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Año 11 • No. 485 • Junio 4 de 2012 Xalapa • Veracruz • México Publicación Semanal

Favor de subirse a la escultura

El mar y tú, pieza de Uros Uscebrka y Milena Milosevic, compite en la
Exhibición Internacional de Escultura Artemar 2012, en la localidad portuguesa de Estoril

Juan Carlos Plata

Estoril, Portugal.- A la distancia los observaba el vigilante de la bodega en la que trabajaban. Uros Uscebrka, Milena Milosevic –académicos de la Universidad Veracruzana (UV)– y la hija de ambos, Sara, intentaban avanzar en el proyecto de escultura. Habían traído de México herramientas eléctricas recargables (sierra, taladro, etcétera) –previendo las diferencias de voltaje en Europa–, pero en la bodega no había tomas de corriente eléctrica ni de agua y era imposible cargar las baterías.

Testigo de las dificultades técnicas, el vigilante, quien también era electricista y carpintero, trajo de su camioneta sus herramientas y se las prestó a los artistas serbio-mexicanos.

Uscebrka y Milosevic trabajaban en la escultura El mar y tú, que participaría en la cuarta edición de la Exposición Internacional de Escultura Artemar, que organiza la localidad de Estoril, Portugal.

El mar y tú está compuesta por siete sillas –inspiradas en las viejas sillas de los salvavidas de playa– pintadas de diferentes colores –azul, rojo, amarillo, blanco, verde, morado y anaranjado–, colocadas mirando al mar.

En la ficha de presentación se describe la obra como “una escultura modular e interactiva que pone a cualquier persona en posición para dialogar visualmente con el mar desde otra perspectiva. Pone al espectador en lugar privilegiado e íntimo…Subir a un punto más alto nos permite ver otra realidad, más original y diferente”.


El mar y tú captó el interés del público

“El vigilante también nos prestó ropa de trabajo para no ensuciarnos, nos llevó agua para lavarnos las manos. Terminó teniendo una relación con la pieza, incluso hicimos una adecuación gracias a una observación que él nos hizo: Si la gente se va a sentar en ellas, ¿en dónde va a descansar los pies? Originalmente las sillas no tenían ese detalle y lo incluimos”, explicaron.

Con el proyecto diseñado y seleccionado para la exhibición final –de entre 70 propuestas de todo el mundo–, los artistas de la UV pidieron a los organizadores comprar la madera y pintura necesaria y buscar un lugar donde pudieran trabajar durante cinco días para armar la escultura.

Con el mar como motivo inicial, dijo Milosevic al hablar del proceso de creación, “ya estás un poco encaminado. La idea entonces es buscar algo que no sea un cliché, regularmente la gente piensa en fauna marina o en las olas. Entonces se tiene que intentar que no haya otra interpretación parecida, buscar originalidad”.

Este proceso creativo y de producción, comentaron, puede llegar a ser un tanto caótico y en el trascurso “empiezas a quitar lo que crees que te estorba y a poner cosas que crees que pueden enriquecer la obra”.

Al mismo tiempo, se deben considerar aspectos más técnicos que creativos o artísticos, aseguró Uscebrka, “aspectos económicos, de tiempo, de espacios, de cómo, dónde y cuándo trabajar en la obra, el transporte, el tipo de materiales; es necesario pensar en soluciones que impliquen el menor gasto y la menor dificultad posibles”.

Los artistas aseguraron que el tiempo que se le dedica al oficio ayuda a descubrirse a sí mismo y a evolucionar, lo que propicia que se enfrenten los retos con menos miedo. “El tener más información sobre el oficio y sobre ti mismo hace que te plantees de inicio diferentes opciones que te sirven si tu plan original no funciona por alguna razón”.

Destacaron la importancia del aspecto manual en el arte, “de pronto hay artistas que escapan de la ejecución y de la producción directa. Prefieren dedicarse a la parte puramente reflexiva y teórica y abandonan la parte de tener una obra tangible realizada por ti. En nuestro caso, creemos que las dos cosas no pueden vivir separadas”.

Para este proyecto en particular, explicó Uscebrka, se establecieron tres principios: lo que le da valor a la pieza es el espectador con su uso; que la interacción con la obra provocara una reacción en la gente; y que no es un ejemplo tradicional de escultura, sino una propuesta modular que actúa como obra de arte pero que es al mismo tiempo un elemento urbano con el que el público puede interactuar.

“En el arte urbano, la interacción es un criterio muy recomendable porque le da vida a la obra, hay un principio que dice que lo que se usa perdura y lo que no se usa se deteriora”, aseguró.



Cinco días de trabajo en la bodega-taller: cortando y dando forma

Frente al mar
Luego de cinco días de trabajo en la bodega-taller (cortando, pegando, dando forma, lijando, pintando) y con las siete sillas terminadas –con todo y descansa pies–, inició el trabajo de buscar la mejor locación y colocar las piezas en el malecón de Estoril, para lo cual tuvieron ayuda de personal del ayuntamiento local, que de nueva cuenta hicieron una contribución a la escultura.

“Tuvimos un error de cálculo y los tornillos que llevábamos para fijar las sillas al piso no hubieran aguantado, uno de los trabajadores nos lo hizo notar y él mismo fue a su caja de herramientas, trajo unos más largos y la pieza quedó perfecta.”

Siete sillas (puede ser una para cada día de la semana) orientadas de manera distinta –pero todas de frente al mar “y con suficiente distancia entre ellas para que si hay otra persona sentada en la silla de al lado no interfiera en sus respectivos campos de visión”–, decoradas de colores brillantes, lo que les da un aire festivo, divertido…y mexicano.

“Los colores contrastan muy bien con los tonos suaves del azul del mar, el gris del malecón”.
Antes de colocar las piezas se hicieron muchas pruebas para comprobar si funcionaban con la idea original, “pero una vez puestas en su lugar, nos dimos cuenta que funcionaban perfectamente: una vez arriba de la silla, si bajas un poco la vista ves la playa, y si mantienes la vista arriba sólo ves el mar y nada más, uno se siente como volando”.



El vigilante trajo de su camioneta sus herramientas y las prestó a los artistas
¡Súbanse!
En la inauguración de la exposición se estila caminar por todo el malecón y cada artista explica su pieza al jurado, las autoridades y el público. “Cuando llegó nuestro turno, lo único que dijimos fue: ‘¡Súbanse! Que la pieza se explique sola’, incluso los propios funcionarios lo hicieron.

“La gente desde el primer momento tuvo una interacción muy amable con la pieza y eso, a final de cuentas, es lo más reconfortante; sí, estamos concursando por un premio, sí, es un asunto de competencia, pero estamos convencidos de que el proyecto fue aceptado por la comunidad y eso es ya un premio muy grande.”

“La reacción de la gente fue maravillosa. Llegaban, la miraban, intentaban moverla para ver si estaba bien firme y de inmediato se subían y una vez sentados en las sillas, se les podía ver la cara de felicidad, de tranquilidad.”

El proyecto, que asistió a la exposición con apoyo de la UV y de la Dirección General del Área Académica de Artes, estará en exhibición –junto con los otros 11 finalistas– hasta el 13 de junio, fecha en la que se anunciará el ganador.

Es posible votar para el premio que otorga el público, en la dirección
www.facebook.com/#!/CMCascais/app_302018469880810.