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Año 10 • No. 470 • Febrero 7 de 2012 Xalapa • Veracruz • México Publicación Semanal

Soy una mujer sin fe en la justicia: Esther Hernández Palacios

La escritora recibió el premio Testimonio Carlos Montemayor,
en Chihuahua, por su obra Diario de una madre mutilada

Jorge Vázquez Pacheco

Esther Hernández Palacios recibe una llamada telefónica del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA). Se trata de Stasha de la Garza, coordinadora de Literatura del Instituto, para comunicarle que ha sido ganadora del premio Testimonio Carlos Montemayor 2011 –otorgado por el Instituto Chihuahuense de Cultura y el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta)– por su documento Diario de una madre mutilada.

Fue así como el pasado 22 de enero la escritora viajó a aquel estado, donde en el palacio de gobierno recibió el citado premio, apenas a unos metros del lugar en que cayó abatida el 16 de diciembre de 2010 la activista Marisela Escobedo Ortiz, a quien Hernández Palacios dedicó el reconocimiento recibido.

La académica adscrita al Instituto de Investigaciones Lingüístico-Literarias de la Universidad Veracruzana (UV) meditó en torno a la desgracia que le impulsó a la redacción de un libro que, según sus propias palabras, hubiera preferido no escribir nunca.

“Lo inicié dos días después del asesinato de mi hija Irene. Fue agredida el 8 de junio de 2009, cerca de las 10:30 horas. Después del funeral, pedí a una de mis amigas que me comprara una libreta negra de pasta dura, sin espiral –para no poder arrancar las hojas– y tinta de gel para que deslizara rápido. Era mi imperiosa necesidad de escribir y redacté allí todo lo que sentía; es un testimonio escrito con el corazón desgarrado y lágrimas en los ojos.


Esther Hernández Palacios

”Creo que ha sido la respuesta coherente a los muchos años que llevo enseñando a mis alumnos el valor de la palabra poética. Siempre les he dicho que la poesía funciona para los momentos más importantes de la vida: para el enamoramiento, el nacimiento de un hijo, la decisión política y laboral, y para sobrevivir a la muerte de los seres queridos. Soy escritora, crítica literaria y profesora en literatura; no poeta. La circunstancia me condujo a ser creadora en este sentido.

”Es un libro breve, cuya narrativa inicia el 8 de junio y concluye 30 días después. Es, de alguna manera, un collage porque incluye algunos textos de prensa de aquellos días… es el conjunto de impresiones, pensamientos y sentimientos de una más de las madres que hemos perdido hijos en esta guerra en que nos hemos inmerso en México.”

Hernández Palacios abunda que “no podía ser una redacción complaciente; es crítica en general. Aunque he registrado participación en las marchas organizadas por el activista Javier Sicilia y pertenezco al colectivo ‘Por la paz con justicia y dignidad de Xalapa’. En ese sentido podría ser mi militancia por los Derechos Humanos y la justicia. Mi texto no es el de una activista o militante, es el de una madre realmente mutilada.

”Una de las cosas terribles en esta situación es la impunidad, la imposibilidad de justicia, la desazón y el pesimismo. Si viviéramos en otro tipo de sistema, en el que el Estado de derecho prevaleciera, uno por lo menos esperaría que paguen los culpables. Pero, ¿pensar eso en este país?”

La escritora expresó que dedicó el premio a Marisela Escobedo porque, desde su punto de vista ético, no hacerlo sería una actitud irresponsable. “Marisela murió pidiendo justicia porque creía en ella; yo me describí como una mujer de poca fe. Los periodistas de Chihuahua me preguntaron qué quise decir con ello, y mi respuesta ‘es que yo no tendría el valor para plantarme sola en una plaza exigiendo justicia’. Estoy convencida de que debemos ser muchos, que todos debemos levantar la voz y que nos falta mucho camino por recorrer para esperar que las cosas cambien en este país”.

Asimismo, dijo que es imposible evitar los arrebatos de rabia espantosa, de deseo de venganza: “Afortunadamente no es lo que dominó en mi duelo. Pero sí hubo un momento de ira terrible. Mi hija Irene tenía apenas 26 años, apenas iniciaba su vida, deseaba embarazarse y se sometía a un tratamiento de fertilidad. Era guapa, inteligente, brillante; era un sol. Su sacrificio ha sido totalmente injusto. Debemos tratar de sobrevivir en este clima de violencia, pero no creo que debamos acostumbrarnos a ello; eso significaría darnos por vencidos. Sobrevivir pese a la impunidad significa que debemos hacer lo que nos corresponda. A mí me corresponde escribir y creo firmemente en la palabra escrita; creo más en la poesía que en la oración”, concluye.

Cabe decir que el libro Diario de una madre mutilada será publicado por la editorial Ficticia, en co-edición con el INBA y el Instituto Chihuahuense de Cultura.