“Trabajar duro
y trabajar juntos”
A la búsqueda del Gung Ho
El espíritu de las Cooperativas
Industriales de China y su influencia en una pareja
norteamericana que se conoció en una posada en
México es ahora recuperada por investigadores
de la UV y el Centro de Estudios China-Veracruz
Juan Carlos Plata
Bundy Illsley está sentada en la sala de su
casa, junto a la reproducción de una troje que
funge como habitación, en Uruapan, Michoacán,
a aproximadamente 12 mil 700 kilómetros de la
capital de China, Beijing. A pesar de la distancia geográfica
y temporal, los libreros de la casa rebosan de volúmenes,
casi todos en inglés, sobre el mítico
y distante gigante asiático y un concepto: Gung
Ho. |
Bundy Illsley en su casa de Uruapan, Michoacán
|
Ideado por el internacionalista neocelandés Rewi Alley
y un grupo de voluntarios chinos y de otras nacionalidades,
el concepto Gung Ho –que significa “trabajar duro
y trabajar juntos”– es una abreviación
para el movimiento de Cooperativas Industriales Chinas, iniciado
en 1937, cuya misión principal era organizar a los
trabajadores chinos refugiados y sin empleo para trabajar
a favor de la resistencia contra la invasión japonesa.
El símbolo del Gung
Ho |
El sitio de Internet del International Committee
for the promotion of Chinese Industrial Cooperatives detalla:
“Las cooperativas Gung Ho se esparcieron por todas
las áreas no ocupadas de China desde 1939 y el
movimiento alcanzó su esplendor en 1941 con alrededor
de tres mil cooperativas y una membresía cercana
a los 30 mil cooperativistas. Producían más
de 500 clases de productos de primera necesidad para la
población, además de mantas, uniformes y
otros productos militares para el frente de batalla. Se
volvieron el movimiento más popular en la historia
de las cooperativas de China”.
Para 1942, Rewi Alley enfocó su atención
en la creación de escuelas en las que se entrenara
y capacitara a los jóvenes en las habilidades necesarias
en las cooperativas. Fundó escuelas y las llamó
Bailie Schools, en honor de Joseph Bailie, misionero norteamericano
que fue pionero en las ideas de integración y educación
práctica en China.
En esa escuela trabajó un inventor autodidacta
norteamericano llamado Walter Illsley, quien años
después viviría y fallecería en Uruapan,
Michoacán. Un equipo de investigadores de la Universidad
Veracruzana (UV), conformado por Guadalupe Barrientos,
Jorge Pascual y el director del Centro de Estudios China-Veracruz,
Aníbal Zottele, se dio a la tarea de recuperar
su experiencia. |
De nueva cuenta, la página de Internet del International
Committee for the promotion of Chinese Industrial Cooperatives
relata: “En 1944 la escuela estaba en la provincia de
Shaanxi pero, con el ejército japonés avanzando
en esa dirección, Alley decidió llevarla más
adentro del territorio chino y escogió la semidesértica
y milenaria ciudad de Shandan, en la provincia de Gansu, en
donde por varios años se formaron cientos de jóvenes
técnicos que hicieron un trabajo invaluable en la reconstrucción
del país después de la guerra y donde se incorporaron
muchos voluntarios neocelandeses y de otras nacionalidades
(incluido Illsley, en 1947).
”Luego del establecimiento de la República Popular
China en 1949, el nuevo gobierno llevó la escuela a
la capital de la provincia de Lanzhou, donde se convirtió
en parte de un nuevo instituto tecnológico, el Bailie
Oil School, asociado a la nueva refinería de la ciudad”.
Bundy y Walter Illsley
Walter Illsley nació en Muskegon, Michigan; Bundy
Granich, en la ciudad de Nueva York. El padre de él
era ingeniero e inventor, los de ella artistas y bohemios.
Él viajó a China en 1946 como miembro de
la recién creada Organización de las Naciones
Unidas (ONU); ella, en 1944 trabajaba como chofer mensajero
en Nueva York y en los veranos asistía a sus padres
en un campamento de verano para niños, con actividades
de artes plásticas, en el mítico campo de
Woodstock. Se conocieron en México, en una posada,
el invierno de 1953 y se casaron en agosto del año
siguiente en las faldas del volcán Popocatépetl. |
Bundy Illsley en la fábrica
San Pedro |
Los dos llegaron a México en 1953: Bundy, en compañía
de Lila Andrews Wilson, esposa del pintor y muralista norteamericano
Anton Refregier, ambos amigos de la familia de Granich; Walter,
expatriado para evitar la cárcel por no haberse enlistado
en el ejército para la Segunda Guerra Mundial y después
de haber pasado siete años en China.
A principios de 1954 Walter Illsley viaja a Guatemala donde
tiene la intención de establecer cooperativas y escuelas
similares a las de China, pero la intervención norteamericana
en ese país frustra sus planes y regresa a México.
Luego de contraer matrimonio, los dos pasan una temporada
en Sonora, trabajando con indígenas seris. A su regreso
a la Ciudad de México un conocido les dio una carta
de presentación para que fueran a Uruapan, Michoacán,
a entrevistarse con el general Lázaro Cárdenas.
El libro Telares Uruapan. Una historia que contar, de las
antropólogas Maya Lorena Pérez Ruiz y Daniel
Altbach Pérez , detalla: “Walter Illsley habló
con el general, quien les ayudó a regularizar su situación
migratoria y les dio facilidades para realizar proyectos (inicialmente
de cooperativas rurales). Los Illsley viven una temporada
en Tanaco (comunidad serrana de la denominada meseta purépecha,
donde ayudan a la instalación de agua entubada) y regresaron
a Uruapan cuando Bundy supo que estaba embarazada.
El
espíritu del Gung Ho:
Ayudarse mutuamente para alcanzar la prosperidad común.
Los principios
del Gung Ho: Organización voluntaria,
autofundación, autogobierno, contabilidad independiente,
asumir todos las ganancias y las pérdidas, dirección
democrática, distribución del trabajo
y ganancias en partes iguales. |
|
”Volvieron a entrevistarse con el
general Cárdenas, y éste giró la
instrucción: los Illsley organizarían un
taller de capacitación textil para jóvenes
indígenas de las comunidades de Calzontzin (formada
por los refugiados de la formación del volcán
Paricutín) y Tanaco. Se compraron telares abandonados
y se iniciaron actividades con cuatro telares.”
Bundy Illsley rodea la mesa del comedor y se dirige a
la cocina por un vaso de agua, pero ante la sola mención
del nombre del general Lázaro Cárdenas se
detiene, mira fijamente a los ojos y dice con solemnidad:
“Era un hombre excepcional”. |
En 1956, los Illsley compran la emblemática fábrica
San Pedro a una cooperativa casi en quiebra y fundan Telares
Uruapan, empresa que a la fecha continúa en operación
y en la que trabajan varios de aquellos jóvenes indígenas
capacitados en los talleres comunitarios donde Walter pudo
poner en práctica sus habilidades
de inventor.
“Antes, el operador del telar tenía que avanzar
en el tejido y dar la vuelta y enrollar la tela ya entramada,
Walter inventó un dispositivo –al que todos le
dicen Cri-Cri– para que eso se pudiera hacer de manera
automática”, cuenta Bundy.
El trabajo y pensamiento de Rewi Alley, y lo visto en las
escuelas y cooperativas del Gung Ho, dejaron una huella indeleble
en la manera de pensar de Walter Illsley, cuya intención
era intentar replicar estos esfuerzos allá
donde fuera.
“Cuando nos establecimos aquí queríamos
ayudar en lo que fuera; no podíamos entrar en política,
así que ayudamos a la construcción de una escuela.
Hasta hace algunos años los barrios de Uruapan estaban
organizados como una comunidad indígena, entonces construimos
la escuela entre la gente del barrio y luego fuimos al ayuntamiento
para que pusieran a los maestros: la escuela funciona hasta
la fecha”, cuenta Bundy Illsley.
Los Illsley organizaron –retomando la idea de un conocido–
durante varios años los llamados “Encuentros
de hombres nuevos”, en los que artistas y estudiantes
de artes iban a Uruapan y daban talleres de música,
dibujo, pintura, entre otras artes, a niños indígenas
de la meseta purépecha.
“No teníamos muchos recursos, el apoyo de las
autoridades era muy poco. Las actividades se hacían
en la fábrica San Pedro, los artistas, los estudiantes
y los niños comían y dormían en las casas
de los vecinos, pudimos hacerlo por varios años.
Gung Ho: el hilo de mi existencia
Con sus cuatro hijos adultos –dos varones (uno de
ellos llamado Rewi en honor a Allen) y dos mujeres–,
Bundy Illsley se dedica a la supervisión de la
operación de la fábrica –cuya peculiaridad
es que se trabajan las pacas de algodón hasta convertirlas
en chales, manteles, telones, etcétera– y
a pensar en nuevas maneras de ayudar. “Gung
Ho ha sido el hilo conductor de mi vida y lo fue de la
de Walter; yo desde niña eso vi con mis padre,
Walter siempre tuvo esa misma idea, su familia era muy
disciplinada, pacifista. Eso fue lo que nos movió
a hacer lo poco que hemos hecho aquí.”
Walter Illsley regresó a China varias veces, sólo
una vez fue toda la familia (viaje en el que recorrieron
una parte del país en un largo viaje en tren),
mantuvo contacto con Rewi Alley hasta la muerte de éste
en 1987 y organizó su vida a partir de los principios
del trabajo conjunto, hasta su muerte. |
Walter Illsley |
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