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Año 10 • No. 431 • Febrero 21 de 2010 Xalapa • Veracruz • México Publicación Semanal

Coinciden especialistas de la UV

El panorama global afecta el alza de precios

El incremento al precio internacional de semillas incide en la economía mexicana

Políticas internacionales de control financiero restringen el margen de acción estatal

David Sandoval

Considerado como un fenómeno recurrente al inicio de año, el alza de precios ocupa a los medios informativos que contrastan las opiniones de la ciudadanía con las declaraciones oficiales, en particular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) en voz de su titular, Ernesto Cordero, quien en enero pasado afirmó que los incrementos particulares en determinados productos agrícolas no generarían un aumento generalizado.

Tomando como punto de partida dicha aseveración, académicos de la Universidad Veracruzana (UV) expusieron para Universo sus opiniones respecto al tema.

“El alza de precios es normal si por normal se entiende una serie de cuestiones: que los precios de los servicios públicos se actualizan a inicios de año, tanto los federales considerando los bienes petrolíferos, como los locales, entre los cuales se cuenta el predial y el servicio de agua potable”, manifestó Francisco Montfort Guillén, miembro del Instituto de Investigaciones y Estudios Superiores Económicos y Sociales (IIESES).

A nivel nacional, el año pasado se registró un incremento de fenómenos hidrometeorológicos extremos, ello generó carestía en relación con los productos de primera necesidad, señaló Luz Angélica Gutiérrez Bonilla, directora del IIESES; fue a partir de agosto que algunos incrementaron hasta el triple su precio, generando un “aumento de precios estacional originado por la escasez de estos productos”.

Hay otros factores que incrementan su precio, como el aumento en el precio de la gasolina, lo cual incide en el transporte de bienes y “genera un aumento en el costo de producción, que se refleja en nosotros los consumidores”, detalló la investigadora.

De acuerdo con información del Banco de México (Banxico), la inflación de la primera quincena de enero creció 0.17 por ciento; esta cifra resultó significativamente menor a la que se observó durante la misma quincena de 2010, que fue de 0.75 por ciento, precisó Arturo Méndez Montero, catedrático de la Facultad de Economía.

El índice de precios de la canasta básica durante la quincena de referencia aumentó 0.47 por ciento y entre los precios que mostraron un mayor incremento se encuentran: limón 14.53 por ciento, cigarros 10.40 por ciento y plátanos 4.91 por ciento; en tanto que la electricidad, la gasolina y el gas mostraron un incremento inferior al uno por ciento, detalló Méndez Montero.

Variaciones estacionales de los precios
Entendemos que hay variaciones estacionales de los precios a escala global y consideramos a la economía mexicana como “extraordinariamente abierta, que no puede sustraerse a los vaivenes de precios”. Este incremento tiene también un efecto psicológico porque “en la cultura mexicana diciembre es el mes del gran gasto, del despilfarro”, entonces la ciudadanía sale de un periodo donde recibió un dinero adicional, que probablemente fue gastado por completo, explicó Montfort Guillén.

Ello genera un fenómeno psicológico de carencia, continuó; “ahora se habla mucho del alza de los bienes agrícolas, en ese sentido existen dos hipótesis: la primera plantea que la incorporación de un mayor número de personas –millones– a las clases medias en China e India, principalmente, están demandando una mayor cantidad de alimentos”, ello genera una subida de precio a escala internacional.

La segunda hipótesis, al parecer más acertada, plantea que el problema para México no es la sobredemanda, sino que tiene que ver con las exportaciones e importaciones, es decir, como se toma de referencia al dólar y el peso mexicano se está re-apreciando y la moneda estadounidense se abarata –debido a una estrategia explícita para abaratar las exportaciones–, ello ocasiona presiones inflacionarias. Estas presiones se pueden contener, no con el control de precios, sino con la política monetaria, dijo el investigador, “pienso que realmente es una mezcla de estos factores”.

Partiendo de la crisis alimentaria a nivel internacional generada por el aumento de la población con acceso al mercado de servicios, en China, como actor principal, se tiene una mayor demanda de productos agrícolas, incrementando los precios del trigo, maíz y soya, comentó Gutiérrez Bonilla.

Aparte de ello, ante la escasez del petróleo se buscan nuevos combustibles y es el etanol –biocombustible producido a base de maíz y caña de azúcar– el que impulsa una división en cuanto a la producción, ahora la mitad es para consumo humano, el resto es destinado a producir etanol en países como Brasil, Argentina y Estados Unidos, precisó.

Comercio de productos agrícolas: ni libre ni justo
Aun cuando el precio de los cereales se regule por el mercado, su comercio no es libre ni justo, apuntó Méndez Montero, los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) proporcionan un apoyo equivalente a aproximadamente 365 mil millones de dólares anuales a sus agricultores, mientras que las subvenciones y protecciones arancelarias a favor de los biocombustibles desvían millones de toneladas de cereales del consumo humano al sector energético.

El gobierno federal trata que no tengamos una inflación galopante porque debe cuidar –a recomendación del Fondo Monetario Internacional (FMI), del Banco Mundial y de Estados Unidos– las variables macroeconómicas de nuestro país, ya que de lo contrario rompe el concierto internacional, pudiendo ocasionar un nuevo efecto tequila, señaló la académica.

“Sin embargo, cuidar las variables a nivel macroeconómico no quiere decir que se está protegiendo a nivel familiar tanto el ingreso como el poder adquisitivo; la forma en la que Banxico calcula el nivel de inflación de nuestro país nada tiene que ver con lo que viven las amas de casa”, manifestó.

“Nosotros, como amas de casa y como investigadores, vemos que no se refleja en la vida diaria”, prosiguió, “en la realidad existe un aumento de precios, quizá sea estacional pero está ocurriendo y las familias que subsisten con uno o dos salarios mínimos no pueden consumir algunos productos de la canasta básica”.

Modificaciones en la canasta básica
Banxico modificó la integración de la canasta básica para determinar el índice de precios, expresó Francisco Montfort, se aplicó sobre la hipótesis de que esta nueva conformación de la canasta básica “determinará de mejor manera los artículos –bienes y servicios– que inciden realmente sobre el consumo, eso es lo importante”.

Lo ideal es que se mantenga la misma capacidad adquisitiva del trabajador asalariado, destacó Arturo Méndez; esto implica que los salarios se incrementen en la misma proporción en que aumentan los precios, aunque cabe aclarar que el salario mínimo resulta insuficiente para adquirir la canasta básica, “hace más de dos décadas que el salario real –salario nominal entre el índice de precios– ha tenido una franca tendencia al descenso”, dijo el docente.

Montfort Guillén precisó: “En México las clases medias están de vuelta –así sean frágiles– y tienen otros patrones de consumo, eso fue lo que hizo Banxico: aplica la nueva medición y contradice a estos políticos que hablaban de desabasto, de crisis y al borde del estallido social; resulta que la inflación es de las más bajas para un enero, desde hace mucho tiempo”.

Subsidios vs directivas de organismos internacionales
“Lo mejor que podría hacer el gobierno, en mi opinión, sería subsidiar la tortilla, pero entonces rompe los esquemas que le dictan a nivel internacional, cuando previamente se ha acusado a México de mantener un estado paternalista por los subsidios a la producción”, apuntó Gutiérrez Bonilla.

Tenemos un escenario con tendencias divergentes, continuó, por un lado está el acatar las disposiciones de organismos internacionales y, por el otro, alcanzar la justicia social. “Este proceso de cuidar las variables macroeconómicas ha provocado, desde la crisis de 1994 en adelante, un aumento exponencial de familias en condición de pobreza, sobre todo en las familias que viven dentro de los cinturones de miseria de las zonas metropolitanas, éstas son las que resienten principalmente la situación económica actual”.

Por el contrario, la población que vive en áreas rurales cuenta con un espacio donde pueden producir alimentos para el autoconsumo; “sin embargo, las personas que emigran a las ciudades no tiene dónde cultivar, ni siquiera tienen esa opción y para ellos es muy difícil encontrar un trabajo en la ciudad adecuado a sus capacidades y sus saberes, planteó la titular del IIESES.

Consumo informado y mejor recaudación
Montfort Guillén concluyó: “El fenómeno del alza de precios es básicamente un problema de clases medias, que además son las que determinan las investigaciones de mercado y pueden expresarse a través de los medios de comunicación”.

Por su parte, Méndez Montero recalcó que el ciudadano debe informarse acerca de los precios y comprar al vendedor que ofrezca el producto al precio más bajo.

No obstante, añadió, para resarcir su poder adquisitivo el trabajador asalariado puede negociar un incremento en los salarios, aunque éste puede alimentar un nuevo incremento de los precios ya que los empresarios transfieren el costo –tal aumento salarial– a los consumidores.

Como conclusión, Gutiérrez Bonilla propuso que se gravara el Impuesto Sobre la Renta a las empresas y a personas con niveles de ingreso alto y un IVA generalizado para todos, exceptuando la canasta básica; crecería la base impositiva de nuestro país, generando mayores recursos para cubrir las necesidades del país.