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Año 10 • No. 458 • Octubre 17 de 2011 Xalapa • Veracruz • México Publicación Semanal

Aseguró el académico Miguel Ángel Escalona

Cinco transnacionales dominan
la producción de alimentos mundial

De seguir como hasta hoy, en el año 2030 México importará el 80 por ciento de los alimentos

Hay que impulsar el “buen vivir” de las familias, alentar el mercado local, dejando de lado a estas empresas, advirtió

Karina de la Paz

El profesor de la Facultad de Agronomía de la Universidad Veracruzana (UV), Miguel Ángel Escalona, exhortó a los estudiantes y sociedad civil en general a tener un “vínculo con la tierra” e intentar cultivar parte de los alimentos que consumen y/o generar canales de comercialización con productores locales, lo que impulsa “el buen vivir” y una economía regional sustentable, desplazando a las trasnacionales que generan productos con severas consecuencias contra la salud, con el único objetivo de obtener jugosas ganancias.

El académico y coordinador del programa Huerto UV enlistó que los alimentos procesados están diseñados para durar más tiempo en los anaqueles, “si duran tanto en anaquel algo les pondrán”; son diseñados y empacados para ser transportados largas distancias sin alterarse, es decir, “muchos de los alimentos que estamos consumiendo ni siquiera se producen en el país”, hay expertos en el tema que calculan que en 2030 México importará 80 por ciento de sus alimentos, “eso es una tragedia”. A esto se le añade que están hechas con productos transgénicos.

Se estima, dijo, que cada persona dedica un tercio de su tiempo en buscar qué comer, por lo que no resulta una fantasía pensar en autoproducir parte de los alimentos y/o articular de manera regional iniciativas de producción y consumo de alimentos, toda vez que 80 por ciento del tráfico de comida está dominado por cinco empresas trasnacionales

Además, los alimentos de estas empresas están diseñados para satisfacer y engañar al paladar, a partir de una “elaborada y compleja ingeniería” e incorporación de altísimas concentraciones de azúcares, harinas refinadas, grasas y sales.

Para muestra, analizó la etiqueta informativa de una leche de sabor fresa que normalmente consume el sector infantil: leche semidescremada, azúcar, saborizante de fresa, vitaminas B5, B12, ácido fólico y rojo 40.

Explicó que la leche se descrema porque no puede ser procesada industrialmente con altos contenidos de grasa; esa grasa que contiene vitaminas A,D y E se vuelve un material para hacer mantequillas, entre otros productos; la vitamina es reconstituida con elementos sintéticos, sin embargo en la etiqueta mencionan que el producto está enriquecido precisamente con las vitaminas A, D y E, “entonces es muy perverso, porque por un lado le quitan el valor nutritivo y por otro no lo añaden (de manera sintética) y lo venden”.

De paso, abundó en lo que contienen colorantes como el rojo 40 –según lo divulgado por la Agencia de Protección Ambiental (EPA) que se dedica a analizar este tipo de sustancias–: “El rojo 40 puede ocasionar reacciones alérgicas severas y, a pesar de ser un colorante relativamente nuevo, ya está bajo sospecha de ser cancerígeno. Además, hay evidencias de estudios en ratas de que causa efectos adversos en los procesos de reproducción”.

Vivir bien: todo comienza en casa
En la Estación EcoDiálogo, el académico ofreció la plática “El vivir bien: todo comienza en casa”, donde compartió su ejercicio cotidiano de sustento alimentario iniciado hace aproximadamente 10 años, antes de ese tiempo “también tomaba Coca-Cola”.

Miguel Ángel Escalona intercaló la plática con lecturas de expertos en el tema como Gustavo Duch Guillot, Víctor Toledo y Max Neef.

Narró cómo fue que en su familia se dieron cuenta que la ropa de marca, los colegios privados y alimentos de importación no son lo mejor para la salud.

“Todas estas cosas que nos dicen es la buena vida, estaba dando resultados en mi familia, tenía un hijo enfermizo a pesar de lo bien que ‘vivíamos’, esto nos orilló a cuestionar en qué estábamos fallando.”

Por este hijo enfermizo, confesó, decidieron cambiar sus hábitos alimenticios y a la fecha todos los integrantes de la familia están totalmente sanos.

Comenzaron a cultivar parte de los alimentos que consumen –en el jardín de su casa–, se informaron sobre lo que contienen los producidos por las grandes empresas.

En alusión a Víctor Toledo, mencionó el término “micropolítica domestica”, y expuso que en el interior de casa es posible vivir bien.

“Nosotros (él y su familia) decidimos modificar nuestros hábitos de alimentación, de salud, vivienda, agua y energía. Lo primero fue cambiar la medicina alópata por homeópata; consumir alimentos orgánicos, a pesar de que son acompañados por el mito de que son caros, pero más bien se reconoce el trabajo de las personas de producir sin químicos que es un rollo, y también aprendimos a cultivar nuestros alimentos”.

Mencionó que hay numerosas alternativas para producir frutas y verduras en casa, sin necesidad de mucho espacio y tiempo, como los cultivos verticales en una suerte de percheros con garrafas reutilizadas y llenas de tierra y abono –que también es posible generar- o las hortalizas en las azoteas.

Además, reiteró la necesidad de articular canales de comercialización con productores locales o regionales. Con acciones como ésta, acentuó, se combate la esencia que mueve actualmente a la sociedad: comprar-consumir-tirar.