Con el objetivo de evitar la contaminación ambiental

Científicos del IIB convierten
unicel en pegamento y barniz

El unicel es un poliestinero que por sí sólo tarda hasta 900 años, o más, en degradarse

Investigadores del IIB trabajan en una biotecnología para retirarlo del ambiente, a través de bacterias

En su proceso encontraron una tecnología que lo hace útil en actividades cotidianas del ser humano

Karina de la Paz Reyes

Científicos de la Universidad Veracruzana (UV) han desarrollado una nueva tecnología para convertir el unicel en pegamento y barniz, así lo informó Augusto Hernández, del Instituto de Investigaciones Biológicas (IIB), quien además resaltó que esta casa de estudios es la primera que ha trabajado el método en toda la región sur-sureste del país, lo que la coloca a la par de la Nacional Autónoma de México (UNAM), a pesar de la diferencia de presupuestos entre una y otra.

“Se trata de una pequeña tecnología con alto impacto para la sociedad y el medio ambiente”, subrayó el académico del Área de Investigaciones en Biología Vegetal del IIB; además, expresó la preocupación que tienen por la contaminación que genera el unicel al medio ambiente, pues tarda 900 años, o más, en degradarse.

“Nosotros pensamos que probablemente algunas bacterias que tenemos, llamadas hidrocarbonoclásticas, y que tienen la capacidad de degradar compuestos de hidrocarburos, podrían atacar el producto y ayudarnos a quitar este contaminante”, explicó.

No obstante, en el proceso –que ha llevado más de siete meses–, Augusto Hernández, con la participación del académico José Martínez Gándara, obtuvieron productos intermedios: pegamento, laca o barniz y plástico.

En el caso del plástico, mencionó que se trata de un uso que no promoverán, pues una vez que los artículos elaborados con ese material concluyan su vida útil –que se hayan roto o entrado en desuso–, deshacerse de ellos sería muy complicado, como es actualmente el caso del unicel.

El trabajo fundamental continuará, pues el objetivo es llegar al desarrollo de una biotecnología, facilitándoles a las bacterias poder atacar el unicel, utilizándolo como alimento, para que en el propio medio se limpie, “ése es nuestro fin finito”, apuntó.

El investigador Augusto Hernández muestra cómo el unicel se disuelve en otras sustancias, para convertirse en pegamento

La comercialización
Si bien la UNAM ha desarrollado este método de convertir el unicel en pegamento y barniz, la diferencia está en los costos del proceso y el producto final, pensando en que se pueda comercializar.

“La UNAM lógicamente tiene un alto presupuesto, gente muy capaz e infraestructura en sus laboratorios, que les permite aplicar su conocimiento en la búsqueda de más y nuevas formas de desarrollar tecnologías. Hace como mes y medio dio a conocer que estaba haciendo lo mismo, hablaron de un barniz y un pegamento hecho a base de unicel con acetona y acetato de metilo; nosotros aquí no tenemos acetato de metilo, somos pobres.”

El biólogo acentuó que con el desarrollo de este tipo de tecnologías la UV se pone “a la par de la UNAM y con menos recursos”.

Apropósito del término “comercializar”, Augusto Hernández consideró que sería conveniente que la Secretaría de Medio Ambiente –en cualquiera de sus tres niveles– se pusiera en contacto con la UV para rescatar la tecnología en mención.

“Sería unirse, comunicarse con la UV, con nuestro rector –quien está ocupado en muchas cosas pero que se preocupa por el medio ambiente– y decir qué recursos o equipo tienen, aquí dinero no queremos, sino equipos para desarrollar esta tecnología, duplicarla, sacar el producto y poderlo comercializar y que no se estanque, como muchas otras cosas en las que somos de las primeras universidades del sur-sureste que las trabaja.”

En este proyecto, finalizó, podrían integrarse alumnos y, becados, se desarrollarían académicamente y contribuirían en el cumplimiento de vincular a las dependencias gubernamentales y la UV en pro del beneficio de la sociedad y el medio ambiente.