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Año 10 • No. 483 • Mayo 21 de 2012 Xalapa • Veracruz • México Publicación Semanal

Música moderna y romanticismo
en el próximo concierto de la OSX

Lanfranco Marcelletti dirigirá obras de Macchia, Schoenberg y Brahms

Jorge Vázquez Pacheco

El programa que anuncia la Orquesta Sinfónica de Xalapa (OSX) para este viernes 25 de mayo contiene la atractiva combinación de música moderna con romanticismo, un contraste que queda bien a los interesados en las aportaciones de los maestros escasamente difundidos en nuestro medio.

La audición se anuncia en el horario y sede de costumbre: 20:30 horas, sala “Emilio Carballido” del Teatro del Estado.

Lanfranco Marcelletti, de nueva cuenta, estará al frente del organismo universitario para entregar Orsola, fantasía-obertura de Salvatore Macchia; Cinco piezas para orquesta, de Arnold Schoenberg, y la siempre agradable Tercera sinfonía en fa mayor, de Johannes Brahms.

Macchia es contrabajista y compositor en plena actividad creadora, cuyo catálogo amplísimo incluye obras para orquesta, para la escena teatral, de cámara, conciertos para diversos instrumentos, música vocal y experiencias electroacústicas. Activo como creador desde 1973, sus obras se han interpretado en Estados Unidos, Europa, Rusia y Japón, en importantes festivales. También se desempeña como catedrático de composición y contrabajo en la Universidad Amherst de Massachusetts.

Lanfranco Marcelletti y la OSX

El austriaco Arnold Schoenberg fue uno de los alumnos predilectos de Gustav Mahler y, de muchas formas, continuador del credo estético de su maestro. De esta forma, nada extraño resulta que haya optado por horizontes musicales novedosos y hasta revolucionarios. Su obra Cinco piezas para orquesta se estrenó en Londres en marzo de 1912, apenas al año siguiente de la muerte de Mahler.

Por aquella época muchos conceptos estéticos se modificaban a velocidad de vértigo, de modo que el público y la crítica reaccionaron con asombro ante el lenguaje musical propuesto por Schoenberg en esta partitura que, además, no se distancia mucho de la Novena sinfonía de Mahler pero que marcaría el inicio de la explosión casi volcánica en la creatividad que fue propia del siglo XX.

La Tercera sinfonía en fa mayor de Brahms es considerada “la menor” en el listado de las cuatro sinfonías que escribió el genio de Hamburgo. Esta definición es engañosa, ya que es poseedora de una estructura que define del todo al Brahms puramente académico y continuador de una tradición romanticista que con este músico conoció el pináculo de la inventiva trabajada en continua evolución desde Beethoven.

Su final, meditativo y nada triunfalista, seguramente ha motivado que se le ubique en el concepto arriba mencionado, aunque no en un plano de inferioridad respecto a sus tres hermanas. Esta obra magistral, que en su tercer fragmento presenta uno de los momentos más conmovedores en la música decimonónica, se estrenó en diciembre de 1883.