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Año 10 • No. 420 • Noviembre 16 de 2010 Xalapa • Veracruz • México Publicación Semanal

Declaró el Premio Nobel de Química 1981

No necesito que me digan que las moléculas son hermosas: Hoffmann

La química es arte, oficio y negocio, dijo, en amena conferencia con estudiantes

La industria es un factor de gran importancia para quienes se dedican a la química, añadió

Alma Espinosa

No hay necesidad que existan tantos químicos, a menos que haya una estructura económica que requiera este oficio, el cual también es considerado como un arte y un negocio, declaró el Premio Nobel de Química 1981 Roald Hoffmann, durante el simposio en su honor que organizó la Universidad Veracruzana (UV).

En su conferencia magistral “La imaginación química en acción, en lugares muy estrechos”, el también filósofo y poeta polaco ofreció una visión distinta de la química a los jóvenes universitarios que colmaron el auditorio del Museo de Antropología de Xalapa.

Invitado por la Unidad de Servicios de Apoyo en Resolución Analítica (SARA) de la UV, Hoffmann compartió su forma simple de ver la química, la cual desde antes de que existiera la ciencia, los químicos, las sustancias y las transformaciones era un arte y un negocio.

Aseguró que la industria es un factor de gran importancia para quienes se dedican a la química. Recomendó no esperar que ningún microscopio muestre qué hay en el interior de una molécula, pues resulta esencial tratar de conocer sin ver. Esto “porque somos muy dependientes de la vista y a veces las cosas que vemos realmente no son las que creemos que son”, expresó.

Al aceptar lo anterior, dijo, “nos ayuda a construir un puente con nuestros colegas en las humanidades y las artes porque ellos todo el tiempo se están enfrentando con algo que conocen intuitivamente antes de poder verlo”, expuso el Nobel de Química 1981.

Comentó que las moléculas tienen una cronología y eso es lo que deben pensar los jóvenes que a veces se cuestionan si la química tiene futuro. Narró que al ver algunas moléculas se da cuenta de la facilidad con que se han convertido en parte de su alma y nadie necesita decirle que son hermosas.

Roald Hoffmann consideró que en la vida se necesita simplicidad y como muestra en una conferencia amena habló de moléculas y sus formas, que comparó con la sopa de pasta. Dijo no complicarse porque las moléculas entraron a su mente sin que él se lo propusiera.

No obstante, aclaró que se debe tener cuidado cuando los químicos o los físicos toman esta simplicidad para creerse más listos que otras personas y “es cuando trabaja el pecado de la arrogancia mental. Ejemplos típicos son los físicos que creen que las ecuaciones deben ser correctas porque son sencillas”, expresó.