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Año 10 • No. 466 • Enero 9 de 2012 Xalapa • Veracruz • México Publicación Semanal

Asesorados por artistas de la UV

El Castillo: su origen y costumbres,
contadas por la comunidad

Durante cuatro días trabajaron con niños, padres de familia y demás habitantes de la comunidad para decantar en historias, cómic y pinturas a la congregación, perteneciente a Xalapa


Los niños en el Taller de Pintura

Karina de la Paz Reyes

Hay varias versiones sobre por qué El Castillo se llama así. Una de ellas dice que hace muchos años llegó a vivir ahí un señor bautizado como Guadalupe Castillo. Su apellido dio nombre a la comunidad y su nombre sirvió de pretexto para elegir a la virgen morena como “su patrona”.

Otra, contada por María Isabel López, refiere que poco después de su fundación, los lugareños construyeron un horno de leña “redondo como una cueva”, en el que cocían cazuelas y tejas. Las “chispitas” y el humo provocado por las brasas adquirían formas parecidas “a unos castillos, y por eso se le quedó ese nombre”.

La laguna La Palma, la ranatoro, los hornos, ollas, comales, tejas, ladrillos, manzarines y la pizca de café, son sólo algunos de los elementos que conforman la historia de El Castillo, congregación del municipio de Xalapa.

Estos relatos, al igual que muchos recuerdos, mitos, historias y leyendas, fueron revividos y compartidos por sus habitantes mayores a los niños de la escuela primaria “Patria”, a iniciativa del investigador Alejandro Sánchez Vigil, del Centro de EcoAlfabetización y Diálogo de Saberes (Ecodiálogo) de la Universidad Veracruzana (UV), con la intención de sensibilizar y generar una memoria colectiva viva de El Castillo, a través de la narrativa, plasmada en las artes plásticas.


La comunidad en el convivio que dio fin a la actividad comunitaria
Así, y como parte del proyecto “Convivio Creativo”, fueron convocados alumnos de sexto grado de la escuela primaria mencionada, al igual que los padres de familia y los abuelos de la comunidad.

La iniciativa es respaldada económicamente por la Fundación Colección Jumex, mediante su “programa de apoyo al desarrollo de proyectos artísticos, curatoriales y editoriales, así como de investigación y promoción de las artes visuales”.

Del 20 al 23 de octubre Sánchez Vigil, junto con Ulises Mora Carrillo, Lorena Orozco Quiyono, Roberto de la Torre, Víctor Martínez Díaz y Fernando de Alba Alcántara –todos egresados de la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado La Esmeralda– desarrollaron una serie de actividades artísticas con los niños y padres de familia.

El “Convivio Creativo” tuvo la intención de compartir con los niños de sexto año de la primaria un poco de conciencia ecológica y memoria local, a través de actividades relacionadas con el arte, explicó Sánchez Vigil.

Abundó que en la serie de actividades aplicaron el “arte relacional”, que consiste en la creatividad participativa, comunitaria y dialogante.

La laguna
El académico de la UV expresó que una de las primeras ideas con las que surgió todo este plan fue hacer un poco de conciencia ecológica; hacer un esfuerzo individual y colectivo para voltear a ver a la laguna; qué es lo que está sucediendo con ella e incentivar para que se considere como un lugar de cuidado y conservación.

Precisamente, uno de los escenarios más llamativos de El Castillo es su laguna, La Palma, que no es sólo una imagen lacustre sino un importante bastión ecológico. En ella conviven por lo menos 80 especies de animales. “Hemos visto pescar águilas; llegan patos buceadores y garzas”, enfatizó Sánchez Vigil.

Sin embargo, con el crecimiento de la población, la laguna se ha visto afectada, pues en ciertas temporadas del año recibe aguas grises, acción que antes no sucedía.

“Con el crecimiento de la población se vuelve más problemática la subsistencia de lugares como la laguna, por eso estamos tratando –con el esfuerzo de todos, si es que hay la intención de que se conserve, se cuide y sea un espacio de recreación”, expresó.

Las historias, las pinturas
Entre las actividades que realizaron estuvo el Taller de Narrativa, que consistió en que los padres y abuelos del lugar platicaran a los niños de cómo se fundó El Castillo, qué actividades se hacían antes y cómo era el lugar.


La laguna La Palma, en la congregación El Castillo, lugar mítico y al mismo tiempo abandonado por los lugareños

“Aquí se fundó El Castillo, porque era monte, cuando llegó a vivir el señor Guadalupe Castillo y aserraban madera, por eso le pusieron El Castillo y la patrona es la Virgen de Guadalupe.

”Mi papá era Maximiliano Basurto Lozano y le tocó la inauguración de la laguna, era agente municipal. Cuando hicieron el lago nada más eran unas pocitas y ahí enfrente tenía mi papá un horno de tabique y dos galeritas; luego empezaron a venir a sacar fotografías en avión del gobernador que estaba en ese tiempo y les gustó para hacer una laguna.

”Desde ese entonces la laguna ha cambiado porque cuando el señor Silvestre –que ya falleció– lavaban el café y echaron toda el agua ahí ya no hubo pescado, y luego tuvieron que secarla y volverle a echar agua, pero antes estaba mejor, el agua estaba clarita”, rememoró Paula Basurto Castillo, de más de 90 años de edad, quien al igual que muchos de la comunidad participó en el “Convivio Creativo”.

El testimonio de Paula Basurto –perteneciente a la estirpe de los fundadores de la comunidad– no fue el único. Varios padres de familia compartieron a los niños las historias que años atrás les contaron sobre cómo se fundó la comunidad.

Entre ellas figura la de María Isabel López Ortiz, madre de Dalia Fernández López, de sexto grado de la escuela primaria “Patria”. La señora recordó que desde que se fundó la comunidad se ha trabajado con el barro para elaborar alfarería, tejas, tabiques y manzarines. “Los de antes decían que el horno era redondo como una cueva y cada vez que empezaban a echarle lumbre para que se cocieran las cazuelas, tejas y demás, se levantaban unas chispitas junto con el humo y parecía que formaban como castillos, y por eso se le quedó el nombre de El Castillo”.

Además, María Isabel mencionó un personaje mítico del lugar: la ranatoro, que según dicen, habita en los alrededores de la laguna.

Entre las leyendas no faltó la de la Llorona: “Dicen los que la han visto que tiene cara de mula y de espaldas es muy guapa y de cabellera larga, larga”.

Las historias narradas por los adultos y escuchadas por los niños fueron decantadas en cómic y pinturas.

Mudos y ciegos
Otra actividad del “Convivio Creativo”, que tuvo el objetivo de sensibilizar, se llamó Mudos y Ciegos y se desarrolló en las orillas de la laguna La Palma.

Los niños, con ojos vendados y cubrebocas, tocaron pasto, árboles, ramas, agua, raíces, rocas, madera, aire y personas; eran guiados por compañeros que sí veían, pero no podían hablar.

“Me gustó mucho cuando me tocó abrazar a los árboles, tocar las ramas, agarrar el pasto; cuando nos echaban el agua sentí que estaba en el aire; cuando se nos indicó que nos paráramos y sintiéramos el aire, sentí como si estuviera en las nubes flotando. Me gustó mucho. Cuando me tocó estar tapado tenía mucha confianza en el compañero que me llevaba.

Un niño con los ojos vendados abraza un árbol, a la orilla de la laguna

”Ésta fue la primera vez que experimenté tocar los árboles, las ramas, y me gustó mucho. Al principio me dio miedo porque pensé que nos iban a hacer algo, pero después no, y entendí que era para experimentar con la laguna. Ahora valoro más a la naturaleza. Lo voy a practicar con mis amigos en la casa”, narró Axel Meléndez Hernández, alumno de sexto grado de la primaria.

La artista Lorena Orozco explicó que el objetivo fue abrir la percepción y conectar a los niños con el entorno de otra forma. Además, dijo, es un acto de ser cuidados y cuidar; es un acto de confianza, complicado, porque da miedo vendarse los ojos y aventurarse. “Vi algunas resistencias, pero fueron las menos”.

Los caminos de El Castillo
También desarrollaron la dinámica del “mapeo”, donde los niños y padres de familia, integrados en equipos de trabajo, dibujaron su versión de cómo es El Castillo, dónde está su casa, escuela, parcelas, iglesia, calles, veredas. Además, crearon una historia que tocara todos los puntos señalados en el mapa.

Una de esas historias es la siguiente: “Los vecinos de los alrededores de Xalapa migraron hacia El Castillo. Llegaron a crear un pueblo vecino, les costó mucho trabajo instalarse pero al final lograron establecerse en una colonia. Los habitantes de El Castillo no querían que se instalaran ahí los migrantes, porque querían ser los únicos y protestaron para que no destruyeran la laguna y siguiera como zona recreativa”.

El artista Víctor Martínez Díaz explicó la importancia de tener conciencia del espacio y, “precisamente una de las formas de entender y apropiarse de un lugar es a partir de la cartografía”.

Entre los lugares comunes que dominaron en las historias está la idea de la contaminación de la laguna y la migración, añadió Martínez Díaz.

La fiesta
El cierre de las actividades fue el domingo 23 de octubre, en la orilla de la laguna La Palma, con la exposición de las pinturas, cómic y mapas elaborados por los niños, junto con sus padres.

El convivio estuvo amenizado por un trío norteño del lugar. Los asistentes compartieron suculentos manjares nacionales. Antes, realizaron faena alrededor del lago, sobre todo recogiendo basura y colocándola en su lugar.

“Esto me gustó muchísimo porque a los niños les llamó la atención saber por qué El Castillo, cómo empezó, quiénes fueron los primeros que empezaron a existir aquí, el trabajo tan grande que hay y sobre todo la importancia que le dan a la laguna, un lugar muy bonito que a nosotros quizá nos falta mucho por valorar.

”La experiencia que me deja es cómo alguien que no es de aquí le da una importancia que nosotros no le damos”, dijo María Isabel López Ortiz.

Por su parte, el académico Sánchez Vigil expresó: “Tuvimos una muy buena recepción de parte de los niños, las mamás, los papás y los profesores de la primaria. Están muy entusiasmados con lo que hemos hecho con ellos, incluso ha habido comentarios con el deseo de que se continúen, de alguna manera, estas actividades”.

Con el trabajo realizado, apuntó, se percibió una diferencia entre lo que era El Castillo antes y ahora. “Una sensación de nostalgia por los tiempos pasados, que de hecho creo que siempre sucede, está el famoso dicho de que ‘tiempos pasados fueron mejores’ ”.

No obstante, la intención fue conocer las potencialidades con las que todavía cuenta la comunidad para hacer una recreación de todos esos saberes “que si bien se están perdiendo, podemos hacer el esfuerzo no para traerlos melancólicamente del pasado, sino para ver si tienen viabilidad y cómo podrían estar presentes en la vida diaria de una manera transformada o renovada”.

Con los trabajos obtenidos en los días de convivencia, los artistas elaborarán una publicación, a fin de que sea una memoria histórica elaborada por los mismos habitantes de El Castillo.