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Año 10 • No. 476 • Marzo 26 de 2012 Xalapa • Veracruz • México Publicación Semanal

En el “carnaval enchilado” de Coyolillo

Alumnos de Antropología Social
realizaron investigación etnográfica

Coyolillo representa la supervivencia de esclavos
africanos que trajeron los españoles en el siglo XVI

Un grupo de estudiantes de la carrera de Antropología Social de la Universidad Veracruzana (UV) realizó trabajo de campo en el pueblo afromestizo de Coyolillo, durante la celebración del carnaval, el pasado mes de febrero, tradición que se practica desde hace 150 años.

Los jóvenes viajaron a Coyolillo (ubicado a 30 minutos de Xalapa) para empezar sus descripciones e interpretaciones personales de esta tradición, tratando también de buscar significados y simbolismos, así como representaciones y concepciones que hacen los partícipes de este lugar.

Iván Hernández, Amalia Vázquez, Berenice Sánchez, Alexandra, Analí Arellano y Montserrat Ramos, coordinados por
Bethi Rodríguez, académica de la experiencia educativa Estudios Étnicos, integran el grupo de universitarios que realizaron dicha actividad.

La elección de Coyolillo se debe a la importancia de este pueblo por sus raíces negras: la mitad de sus habitantes son afromexicanos, el resto de la población es de origen español o francés y mestizo; históricamente, representa la supervivencia de esclavos africanos que trajeron los españoles en el siglo XVI para trabajar en la hacienda cañera de Almolonga, antes llamada Santa Rosa de Coyolillo.

También se dice que durante el siglo XVII llegaron de la cárcel de Pensacola Florida una migración negra que se dispersó por Veracruz y se ubicó en Coyolillo.

Iván Hernández, en su reporte etnográfico, comentó: “Esta experiencia fue interesante porque tuvimos la oportunidad de platicar con algunas personas y saber los orígenes de esta tradición; gozamos de la hospitalidad de Coyolillo, que se manifiesta cada año durante las festividades ya que invitan a los fuereños a su casa donde ofrecen una rica comida”.

Por otra parte, Berenice Sánchez describió: “Al estar en el ‘carnaval enchilado’ de Coyolillo comimos muchos chiles, estuvimos en la presentación del chile más grande del mundo, donde se pusieron más de 10 mil chiles rellenos y capeados. Se dice que aproximadamente se consumen unas 10 mil toneladas de picante durante el carnaval. En cada casa preparan de dos a 20 kilos de chiles rellenos, ya sea de carne de cerdo o de pollo, según las visitas que recibirán, otros platillos son la torta de plátano, de camote y de calabaza”.

La estudiante agregó que “esta tradición está siendo revalorada por la Secretaría de Turismo del Estado y cuenta con el apoyo del Instituto Culinario de Chefs de Xalapa. Esto fue el atractivo para que mucha gente del estado y fuera del mismo acudiera a Coyolillo, así como extranjeros, reporteros de TV Azteca, el Ballet Folklórico Internacional de Veracruz, fotógrafos y reporteros. Todo esto me permitió hacer una observación muy detallada del sentir y el significado del carnaval en un pueblo negro del estado de Veracruz, donde muchos de sus agregados culturales y simbólicos también ya son modernos, notándose un sincretismo.”

Del mismo modo, Amalia Vázquez señaló: “Otro aspecto de la tradición de este pueblo es la elaboración de máscaras, que expresan diferentes estados de ánimo, representando también animales de la región, principalmente el toro y el diablo; a veces se combinan rostros de animales con humanos que expresan horror, alegría, terror, admiración y que portan niñas, adultos y jóvenes que participan en el desfile carnavalesco. Se dice que hay talleres que fomentan la elaboración de máscaras, los cuales inician tres meses antes del carnaval (y en los que se confeccionan) más de 100 máscaras, cuyo precio va de 250 a 450 pesos”.

Los estudiantes coincidieron: “Participamos en el desfile y en la coronación de la reina del carnaval y el rey de la alegría, en el que también estuvo invitada una bella dama del pueblo de Yanga de ascendencia negra; nos atrajo mucho ver a la gente disfrazada con vestidos coloridos, campanas y cascabeles, portando penachos cubiertos de tela y de flores y adornados con espejos y con máscaras de madera, lo que nos motiva a entender más el porqué persiste esta tradición, qué cambios se están dando en esta cultura de origen negro, donde parece ser que la música, el jolgorio y el baile no dejan de acompañar su vida cotidiana que, aunque pobre y marginal, subsiste con sus tradiciones”.

Al respecto, la académica Bethi Rodríguez consideró que “se debe profundizar más en estos aspectos, ya que la tercera raíz y su influencia en la cultura mexicana debe revalorarse de igual manera en los países americanos que tienen una alta población negra como Perú, Brasil, Colombia, pues también los americanos tenemos dentro de nuestra identidad una mezcla indígena, española y africana y –como dice el historiador veracruzano Octavio García Mundo (pionero de las investigaciones sobre la tercera raíz en México)– se debe enfocar el estudio de estos grupos étnicos desde diferentes líneas de investigación que den cuenta también de la discriminación, pobreza y migración a la que están siendo condenadas estas poblaciones”.

Finalmente, la académica de la experiencia educativa Estudios Étnicos, resaltó la siguiente declaración de García Mundo: ‘No debemos avergonzarnos de nuestra tercera raíz, ya que gracias a los esclavos que vinieron de África no desaparecieron los indígenas y hoy contamos con 10 a 12 millones, hecho que no ocurrió en el Caribe, donde se acabaron por completo. Pero, además trajeron nuevas formas de agricultura y la ganadería”.