Fríos invernales:
todavía dentro de lo normal
Puede estar fuera del
promedio de los últimos 10 años, pero
si ampliamos el periodo sigue estando dentro de lo normal
El comportamiento del
frente frío número 22 fue atípico
en su duración y afectación a México
Surgió de la combinación
de una masa de aire frío y el fenómeno
conocido como “corriente de vientos máximos”
Juan Carlos Plata
El 4 de enero de 2010 el sitio de Internet
de la agencia meteorológica norteamericana Accu
Weather –establecida en 1962 en el State College
de Pennsylvania y que provee servicios de pronóstico
para 175 mil clientes– publicó la siguiente
nota firmada por su jefe de expertos, Joe Bastardi:
“(Éste) va a ser como los grandes inviernos
de los años sesenta y setenta”.
En México, el 7 de enero el Sistema Meteorológico
Nacional (SMN) alertó sobre la llegada al país
del frente frío número 22, que afectaría
a gran parte del país, incluyendo al estado de
Veracruz; el fenómeno permaneció sobre
México hasta el día 13, algo inusual en
eventos de este tipo. |
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El martes 12 de enero, el periódico
El Universal publicó una nota titulada: “Onda
gélida es una muestra del cambio climático,
alerta Nobel”, el declarante era Carlos Gay, investigador
del Centro de Ciencias de la Atmósfera de la UNAM y
miembro del Panel Interinstitucional para el Cambio Climático
(IPCC, por su siglas en inglés) ganador del Premio
Nobel por sus estudios en este campo.
“La baja de la temperatura en los últimos días
en México, por la presencia del frente norte número
22, es sólo una muestra de lo que el cambio climático
es capaz de producir en los extremos, aseguró”,
decía la nota.
Según el meteorólogo, investigador del Centro
de Ciencias de la Tierra y académico de la Facultad
de Instrumentación Electrónica y Ciencias Atmosféricas
de la Universidad Veracruzana (UV), Juan Cervantes Pérez,
según los datos disponibles, en efecto, no había
habido un invierno tan frío en los últimos 25
años. “Esta temporada invernal puede considerarse
fuera del promedio de acuerdo con los últimos 10 años,
pero si ampliamos el periodo estaría todavía
dentro de los parámetros normales”.
El también vicepresidente de la Organización
Mexicana de Meteorología, A.C., explicó que,
como sabemos, todos los años hay temporada de calor,
de frío y de lluvias, “pero lo que hace la diferencia
entre ellas es que a veces en la temporada de lluvias no llueve
tanto, como ocurrió en 2009, por ejemplo. A esa diferencia
respecto del promedio se le llama anomalía, y hay años
en que las anomalías son muy fuertes”.
“En este caso, en el invierno 2009-2010 la anomalía
de temperatura ha sido muy fuerte pero, insisto, no se puede
considerar que sea algo extraordinario. Se desconocen las
causas precisas y tampoco se puede decir que este fenómeno
pueda ser repetitivo, es decir, que el invierno 2010-2011
vaya a tener estas mismas características”, dijo.
Los pronósticos climatológicos –explicó
Cervantes Pérez– indican que la temperatura del
planeta está aumentando, así que a pesar de
que este invierno ha sido muy frío, si nos fijamos
en el promedio de temperatura anual –y tomando en cuenta
que las temperaturas del verano fueron muy altas–, nos
daremos cuenta que seguimos con la tendencia al aumento.
“Los últimos 10 años han sido los más
cálidos a nivel planetario: la Organización
Meteorológica Mundial emitió un comunicado oficial
indicando que el 2009 fue, en promedio, el más cálido
de esos últimos 10 años. Ante esto, nuestro
organismo se va adaptando lentamente a esos cambios, entonces
si la temperatura del planeta viene en un aumento ligero pero
constante este descenso drástico es resentido por nuestro
organismo”, sostuvo.
¿Qué es
un frente frío?
Juan Cervantes explicó que un frente frío es
una zona de transición, de cambio de características
de dos masas de aire: una fría y una caliente. El aire
caliente no tiene suficiente energía y va retrocediendo
y la masa de aire frío va ocupando su lugar.
“Esto ocurre porque nuestro planeta es
una enorme máquina que siempre trata de llegar al balance
de energía. Tenemos exceso de calor en el Ecuador y
hay falta de él en los polos; el exceso de calor trata
de ser trasladado hacia el Norte por fenómenos como
los huracanes, mientras que para alcanzar el balance los frentes
fríos se trasladan hacia el Sur”.
Las masas de aire frío –de acuerdo con el experto–
se forman en la parte suroeste de Canadá o noroeste
de Estados Unidos y tienen un desplazamiento hacia el sureste,
recorren toda la parte central de Estados Unidos, la parte
noreste de la República Mexicana y desembocan en el
Golfo de México.
“Estas masas de aire frío son sistemas que ocupan
miles de kilómetros cuadrados. Esto implica que como
se desplazan de manera relativamente lenta, tienen una afectación
por dos, tres días, o en casos excepcionales como ha
sido el del frente frío número 22, hasta por
seis o siete días”, afirmó.
Juan Cervantes explicó que la permanencia del frente
frío 22 por más tiempo del normal se debió
a la combinación de la masa de aire frío, que
era muy amplia, y la presencia de un sistema meteorológico
llamado “corriente de vientos máximos”
o “corriente de chorro” que se mantuvo constante
trayendo nubosidad y humedad desde el Océano Pacífico
hasta prácticamente la mitad del país.
“La ‘corriente de vientos máximos’
es un fenómeno que ocurre a unos cuatro a cinco kilómetros
de altura y es constante –es la corriente que utilizan
los aviones para desplazarse de Oeste a Este–, sus vientos
son muy intensos, en el centro de la corriente llegan a medirse
vientos de hasta 200 ó 300 kilómetros por hora”,
explicó.
Esta corriente favorece el arrastre de humedad y favorece
que en las partes más bajas el viento sople en esa
misma dirección (de Oeste a Este), lo que mantuvo a
la masa de aire frío sobre México por más
tiempo del habitual.
Generalmente este sistema se encuentra en la parte Norte de
la República pero en invierno se desplaza hacia el
Sur y afecta desde Oaxaca y Guerrero hasta desembocar en la
parte noreste del país, en Nuevo León y Tamaulipas.
“En condiciones normales, Veracruz tiene la ventaja
de que la corriente marina del Golfo es cálida, entonces
cuando las masas de aire frío llegan a esta zona empiezan
a cambiar sus características térmicas y empieza
a calentarse”, aseguró.
Las suradas
La contraparte de los frentes fríos son los frentes
cálidos, lo que conocemos como suradas. En nuestra
latitud no se dan de manera tan intensa.
“Las suradas se dan cuando se juntan un sistema de alta
presión y uno de baja presión. El primero está
en el Golfo de México y el de baja presión se
encuentra en la parte central de Estados Unidos. Un sistema
de baja presión tiene un viento asociado que sopla
en sentido contrario a las manecillas del reloj y el viento
de alta presión sopla en el sentido de las manecillas
del reloj y hacia el Hemisferio Norte.”
Cuando estos sistemas se combinan, el aire que viene desde
el Pacífico empieza a soplar hacia el Norte, encañonado
por la cadena montañosa del centro del país
y lleva este aire caliente a través de la zona de Córdoba
y Orizaba, principalmente; en ocasiones la interacción
de los sistemas es tan intensa que a veces el fenómeno
alcanza a Xalapa y Perote.
El académico sostuvo que en las zonas costeras, gracias
a su altitud cero, el viento no llega a ser tan intenso. En
la zona montañosa de Córdoba y Orizaba puede
alcanzar rachas de 65 ó 70 kilómetros por hora,
mientras que en la costa puede llegar a los 50 ó 55.
Sospechoso común: el cambio
climático
Juan Cervantes afirmó que la teoría del cambio
climático dice que cada año podemos esperar
fenómenos más contrastantes, sequías
más intensas y huracanes más intensos.Y aunque
hay algunos que no aceptan estas teorías, lo cierto
es que ese contraste ha empezado a notarse en los últimos
años.
“En ese sentido podemos decir que así como tuvimos
un verano muy caluroso, ahora estamos viviendo el otro extremo,
lo cual podría ser consecuencia del fenómeno
del cambio climático, aunque también podría
deberse a la tendencia del planeta a mantener un balance de
temperatura.”
Lo que resta del invierno
Cervantes Pérez dijo que estadísticamente cada
año se presentan alrededor de 50 frentes fríos.
Los primeros, que empiezan por septiembre e incluso finales
de agosto, no son tan intensos y no se llegan a notar. Los
más fuertes son los de diciembre, enero y febrero –que
son generalmente alrededor de 20– y los que se llegan
a presentar en marzo, abril y raras veces en mayo, tampoco
son de características considerables.
“Por la secuencia que hemos tenido –que cada semana
se ha presentado un fenómeno de esta naturaleza–
podemos esperar que por el resto de esta temporada invernal
se presenten uno o dos frentes fríos por semana, no
necesariamente con la misma intensidad que ha tenido el frente
frío 22”.
Dijo además que de acuerdo con los modelos de pronóstico
se espera que los subsecuentes fenómenos duren de dos
a tres días, que es el promedio. “Tendremos aumento
de nublados, habrá condiciones para lluvias –que
es otra de las condiciones particulares de esta temporada
invernal, que ha sido particularmente húmeda, generalmente
no llueve tanto en el invierno–, descenso de la temperatura,
llovizna y niebla en las zonas de montaña, pero se
espera que el comportamiento sea más típico”.
Otras temporadas
El experto de la UV dijo que el comportamiento del clima no
es cíclico, es decir, que por el comportamiento de
esta temporada invernal no podríamos deducir que en
20 años o en cualquier otro periodo de tiempo se vaya
a repetir este fenómeno con una intensidad similar.
Si bien es cierto que sabemos que cada invierno la temperatura
disminuye, cada temporada es diferente.
“Podemos hablar de un promedio y es lo que tomamos como
base para saber qué tan típico o atípico
es cada temporada. Una temporada invernal puede ser inusualmente
fría por alguna variación de la trayectoria
de traslación o en la inclinación de la Tierra,
lo que indicaría que el planeta está recibiendo
menos energía solar, por ejemplo.”
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