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Año 10 • No. 470 • Febrero 7 de 2012 Xalapa • Veracruz • México Publicación Semanal

Aseguran miembros fundadores a 15 años de su instalación

Junta de Gobierno, garante de la autonomía universitaria

Desde febrero de 1997, la UV logró autonomía para gobernarse y designar autoridades
sin subordinación a poderes externos: Ragueb Chaín y Enrique González Deschamps

Irma Villa

Hace 15 años, en el Consejo Universitario celebrado el 14 de febrero de 1997, se llevó a cabo la instalación de la primera Junta de Gobierno de la Universidad Veracruzana (UV). Su creación vino a dar a la institución la autonomía que necesitaba para tomar las riendas de su destino y no depender de las decisiones de los gobernantes en turno que cada seis años imponían, de acuerdo con sus intereses e ideologías, al Rector y demás autoridades universitarias.

El académico e investigador Ragueb Chaín Revuelta, en nombre de los otros integrantes, aseguró ese 14 de febrero, que la Universidad contaría, como lo han demostrado los hechos, con la autonomía para regirse y designar autoridades sin subordinación a poderes externos, así como sería la única facultada para “decidir los contenidos y procesos educativos y de investigación a partir de los valores propios del conocimiento y no de una determinada ideología o el establecimiento de jerarquías sustentadas en criterios meritocráticos, propios de las actividades universitarias, al margen de los impuestos por el campo político”.

Pero sobre todo, el actual director general de Administración Escolar dejó en claro que en cuanto a la administración de los recursos, éstos serían usados en beneficio de las prioridades académicas, las cuales están determinadas por los universitarios.

Ahora, 15 años después, Ragueb Chaín afirmó que la Junta de Gobierno debe continuar como garante de la autonomía universitaria y de la selección del mejor candidato para regir el camino de la institución, porque cuenta con “el valor del acuerdo y el reconocimiento a la autoridad de colegas que se rigen por los valores propios del conocimiento y no de una determinada ideología; en breve, es el valor que tiene aceptar y reconocer que los asuntos deben ser decididos por quienes tienen autoridad y legitimidad para hacerlo, es decir, los universitarios.”

En este mismo orden de ideas se pronunció Enrique González Deschamps, quien aseguró que “hablar de la Junta de Gobierno es hablar de la autonomía misma, como principio”.

Señaló que desde que la UV cuenta con este organismo, “los cambios que ha experimentado en su gestión permiten evidenciar a una institución capaz de regular por sí misma sus procesos financieros, de docencia, investigación, extensión de los servicios y difusión de la cultura; en una dinámica que necesariamente liga la acción de la Junta de Gobierno a la consolidación de la gestión universitaria”.

González Deschamps y Chaín Revueltas afirmaron que el impulso a la transparencia, las nuevas propuestas pedagógicas, la mayor eficiencia administrativa y vigilancia sobre el uso de los recursos, son el argumento más importante para desear que la Junta de Gobierno siga siendo el garante de la reforma democrática de la vida universitaria.



Ragueb Chaín
Situación de la UV en 1997
En 1997, recordó Chaín Revuelta, la Universidad había logrado superar en buena medida los viejos tiempos del clientelismo y el uso patrimonialista de sus recursos; además, destacados académicos, independientemente de su vínculo con el poder político o sindical, se reincorporaban a esta casa de estudios.

Por otro lado, continuó, la gestión del rector Emilio Gidi Villarreal enfrentó con solvencia los retos planteados por las nuevas dinámicas del financiamiento y la relación con el Estado, ello contribuyó a sentar las bases de la reforma universitaria.

Aun así, o quizá por ello mismo, no resultó extraño que líderes sindicales, algunas autoridades y académicos, sostuvieran que la autonomía era innecesaria, consideraban que no era una demanda de la comunidad, que no existía un movimiento que la exigiera.

Sin embargo, está claro que era una necesidad para enfrentar en mejores condiciones los cambios que la relación de la educación superior, el Estado y la sociedad sostenían; es decir, la emergencia de una sociedad más dinámica y exigente, que colocó a los procesos y resultados de las instituciones bajo un mayor escrutinio público, indicaba que no existían las condiciones que hicieron tolerables los modelos de gobierno donde la conducción y las principales decisiones tuvieron como eje la política estatal y los intereses del partido oficial.

En palabras de Enrique González Deschamps, la Universidad estaba acotada, el gobernador en turno tenía la facultad de nombrar al Rector y a los altos mandos, lo que no permitía la continuidad de programas y proyectos generados en las administraciones anteriores y limitaba las funciones del Rector.

La Junta de Gobierno y la consolidación de la autonomía
Si algún papel hay que otorgarle a la Junta de Gobierno es el de haber actuado al margen de intereses personales, de grupo o de partido, a ello contribuyó su carácter plural y académico que le permitió sortear con solvencia las dificultades propias de la primera designación, fundamentalmente superar las creencias de que la designación de las autoridades se seguía resolviendo en Palacio de Gobierno, ganar credibilidad y la confianza de la comunidad.

Por otro lado, desde mi punto de vista, dijo Chaín Revuelta, se aprovechó adecuadamente la posibilidad de darse su propio reglamento y establecer en él los lineamientos clave para la designación del Rector, teniendo en cuenta el bien de la Universidad y las características de los aspirantes y candidatos, según su comprensión de la situación académica y el futuro de la UV, su independencia real y manifiesta ante intereses económicos y políticos, el reconocimiento en el medio de la educación, y su capacidad académica, administrativa y liderazgo.

Pero también es necesario reconocer que ha sabido mantener el papel que le corresponde en el concierto de la vida universitaria, de mucho respeto para la comunidad y las autoridades, al mismo tiempo que demandante del manejo adecuado de los recursos a través de la Contraloría.

Legitimidad, eficiencia administrativa y vigilancia de los recursos, entre los logros de la autonomía
Cuando se transita de rendir cuentas al gobernador en turno a rendir cuentas a la propia comunidad y a la sociedad en su conjunto, es decir, cuando se obtiene la autonomía, se abre paso a formas de autoridad que, además de gozar de legitimidad, pueden conducir con eficacia y de manera decisiva a la Universidad, capaces de introducir reformas e impulsar transformaciones en un medio difícil, exigente y competitivo, explicó el Doctor.

La autonomía en cuanto al gobierno, la administración y la organización interna, nos ofreció el espacio necesario para desarrollar con libertad un propio proyecto académico y así responder a las cambiantes demandas del medio, contribuir con la posibilidad de crear las bases para un desarrollo académico sostenido y estimular su capacidad innovadora. Sin duda, ello ocurrió y sigue ocurriendo.

Los retos de la UV
En este punto, el experto en educación describió cuatro retos que son, aseguró, un buen punto de partida para la mejora integral: incrementar su matrícula, por la vía de garantizar al máximo la permanencia y abrir opciones profesionales; garantizar una oferta educativa, que además de enseñar para una profesión, forme para seguir aprendiendo; mejorar la eficiencia en el uso de los recursos humanos y materiales disponibles; avanzar en la transformación de las relaciones con sus sindicatos y hacer de los contratos colectivos verdaderos instrumentos de mejora administrativa y académica.

Mientras Enrique González consideró que la UV debe ser capaz de sustentar su acción de cara a las necesidades del entorno social en materia de salud, alimentación y daño medio ambiental a través de la generación de recursos humanos competentes para dar frente a los mismos; desarrollo de investigación básica y/o aplicada como coadyuvante a la solución de problemas emergentes, así como también dimensionar su papel liberador de la dependencia en ciencia y tecnología extranjera; además, la preservación de su identidad histórico-cultural.

Tales acciones, agregó, deberán estar sustentadas y reguladas por la Junta de Gobierno, donde la mayoría de sus integrantes sean miembros de la UV y con arraigo regional, conocedores de la problemática social de Veracruz (siete integrantes), y además miembros externos de otras instituciones que aporten propuestas desde la perspectiva de su quehacer laboral y entorno de desarrollo (dos integrantes).

Integrantes de la Junta de Gobierno 1997
Dr. Ragueb Chaín Revuelta
Dr. Axel Didriksson Takayanagui
Dr. Enrique González Deschamps
Dr. Miguel José Yacamán
Profr. José Luis Melgarejo Vivanco
Mtro. Carlos Pallán Figueroa
Mtro. Luis Arturo Ramos Zamudio
Dr. Julio Rubio Oca
Dr. Rafael Velasco Fernández

De acuerdo con lineamientos propios de este organismo, los integrantes han ido cambiando a lo largo de estos 15 años. Así, se tiene que el 11 de mayo de 2001 se llevó a cabo el primer relevo: salió Julio Rubio Oca y entró el doctor Diego Valadés.

En un proceso subsiguiente formaron parte:
Miguel Álvarez de Asco
Jaime Martuscelli Quintana
Lilia Irene Durán González
Mercedes Gayosso y Navarrete
Luis Esteva Maraboto
Arturo Gómez Pompa
Enrique Florescano Mayet
Santiago Mario Vásquez Torres
Guillermo de León Adams
Romualdo López Zárate

Actuales miembros de la Junta de Gobierno:
Carlos Octavio Rivera Blanco
Alberto Javier Olvera Rivera
José Negrete Martínez.
José Sarukhán Kermez
Julia Tagüeña Parga
Mario Muñoz
Miguel Limón Rojas
Rolando Cordera Campos
Silvia Del Amo Rodríguez

Tras 15 años, el progreso de la UV
es evidente: Velasco Fernández

Debido no sólo a que la autonomía lo facilita y lo promueve, sino a que ha existido voluntad y esfuerzo de las autoridades que la Junta de Gobierno ha designado con acierto

Desde que el gobernador del estado, Patricio Chirinos Calero, siendo Rector Emilio Gidi Villarreal, envío a la Legislatura la iniciativa de ley que daría a la Universidad su autonomía en los términos fijados por la propia Constitución de la República, se hizo evidente la total aceptación de la comunidad universitaria y su expectativa de que su aprobación serviría para dar a nuestra casa de estudios mejores posibilidades para cumplir sus objetivos, contestó el doctor Rafael Velasco Fernández cuando se le preguntó sobre la situación que se vivía en 1997 en la Universidad Veracruzana.

El ex Rector de esta casa de estudios, especialista en psiquiatría y con estudios de posgrado en Alcoholismo y Drogadicción por la Organización Mundial de la Salud, aseguró que con esta iniciativa “se entendió con claridad, gracias a la difusión del texto de la ley y de su justificación, que la autonomía garantiza el autogobierno, la disposición de los recursos dentro de las normas internas, y la protección de la libertad de cátedra e investigación, entre otras, de las garantías que la ley propicia. Adicionalmente, no sólo los estudiantes, el personal académico y los trabajadores de la institución, sino también la ciudadanía de la entidad, estaban conscientes de la marcha ascendente de la Universidad y el buen desempeño de sus autoridades, quienes intervinieron en la redacción del proceso necesario para obtener la autonomía y estar, así, a la par con el resto de las instituciones públicas de educación superior.

¿Qué papel desempeñó la Junta de Gobierno en la consolidación de la autonomía de la UV?
La autonomía universitaria es una prerrogativa que otorga la Carta Magna, pero también es un derecho que conlleva obligaciones. Debe ejercerse todos los días con dignidad y con total apego tanto a la Ley de Autonomía como a la Ley Orgánica, que hace posible su aplicación en la práctica. Y si existe algún órgano que lo hace cotidianamente es la Junta de Gobierno, a la cual se atribuyó, como caso único entre las instituciones del país, el deber de conducir las actividades de la Contraloría como garantía de independencia.

¿Qué cambios observa en la gestión de la Universidad Veracruzana a partir de que consolidó su autonomía?
Desde luego al someterse a la Ley de Autonomía, la Universidad efectuó cambios administrativos y de gestión para adecuar las actividades tradicionales a la nueva situación. No me cabe duda de que han sido cambios muy adecuados que han mostrado su utilidad, sobre todo si observamos que la voluntad de los dos rectores que hasta ahora la Junta de Gobierno ha designado, de alcanzar una mayor presencia nacional e internacional, se ha cumplido a cabalidad.

Acuerdos y convenios con diferentes casas de estudio del país y de otras naciones dan cuenta del lugar que ahora se tiene y alimentan un legítimo deseo de unir esfuerzos y aumentar los intercambios. La Organización Universitaria Interamericana, en la que ambos rectores veracruzanos han figurado como presidentes, es sólo una muestra de esos éxitos. Nuestra presencia es ahora más notable y ha representado beneficios académicos y culturales importantes. Sería excesivo citar otros cambios, todos positivos, entre los que se han propiciado con la autonomía.

Sobre su gestión, y juzgando a la distancia, ¿cuál es el valor de que en la UV prosiga la Junta de Gobierno?
Desde que en la década de 1970 tuve la oportunidad de actuar en la Asociación Nacional de Universidades e Institutos de Enseñanza Superior comprobé, como lo han hecho los académicos que estudian la historia de las universidades mexicanas, que todas las instituciones que han obtenido su autonomía mejoran el nivel académico, participan más en el progreso del país, contribuyen con acierto en la distribución social del conocimiento, y favorecen con mejores elementos el mantenimiento y conocimiento de la cultura en general y de las culturas regionales en particular. Este progreso es evidente en nuestra Universidad, debido no sólo a que la autonomía lo facilita y lo promueve, sino a que ha existido voluntad y esfuerzo de las autoridades que la Junta de Gobierno ha designado con acierto.

Dada su experiencia, ¿qué retos son los que debe enfrentar la UV?
Los retos que son propios de todas las instituciones de educación superior del mundo, más los que impone la situación local. Aquéllos siguen siendo los que nacieron con las Universidades de Bologna, Salerno y París: crear espacios en donde la enseñanza y la investigación no estén sujetas a directrices políticas o de otros intereses (políticos o económicos). La búsqueda y la transmisión de las verdades universales no están bajo coacción en las instituciones autónomas, y es objetivo de éstas garantizarlas y ejercerlas.

Pero existen también retos que impone nuestro propio entorno social y cultural. Las universidades debemos ejercer en libertad la crítica formal de los actos de gobierno y de la situación que se vive, siempre con base en el conocimiento y en la buena fe. Los cambios que han de ocurrir para mejorar la vida de nuestros ciudadanos y el progreso general, deben ser objeto de estudio permanente de nuestros académicos e investigadores.