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Año 10 • No. 476 • Marzo 26 de 2012 Xalapa • Veracruz • México Publicación Semanal

Señalan investigadores

Existe discriminación de género al interior de las familias mexicanas

La UV incluye en sus planes de estudio el tema de género; Psicología imparte el Taller de Sexualidad y Género

Adriana Vivanco

La Encuesta Nacional de Discriminación 2005, elaborada por la Comisión Nacional de Derechos Humanos, presentó datos que arrojan altos grados de discriminación, y se afirma que 71 por ciento de los jóvenes mexicanos no aceptaría que se les dieran los mismos derechos a homosexuales y heterosexuales, punto que resulta interesante al tomar en cuenta que podría pensarse están más sensibilizados respecto a la diversidad sexual.

De esta manera, Antonia Ladrón de Guevara, académica de la Universidad Veracruzana, informó que esta casa de estudios desde 1990 integró una perspectiva de género en sus programas para estar siempre a la vanguardia de las necesidades académicas de los estudiantes, quienes, a su vez, mantienen una relación directa con las necesidades de la sociedad mexicana, la cual está en constante cambio; por ello, el tema de género se trabaja de manera transversal, en el que se incluyen experiencias educativas como Psicobiología y Sujeto, Educación y Sociedad.

La entrevistada destacó que la labor que se genera al interior de la Facultad de Psicología, donde se imparte el Taller de Sexualidad y Género, aborda estas problemáticas con las que se aportan a los estudiantes herramientas académicas necesarias para promover, desde sus trincheras de trabajo, un ambiente de tolerancia y respeto que permee no sólo en la vida académica, sino además lo social.

Ladrón de Guevara enfatizó también la importancia de asumir estos retos desde la psicología ya que es una disciplina receptora de muchos de los problemas sociales, no solamente el aspecto clínico, también la construcción básica de la identidad individual y social, convirtiéndose en un tema cada vez más pertinente en la agenda académica y de investigación.

Organizaciones en contra de la homofobia
Reconocer, valorar y promover la diversidad como un paradigma de la sociedad contemporánea, es uno de los principales objetivos de la asociación internacional Familias por la Diversidad Sexual (FDS), organización que surge a partir de las manifestaciones de homofobia, violencia, hostilidad y discriminación hacia ciertos grupos debido a su identidad sexual y de género.

Así, miembros de familias integradas por gays, lesbianas, transgéneros, bisexuales y heterosexuales, como aspiración hacia una sociedad inclusiva, forman la FDS, en busca de generar una conciencia de respeto, valoración y dignificación de los derechos humanos de las personas pertenecientes a la comunidad de la diversidad sexual, promoviendo así la unidad familiar y el bienestar de sus integrantes; apoyándolos para enfrentar la hostilidad a través de la educación como una herramienta clave para erradicar la discriminación.

Aunque en otras partes del mundo la discusión respecto a los derechos y políticas referentes a la diversidad sexual tiene tiempo que se ha puesto sobre la mesa, en México es reciente el interés en políticas públicas; es el caso de la Ley de Sociedad de Convivencia aplicada en el Distrito Federal, a partir de la cual han surgido distintas opiniones e incluso controversias legales por las disposiciones que ella implica.

No obstante que esta nueva ley no cree una nueva figura jurídica, pues en México se considera como relaciones de convivencia tanto a los matrimonios como a los concubinatos, sí plantea una nueva situación social al tomar en cuenta el caso de personas que, sin tener ninguna relación sanguínea, deciden vivir juntas, circunstancia que de hecho sucedía, y sucede, con o sin la ley, la cual reconoce ahora de manera legal estas estructuras familiares, asignándoles responsabilidades y derechos, convirtiéndolas en contratos sociales iguales a los del matrimonio.

De más está aclarar que no todas la personas que viven en estas circunstancias son homosexuales, puede darse el caso que por motivos diversos algunas decidan compartir sus vidas sin tener un lazo sentimental o sexual, cuestión que la ley no contempla; lo que sí marca claramente –y es el motivo de la polémica– es el amparo a personas que vivan juntas y deseen asumir este tipo de sociedad, sean de distinto o del mismo sexo, contemplando de manera implícita a la comunidad perteneciente a la diversidad sexual.

El principal aporte de esta ley radica en que antes de ella no existía un registro de las parejas del mismo sexo que sin ser familiares vivieran juntos, pero es remarcable cómo Alejandro Brito, director de la publicación Letra S, recuperando datos del Consejo Nacional de Población, identificó para el año 2000, más de 400 mil hogares en estas condiciones, y recuperó también información de la Encuesta Nacional de Cultura Política y Prácticas Ciudadanas 2001, promovida por la Secretaría de Gobernación y el Instituto Federal Electoral.

Brito obtuvo números alarmantes que indican que 33 por ciento de las y los homosexuales han sufrido discriminación durante su adolescencia, ocho por ciento ha padecido violencia física, 21 por ciento ha sido despedido de algún trabajo por sus preferencias sexuales, 30 por ciento ha sufrido acoso por la policía. Tan sólo en el Distrito Federal se registran 97 asesinatos al año por homofobia, desde luego sin tomar en cuenta los cientos de casos que no se denuncian por temor a mayor discriminación.

Estos números, sin duda, invitan a la sociedad a abrir los ojos y empezar a enfrentarse a sí misma, asumiendo que la diversidad existe, la ignoremos o no, siendo necesario tomar cartas en el asunto para disminuir daños y crímenes de odio de los que son víctimas homosexuales, transexuales, lesbianas, etcétera; mexicanos que son hijos, hermanos, familiares y amigos nuestros, y que también son parte de esta sociedad.

Sin embargo, a pesar de los avances que ya se tienen en estos temas, miles de jóvenes en México se enfrentan a este tipo de situaciones de manera constante, lo que convierte a esta problemática en un estigma social, incluso a veces son señalados desde sus núcleos familiares.

En este tenor, un estudio realizado por la investigadora Caitlin Ryan, dentro de las universidades de San Francisco y de Utah, en Estados Unidos, que aborda el tema del rechazo familiar hacia hijos que pertenecen a la comunidad de la diversidad sexual, indica que esta intolerancia aumenta las probabilidades de que los jóvenes desarrollen problemas de salud en su etapa adulta, lo cual genera depresión, abuso de drogas, intentos de suicidio y prácticas sexuales inseguras.

El estudio de Ryan, denota la existencia de un temor a lo desconocido por parte de los familiares y la sociedad en general, que se traduce en buscar culpables y reprimir estas conductas en las que la norma social es la heterosexualidad, basada fundamentalmente en la idea de familias biparentales, conformadas por parejas heterosexuales en las que no cabe la posibilidad de aceptar otro tipo de modelos que, aunque existen y cada vez más en la sociedad, son castigados, si no de manera penal, sí de manera social.

Desde la sociología, Daniel Verástegui explica estas reacciones negativas al interior de las familias; resalta el contexto en el que se criaron los padres de estos jóvenes, en un ambiente en el que hasta hace 20 años se pensaba que la homosexualidad era una enfermedad, incluso en varios países era y es penalizada, motivo por el cual persiste este rechazo con la creencia de que es una condición y no una opción.

"El gran reto está en que el homosexual no sea quien nos reafirme nuestra heterosexualidad, que el hombre no sea quien nos reafirme como mujer; siendo capaces de superar estas estructuras dicotómicas podremos asumir que la homosexualidad está dentro de nuestra heterosexualidad, y la carga masculina está dentro de nuestra carga femenina":

Inmaculada Antolinez


Por este motivo es que Verástegui enfatiza la importancia de trabajar desde el ámbito académico e institucional para generar en la sociedad mayor información que permita una cultura de respeto.

Generar cambios desde varias perspectivas
La investigadora Inmaculada Antolinez Domínguez, de la Universidad Pablo de Olavide, en Sevilla, España, quien participó en el foro internacional "Tapalewilis for Intercultural Education: sharing experiences, building alternatives", con la conferencia "La gestión de la diversidad cultural en España y México: construcción de la diferencia y lógicas de exclusión en educación intercultural", comentó que: "A nivel teórico, la discriminación sexual es un tema de equidad social; la diversidad sexual nos obliga a pensar en diversidad familiar, en familias de papá-papá, mamá-mamá o incluso familias monoparentales, obligándonos a reflexionar desde las instituciones académicas y gubernamentales en estas nuevas figuras familiares que se encuentran casi ausentes en las políticas educativas y de gestión social".

Además, agregó que es preciso generar cambios de conciencia desde varias direcciones: "En el caso de España hubo un cambio legislativo que permitió el matrimonio homosexual; por desgracia no vino de manera inmediata, acompañado de un cambio de conciencia social con respecto a esa nueva inclusión, aunque sí se pudo percibir que esta política ha permeado lentamente en cómo percibir estos temas por parte de la sociedad, quizá porque un cambio legislativo ayuda a la visibilización".

También resaltó que "los grandes retos están en que se den esos giros epistemológicos a nivel institucional, académico y de las organizaciones civiles; desde ahí y a nivel intimista, es decir personal, es donde la educación tiene un papel clave, pero no sólo en las escuelas, también y de manera más fuerte, tal vez, desde los núcleos familiares".

Por último, expuso que "el gran reto está en que el loco no sea siempre el que nos reafirme nuestra cordura; que el homosexual no sea quien nos reafirme nuestra heterosexualidad, que el hombre no sea quien nos reafirme como mujer; siendo capaces de superar estas estructuras dicotómicas podremos asumir que la locura está dentro de nuestra cordura, la homosexualidad está dentro de nuestra heterosexualidad, y la carga masculina está dentro de nuestra carga femenina".