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Año 10 • No. 482 • Mayo 14 de 2012 Xalapa • Veracruz • México Publicación Semanal

Entrevista con Luz María Calderón

Un pueblo educado es más difícil de engañar

“No se necesita de mucho para comenzar a hacerse preguntas, solamente tienes que voltear al cielo, ver las estrellas y de inmediato surgen las preguntas: ¿quién soy?, ¿a dónde vamos?; es una muy buena oportunidad para despertar la curiosidad científica”

Marcelo Sánchez Cruz

Luz María Calderón es una incansable promotora de la ciencia: de 1983 a la fecha ha impartido más de 350 conferencias de difusión de la astronomía; de octubre de 1985 a abril de 1986 estuvo a cargo de la organización para la observación del cometa Halley en Chapa de Mota (Estado de México), atendiendo a más de cinco mil personas en ese lapso.

Es fundadora de FAMA (Físicos Astrónomos Mexicanos y Asociados), primera empresa de astronomía en México, y ha organizado expediciones para la observación de eclipses solares en diferentes partes del mundo: México, Sudamérica, India y París. También ha impartido 18 cursos de astronomía básica.


Académica de la Facultad de Ciencias de la UNAM

Calderón es una mujer de múltiples intereses; estudió la carrera de instrumentista en la Escuela Superior de Música de Bellas Artes y la Licenciatura en Física y Maestría en Ciencias en la Universidad Nacional Autónoma de México; desde 2004 es profesora en la Facultad de Ciencias de la UNAM.

En entrevista, Luz María Calderón explicó su método para acercar la ciencia a la gente, y por qué esta fascinación de observar a las estrellas.

Usted ha dedicado una gran parte de su labor profesional a la divulgación de la ciencia realizando presentaciones donde los asistentes pasan un momento muy entretenido a la vez que aprenden. ¿Cómo llegó a este criterio de presentar información valiosa con temas amenos?
Bueno, primero, he tratado de quitar de mi lenguaje la palabra divulgación, porque es una palabra que significa llevar al vulgo la luz que yo tengo, y esa idea como que no me convence, entonces me gusta más la palabra difusión. Creo que difusión se trata más de llevar la ciencia o hacerla extensiva a la mayor parte de la población; es muy importante hacer notar a los estudiantes, al público en general, que la ciencia no es nada del otro mundo, es de este mundo.

Y lo único que se necesita son las bases, y si dudamos que se puedan forjar durante la educación formal por las carencias que existen, si podemos acercar a los niños a los museos, a los diferentes lugares donde se pueda difundir la ciencia, para que ellos mismos se motiven, indaguen y, de ser suficiente su curiosidad, puedan llegar a ser incluso autodidactas. Eso es lo maravilloso de estimular la curiosidad científica, genera el gusanito de seguir aprendiendo.

¿Cómo pueden reducirse las posibilidades de frustración de quienes desean acercarse a estos conocimientos pero se ven limitados por cuestiones de recursos materiales o físicos para continuar su aprendizaje?
Esto depende del tipo de ciencia en la que uno quiera adentrarse, por eso me parece que la ciencia astronómica es muy taquillera, porque no se necesita de mucho para comenzar a hacerse preguntas; es decir, solamente tienes que voltear al cielo, ver las estrellas y de inmediato surgen las preguntas ¿qué soy?, ¿qué estoy haciendo aquí?, ¿a dónde vamos? Es una muy buena oportunidad para despertar la curiosidad científica.

Además, la astronomía es una ciencia que se puede hacer a nivel de aficionado, a diferencia de otras; no se puede ser médico aficionado. Pero para ser un astrónomo aficionado, es sólo empezar a leer, hay muchos libros de difusión de la astronomía, muy buenos, yo recomendaría comenzar por el de Carl Sagan.

¿Por qué? Porque a mi parecer es probablemente el hombre que se ha dedicado o que se dedicó mucho tiempo a hacer difusión en astronomía, tuve la oportunidad de conocerlo y de él tomé el modelo de difundir la ciencia y la astronomía. Si tuviera algún maestro, después de mi padre, sería justamente Carl Sagan.

¿Cómo se puede responder a quienes opinan que este tipo de trabajos de difusión no se apegan al carácter rígido y formal que debe tener el aprendizaje científico?
Muy bien, aquí en la ciencia hay como bandos, escuelas diferentes, donde es un poco difícil que si alguien tiene una nueva idea acerca de una nueva teoría, acerca de alguna cosa en particular, pueda convencer al resto, y si eso es en la forma de investigación, ¿qué no habrá de diferencias con respecto a cómo dar a conocer los resultados?
Sin embargo, no hay duda, para la validación se debe usar el método científico, yo podría decir “ene” teorías acerca del origen del universo que parecen sacadas de la manga, pero a la mera hora, yo tengo que confirmarlas, ¿cómo?, mediante la comprobación.

Ahora, quisiera nada más ilustrar un punto de las bases de las que en ocasiones debe partir la ciencia, y me gustaría hacerlo con un ejemplo que me parece interesante: en el siglo XIX se decía que la vida surgía de la nada, ¿no es cierto?, la teoría de la generación espontánea, donde lo que se veía era que se dejaba un montón de ropa o comida a un lado, de repente salía vida. En el siglo XX, gracias a la investigación sobre microorganismos, todo mundo se reía de esa teoría. Actualmente uno dice: es una locura, la vida no sale sin querer.

Pero, la teoría más aceptada acerca del origen del universo dice que el universo sale justamente de la nada, entonces suena así como contradictorio, irónico, ¿no es cierto? Pero bueno, tenemos que basarnos en algo, y esta teoría de la gran explosión es la teoría que tiene más comprobación científica observacional, es la más aceptada por todo ello.

¿Se ha encontrado con opiniones que defiendan el concepto de creación divina? ¿Cómo se responde a esas perspectivas?
Bueno, esa parte la resuelvo de la siguiente forma: todo el bagaje que tengo es científico, es lo que conozco a profundidad porque en eso me preparé durante algún tiempo. Así que a mí me toca hablar de lo que yo conozco. Sabemos que hay otras formas, desde el punto de vista de la religión, el arte o la filosofía, de encontrar respuestas para esto de dónde surge la vida, a dónde vamos y qué estamos haciendo aquí.

En ese sentido, cada quien tiene sus propias y muy respetables respuestas. En esos criterios no me involucro porque no me he dedicado a ello. Pero puedo hablar de lo que yo sé y de lo que estoy convencida, y trataré de convencer al resto de mis oyentes de que se acerquen y por lo menos indaguen en lo que yo les estoy proponiendo.

La idea es generar una mentalidad abierta en todo sentido, creo que uno puede tener una visión más amplia si tiene más información. Y, al final de cuentas, a la hora de difundir astronomía de lo que se trata es de lo que siempre he dicho: un pueblo más educado es un pueblo más difícil de engañar; se trata de conocer las dos partes, o las tres, o las que sean, y que pueda tomar una decisión, con base en lo que se ha escuchado.

En su experiencia personal, ¿es posible llevar estos criterios de difusión a la enseñanza cotidiana de la ciencia?
Afortunadamente tengo la experiencia de ser académica y dar clases en la Facultad de Ciencias en la UNAM y creo que he logrado mi objetivo de que cuando me tocan estudiantes de Biología que tienen que chutarse la clase de matemáticas, cálculo y ecuaciones diferenciales, porque es obligación en la carrera, hacerlo de una manera que a ellos les agrade, darles un poco de historia, hablar de la parte anecdótica de los grandes pensadores y los grandes matemáticos.

Esto a los jóvenes les abre la posibilidad a un conocimiento entretenido: saber que tal teorema se encontró de una manera chistosa, o que determinado hallazgo fue de casualidad, todo eso de repente lo puedes llevar a la forma abstracta y los alumnos van entendiendo la matemática desde su relación con la historia social, con su utilidad en el mundo; en el sentido de que era algo que no tenía que ver con su campo de especialidad.

Se trata de demostrar que en las ciencias, como en el universo, todo está relacionado, hay muchos profesores extraordinarios que utilizan la misma didáctica, platicar un poco de como se hicieron los descubrimientos sin dejar de lado la formalidad que merecen –en este caso– tanto la materia como los números.

Esto hace la difusión: crear ejemplos que tengan que ver con la vida cotidiana para enriquecer mucho más el aprendizaje al hacerlo significativo.