y explica: “Cuando digo que se debe perder respeto al pasado, me refiero a colocarlo en situación de carne y hueso y ser capaces de comparar el pasado prehispánico con el siglo XIX; decir un rey es un rey, un sacerdote es un sacerdote: ni unos volaban ni otros tenían un cerebro diferente”.

No sirve para aumentar ese orgullo nacional, opina, engrandecer o exaltar más el pasado prehispánico: “Ya sabemos que los mayas eran tan sabios que inventaron el cero, que los teotihuacanos eran tan mágicos que construyeron una plataforma que no podríamos construir, eso de por sí no crea necesariamente orgullo o esa gran satisfacción”.

Por el contrario, opina que puede generar gran satisfacción ser ciudadano, tener que ver con el destino de las cosas comunes, “actitudes ciudadanas tendrían mucha más posibilidad de producir ese sentido de satisfacción y de orgullo, ahí es donde la noción de espacio público es fundamental, las pirámides y las plazas prehispánicas tienen que ser vistas como bienes y espacios públicos que, por lo tanto, deben democratizarse y descentralizarse como tantos otros espacios públicos”, asegura.

Escalante Gonzalbo precisa: “Si los sentimos como propios, si los sentimos más cerca, si los recuperamos estéticamente con libertad, integrándolos a nuestra vida diaria, tendremos más apego a ellos que si son una cosa grande, descubierta por una decisión grande de un hombre grande que después puso una barda grande para que no nos acerquemos demasiado, solamente cuando llegue un profesor grande que nos diga lo grande que eran aquéllos; mientras tanto nosotros muertos de hambre de ciudadanía”.

La grandeza pasada se desliga al presente
El académico de la UNAM ejemplifica esta situación mediante su labor y comenta que hace tiempo trabajó en un proyecto para el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) dentro de la zona mixteca, en la localidad de Coixtlahuaca, Oaxaca, y al encontrarse en una plática con niños del lugar les habló de la grandeza que había tenido el sitio al ser un punto importante durante la época prehispánica en el comercio de oro y plumas.

Recuerda perfectamente a estos niños tan inteligentes, y uno de ellos le preguntó: “Si había sido tan grande, ¿por qué ahora estaba así?”. “No escatimé adjetivos para abordar sobre la grandeza del Coixtlahuaca prehispánico pero el niño tenía clarísima la situación de Coixtlahuaca al día de hoy: todos sus tíos, todos sus primos y sus padres, en California”.

Entonces, creo que el camino es distinto, precisa; con cierta inseguridad hemos dotado de ese sentido de orgullo, exacerbando la grandeza de las culturas prehispánicas al punto que a veces la desligamos a nuestra propia identidad.
“Salvo algunas manifestaciones indígenas de presentar ofrendas, creo que en general el mexicano urbano, aquellos que subimos con tenis la Pirámide del Sol, no tenemos la creencia de que haya una cuestión religiosa frente a la cual rindamos veneración”.

No obstante, sí existen lugares donde existe una veneración, como el caso del tipo de culto que hay entre pueblos mayas, sobre todo de los Altos de Chiapas, “hay una cierta veneración, que no es la de la religión mesoamericana antigua pero guarda ciertas semejanzas y es una idea de que existe un componente sagrado todavía al interior de esas plataformas; sin duda ninguna, ahí si hay una conservación mayor del sentido religioso”.

Reconocer derechos sobre el patrimonio
Un tema que Pablo Escalante considera sumamente importante para el futuro es la relación de comunidades indígenas del presente con los sitios arqueológicos y con su administración y uso, tengan o no un nexo directo con el sitio en cuestión, “porque sabemos que son pueblos que se han movido pero guardan una relación especial con las ruinas prehispánicas”.

“El derecho de comunidades que se encuentran más cerca de la identidad, lengua y tradiciones de México, que podrían tener un derecho preferente de acceso y de relación con estos sitios, creo que debe reconocerse, entenderse y promoverse de alguna forma: debe de discutirse”, recalca Escalante Gonzalbo.

Si para algunos grupos indígenas de diferentes regiones de México las estructuras precolombinas representan un sitio de veneración religiosa, debe poder respetarse ese espacio de devoción pero como bienes de comunidades mayores que muchas veces atañen a la vida cotidiana de poblaciones distintas y no indígenas, detalla el investigador.

Respecto a las iniciativas internacionales de crear una nueva categoría de patrimonio bajo la denominación de “sitios sagrados”, opina que ahora hay una nueva colonización de los recursos naturales y culturales, “a veces interviniendo demasiado en cómo deben ser vistos y cómo deben de rescatarse y de nombrarse, y creo que debe haber mucha más participación y libertad de actuación de los países poscoloniales y de los gobiernos y los municipios de esos países para definir los términos”.

“Perdón por el lenguaje coloquial, pero es como decir que llegara un comité internacional de científicos a decirme ese sitio es sagrado, cuando las regiones están tratando de incorporarlo a su desarrollo, a sus planes turísticos o urbanos o de paisaje o de visitas escolares, creo que sería un poco impertinente, sería aceptar que vinieran a definir el carácter sagrado de algo que finalmente es patrimonio histórico, que debe ser el valor predominante”.

Agrega sobre el valor religioso: “Creo que otro tratamiento de estos monumentos en términos religiosos permitiría una forma extrema de tratar lo monumental como lo religioso, está el ejemplo de lo que hicieron los talibanes con las esculturas budistas, que bombardearon las imágenes por su valor religioso, pasando sobre su valor histórico y patrimonial”.

Preocupémonos por la conservación
Al ser interrogado respecto a los espectáculos de luz y sonido en sitios arqueológicos o los festivales realizados en ellos, Escalante Gonzalbo fija una postura personal: “Soy partidario de cuidar los criterios técnicos cuando se conocen y evitar los daños innecesarios al patrimonio y, a la vez, creo en que las instancias municipales y estatales deben tener una voz para definir un cierto uso del patrimonio dentro de esos límites que aseguran un cierto bienestar técnico del inmueble en cuestión”.

“No tengo una posición fija respecto a lo espectacular en las ruinas”, destaca, “me molesta la gran inversión, pero eso es un asunto particular, tampoco me gusta poner morado Teotihuacan. Lo que digo es respetar en lo posible el bien y no dañarlo; a mí me gusta pasear en silencio y tranquilo con mis niños por los sitios arqueológicos y si alguien quiere escuchar a los Beatles o lo que sea viendo la pirámide, bien, yo respeto ese gusto pero insisto: preocupémonos por la conservación y preocupémonos porque la decisión no sea porque la tomó el gobernador con el empresario o porque el sindicato decidió meterle una puya al gobernador y boicoteó la decisión, sino que sea una cuestión realmente organizada por las comunidades, ya que reconociendo ciertos límites se pueden hacer diversas cosas con las estructuras del pasado”.

Concluye la conversación fijando límites sobre cómo tratar el pasado en nuestro presente: “Es propio de nuestro tiempo exigir una actitud laica y ciudadana frente al pasado y no una relación que lidie con valores sagrados más allá de las comunidades tradicionales supervivientes que pudieran reclamar algún nexo específico”.