En el área de hongos micorrízicos
Investigaciones realizadas por la UV
son reconocidas internacionalmente
Carolina Barroetaveña, investigadora argentina
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Alejandro Alarcón, profesor-investigador del Colegio de Posgraduados |
Son de relevancia para la sobrevivencia forestal en casos de recuperación o reforestación de zonas boscosas
Paola Cortés Pérez y David Sandoval
En los últimos años, México y especialmente la Universidad Veracruzana (UV), han tenido un crecimiento importante en la investigación de hongos micorrízicos, aseguró Carolina Barroetaveña, investigadora del Centro de Investigación y Extensión Forestal Andino Patagónico, de Argentina, al participar en el VII Simposio Nacional y IV Reunión Iberoamericana de la Simbiosis Micorrízica.
Durante su participación, la investigadora recordó que fue en la UV hace 15 años donde se celebró por primera vez este evento:
“Veo que hay creciente actividad y movimiento en la investigación porque existen muchas especies forestales en México. Comparando con la convocatoria que tuvo la reunión anterior, que se hizo en Tlaxcala, me he dado cuenta que hay más interés y más estudiantes abocados al estudio de las ectomicorrizas, me parece que hay un avance con trabajos muy interesantes”, comentó.
Al cuestionarla sobre la importancia de los hongos micorrízicos, la especialista argentina explicó que son socios obligados de los árboles, toda vez que los ayudan a tener una sobrevivencia más eficaz al realizar una reforestación, o incluso al rescatar una zona forestal.
“Esta simbiosis se basa en el intercambio: el árbol le da hidratos de carbono al hongo y éste a su vez le da agua y nutrientes de una manera más eficiente y abundante, entonces es una relación necesaria”, expuso.
Y prosiguió al mencionar: “Si queremos recuperar o reforestar un bosque degradado por incendios, mal manejo forestal o uso ganadero, necesariamente tenemos que incorporar micorrizas si no nuestros árboles se van a morir; pero no se puede introducir cualquiera, tenemos que conocer cuál es adecuada para cada especie de árbol”.
Además, dijo, otra ventaja que tienen los hongos micorrízicos es que pueden ser comestibles, como es la especie pseudotsuga menziesii, que pueden ser aprovechados económicamente, sobre todo en México donde se tiene la cultura de consumir hongos.
Por otro lado, compartió la experiencia de la proliferación del pseudotsuga menziesii en el bosque nativo de Nothofagus, localizado en la Patagonia, en Argentina. En la actualidad han detectado que es una especie muy agresiva en su reproducción en el área boscosa ya mencionada, y por ello están “observando cómo operan estas micorrizas en este proceso de invasión al bosque andino”.
También mencionó que trabajan en dos proyectos: por un lado, en recuperar el bosque nativo que ha sufrido daños por incendios, mal manejo forestal y cambio de uso de la tierra; por otro lado, la reforestación en zonas “limpias” o donde no hay nada, con la especie nativa de la Patagonia y pino nativo de Oregón, Estados Unidos. Todo esto con ayuda de las micorrizas.
Empresas y científicos
A pesar de los avances en cuanto a la investigación que realiza la comunidad científica nacional, es difícil poner en práctica sus resultados dado que el vínculo con las empresas paraestatales, como Petróleos Mexicanos (Pemex), es muy escaso o nulo, observó Alejandro Alarcón, profesor e investigador del Colegio de Posgraduados, Campus Montecillo, Estado de México.
En un proceso de contaminación, expresó, en el caso Pemex se tienen convenios con aquellas agencias que poseen paquetes tecnológicos que les permiten hacer una limpieza cuando ocurre un siniestro; no obstante, la mayoría que participan en dichos procesos de remediación son firmas extranjeras.
Al tener ese tipo de desventajas, de no tener semejantes vínculos con las empresas o las dependencias de gobierno, como en el caso de Pemex, “no podemos al día de hoy probar esa tecnología de la manera que uno quisiera para validarla y así tener la capacidad de generar paquetes tecnológicos adecuados en materia de biorremediación, como puede ser la limpieza de un suelo contaminado”, aseguró.
Hay contratos muy específicos, abundó, “la mayoría son compañías extranjeras y tienen procesos de limpieza rápidos porque eso le interesa a Pemex, pero, al traer suelo para rellenar y poner una capa de suelo aparentemente limpia, el contaminante queda debajo, asfaltenos, sustancias que no se degradan tan fácilmente, o fracciones aromáticas que pueden tener una contribución de riesgo ambiental.
”El riesgo es que por el desplazamiento del agua con contaminantes, ésta se vaya a los mantos freáticos, llevando el contaminante o la mancha de petróleo a otras áreas y puede incluso llegar al agua que consumimos.”
Aseguró que en México existen científicos capacitados e investigaciones en curso que podrían poner en marcha sistemas de biorremediación, es el caso de la Refinería 18 de Marzo de Azcapotzalco en la Ciudad de México, “donde abrieron un parque ecológico y tuvieron que haber limpiado todos los desechos generados por la refinería; ahí sé que trabajaron bastantes instituciones mexicanas, desde la Universidad de Coahuila, el Colegio de Posgraduados de Puebla y el Cinvestav, encargadas de implementar diferentes procesos de acuerdo con el grado de contaminación presente y fue un buen intento”.
Añadió que el parque ya está abierto “y creo que ejemplifica esa posibilidad: que los científicos mexicanos, con la tecnología que desarrollan en diferentes grupos de investigación, contribuyan también a hacer algo posiblemente menos costoso que una agencia extranjera y a la postre se convierta en tecnología 100 por ciento mexicana, además de permitir la formación de recursos humanos en el campo, porque a nosotros como investigadores nos permite hacer trabajo, limpiar un sitio y también tener a estudiantes que estén formándose en estos proceso de limpieza”.
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