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Año 10 • No. 420 • Noviembre 16 de 2010 Xalapa • Veracruz • México Publicación Semanal

Nueva economía generó trabajos inestables: De la Garza Toledo

Juan Carlos Plata

La nueva economía, internacionalizada y acorde a la globalización, ha generado empleos inestables y carreras ocupacionales desfragmentadas, lo que dificulta la identificación amplia de los trabajadores como colectivos y reduce la posibilidad de acciones colectivas organizadas, aseguró el sociólogo Enrique De la Garza Toledo, durante su conferencia “Hacia un concepto ampliado de trabajo” llevada cabo en la Universidad Veracruzana (UV).

De la Garza Toledo, ganador del Premio Nacional de Ciencias y Artes 2009 e investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana, explicó que dos versiones que tratan de explicar la crisis de identidad social: una, la de que es producto lógico de la Revolución Industrial y del liberalismo político, que rompieron con la forma de trabajo feudal y provocaron movilidad social y de clase, y la que dan los teóricos para-posmodernos.

“En los años noventa la importancia del problema de la identidad, sentirse parte del mismo grupo social, se convierte en una versión pesimista, los teóricos Zygmunt Bauman y Richard Senett hablan de que ya no es posible crear identidades amplias y, por lo tanto, movimientos colectivos amplios y que esa situación no es circunstancial, sino que llegó para quedarse”, explicó.

En cuanto al concepto clásico del trabajo que hasta la fecha rige las relaciones laborales en México y en el que sólo se toman en cuenta las figuras de un patrón y un trabajador, dijo que es cada vez menos común en el mundo moderno.

“A partir del auge de la economía de servicios y de producción de bienes simbólicos (como los software), el cliente juega un papel cada vez más importante, porque sin cliente el trabajo no tiene razón de ser. Y en estos días es necesario considerar condiciones y actores cada vez menos ligados al trabajo en sí para estudiar el proceso laboral.”

De acuerdo con De la Garza Toledo, los trabajo atípicos –la expresión informales ya no es una categoría aceptable para ellos– deben ser estudiados desde tres perspectivas: quién controla el proceso y qué factores intervienen en él; la sociodemografía y la economía, que tiene que ver con la oferta y la demanda de ese trabajo, y la regulación de ese proceso laboral (derechos del cliente, la regulación de un trabajo sin territorio fijo ni tiempos específicos y de trabajadores no asalariados).

El autor de más de una decena de libros sobre el tema, dijo que hace unos días llevó a la Cámara de Diputados una propuesta para que en la nueva legislación laboral que se prepara se incluyeran los conceptos de trabajo atípico y se regularan estos nuevos procesos laborales no clásicos.

Puso como ejemplo a Chile, que en su legislación ya incluye la definición de trabajo atípico, y la de Paraguay, que incluye la figura de cuasipatrón, generalmente ocupada por el Estado y que aplica para ocupaciones en cuyo proceso laboral intervienen legislaciones no relacionadas con lo laboral, como los vendedores ambulantes y prestadores de servicio como los transportistas.

De la Garza dijo además que los teóricos para-posmodernos sostienen que con la nueva economía las ocupaciones se tienen por espacios muy cortos, la gente transita por diferentes empleos, ocupaciones e incluso ubicaciones geográficas (el caso de los migrantes), “lo que puede llegar a generar fragmentación de las relaciones familiares, sociales, e incluso del carácter mismo de las personas”.

Pero, a pesar de las condiciones imperantes de aislamiento laboral y fragmentación social, es posible construir identidades colectivas sólidas y puso como ejemplo algunas sociedades virtuales de diseñadores de software que se ayudan en la solución de problemas específicos, o el caso de los migrantes mexicanos en Estados Unidos que van de un trabajo y de un lugar a otro, casi siempre dentro de núcleos colectivos de iguales en distintos lugares.

En su intervención, el rector de la UV, Raúl Arias Lovillo, sostuvo que así como el mundo se ha transformado en los últimos años, el esquema clásico de trabajo también ha sufrido cambios sustanciales, y dijo que ese proceso de evolución aún no ha terminado.

“Todo indica que la producción de bienes simbólicos aumentará en los próximos años y estos esquemas de fragmentación se profundizarán, de ahí la importancia de formar profesionales cada vez más capaces de transitar con éxito de una ocupación a otra.”

El reto de las universidades en el siglo XXI, explicó, es enseñar a los estudiantes a pensar y a autoformarse durante toda la vida.

La conferencia formó parte de los trabajos del Seminario de Estudios del Trabajo que coordinan el CIESAS Golfo y Distrito Federal, el INAH -Xalapa y la UV y la Universidad Autónoma de Querétaro.