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Año 12 • No. 501 • Octubre 29 de 2012 Xalapa • Veracruz • México Publicación Semanal

El MEIF: cambio y unión


Egresados acreditados

Regresar al modelo rígido sería un retroceso dadas las tendencias educativas nacionales e internacionales: directores

Karina de la Paz Reyes, Susana Castillo Lagos

El Modelo Educativo Integral y Flexible (MEIF) transformó la vida académica de la Universidad Veracruzana (UV), incrementó su calidad y la colocó como una de las mejores universidades del país gracias a que varios de sus programas de estudios están certificados, y una de las exigencias básicas para obtener dicha certificación fue precisamente la flexibilidad.

Además, con la implementación del MEIF también se elevó la competitividad en la investigación: se pasó de seis posgrados acreditados durante el modelo rígido a 65 programas de excelencia con registro en el Programa Nacional de Posgrado de Calidad en el Conacyt.

Estos dos hechos, acreditación de programas de licenciatura y acreditación de posgrados en el PNPC, dan a los egresados de la UV un nivel de excelencia que los vuelve más competitivos al enfrentar los retos laborales.

A pesar de estos logros, que no son menores, el MEIF todavía tiene tareas pendientes porque hay resistencias en la UV que no asumen que el cambio no sólo es en la academia sino también en el esquema laboral; es decir, los esquemas de la administración laboral son rígidos y eso complica la flexibilidad de horarios y oferta educativa, y aquí está el mayor reto del modelo.

Para abundar sobre el MEIF, conocer sus ventajas y desventajas, pero sobre todo para saber cómo aprovecharlo mejor, se entrevistó a Héctor Vargas Rubín, director general de Desarrollo Académico; a los directores de las facultades de Ciencias Agrícolas, Gustavo Ortiz Ceballos; Nutrición, José Luis Castillo Hernández; Idiomas, Celia Cristina Contreras Asturias y Música, Rafael Toriz Sandoval.

Historia
El MEIF surgió a partir de una reflexión que se hizo a nivel mundial; la UNESCO en 1998 planteó los retos y la perspectiva de la educación superior en el siglo XXI, la cual se enfocaba en una formación integral que buscaba no sólo formar profesionistas capaces, sino gente comprometida con su entorno, con espacios cada vez más flexibles para poder dar mejores condiciones de aprendizaje y con una gran correspondencia con la realidad que se vive no solamente a nivel global, sino local.

Ante esta óptica que demandaba el siglo XXI, en 1999 la UV concentró a un conjunto de académicos, conformó un grupo multidisciplinario e inició la construcción del nuevo modelo.

“Lo anterior es algo de lo más interesante, pues legitima cada vez más el proceso de construir un modelo propio, acorde con las necesidades, no importado, no traído del exterior; retomando los postulados internacionales y nacionales se empezó a construir lo que sería el MEIF.”

En ese mismo año, tras el trabajo de este grupo multidisciplinario, la propuesta de implementación del nuevo modelo educativo fue llevada al Consejo Universitario General (CUG) y en su momento se le llamó Nuevo Modelo Educativo Integral y Flexible e inició con 14 programas. En la actualidad, el 100 por ciento de los programas están dentro del MEIF, precisó Vargas Rubín.

De la rigidez a la flexibilidad
El Director General de Desarrollo Académico planteó: “Lo primero es el cambio de un paradigma centrado en la enseñanza, como estaba en el modelo rígido. En éste el profesor daba cátedras, conferencias magistrales, donde el alumno era pasivo y receptor, y se pasó a centrar al estudiante como el eje del proceso.

”Pero no sólo estamos en el hecho de buscar una formación centrada en el estudiante, en el aprendizaje, también empezamos a reconocer que existen diferentes espacios para que el estudiante aprenda, algo que en el modelo rígido no existía. Entonces se suma a la integralidad, la flexibilidad de una formación.”

La flexibilidad, abundó, se da en tres grandes escenarios: El primero es la diversidad de espacios para aprender, pues no sólo se aprende dentro del salón de clases, de ahí la transformación de la denominación “clase” a la de “experiencia educativa”.

“Lo que significa que el estudiante puede aprender en un laboratorio, con un tutor, en una empresa, con la sociedad vinculándose en cualquiera de sus áreas. Puede tomar experiencias no nada más en el salón de clases de su programa educativo, sino ir a otros espacios de la UV a aprender, conocer, experimentar.

”Por el contrario, cuando estaba vigente el modelo rígido se tenía a los institutos de investigación por un lado, a las facultades por otro, los programas de apoyo como los Centros de Idiomas totalmente aislados; lo que el MEIF empieza a hacer es integrarlos cada vez más, porque el mismo estudiante los une a través de estos procesos, como un tejido.”

El segundo son las trayectorias, que permiten al estudiante escoger a qué ritmo quiere trabajar y desarrollar las experiencias educativas. En ellas se empieza a reconocer que hay alumnos que avanzan con un ritmo más acelerado, otros a uno estándar y los que prolongan más su estadía, por condiciones de aprendizaje o económicas.

“Lo anterior en un proceso rígido no se daba. Un proceso rígido estaba más con el enfoque de la Revolución Industrial, de producir en serie, con procesos bien definidos, estructurados, modelados. Pero finalmente todos corrían este proceso productivo y formaban individuos capaces para desarrollar una habilidad muy concreta llamada disciplina o profesión.

”El MEIF rompió con esto, al reconocer que los estudiantes tienen diversos ritmos”, enfatizó.

Y el tercer escenario está en las áreas de acentuación. Algunas universidades públicas del mundo le han llamado Áreas de especialización temprana o Áreas de formación temprana, donde el estudiante decide en lo que le interesa especializarse de su disciplina, dijo el entrevistado.

Con tal contexto, sostuvo que hay un espectro amplio en cada profesión y, además, a través de experiencias denominadas optativas es posible profundizar el conocimiento de esa parte de la disciplina que al estudiante le interesa.

Además, para ser congruente con ese desarrollo armónico de la integralidad, en la flexibilidad se tiene la posibilidad de seleccionar una serie de experiencias que contribuyen al desarrollo como ser humano, en lo cual cabe una gama de alternativas: el cuidado de la salud, el deporte, la apreciación artística y cultural, los idiomas.

Destacó que lo anterior en el modelo rígido no existía. Las artes o el deporte, por ejemplo, anteriormente eran actividades complementarias. Sin embargo, “reconocemos que no solamente tenemos que ser profesionistas, sino seres humanos integrales, y en la integralidad está este cúmulo que también le hemos denominado técnicamente Área de Formación de Elección Libre”.

Asimismo, aclaró que esta diversidad de espacios implica condiciones de movilidad que los estudiantes tienen que experimentar.

“En ocasiones, por la misma cotidianidad y los problemas que como estudiantes se viven, nos supeditamos solamente a la posibilidad de escoger horarios. Pero en ninguno de estos tres momentos he hablado de los horarios. Los horarios son una consecuencia de la gestión del MEIF.”


Creció el número de posgrados de calidad

Reformar el ámbito laboral
Los entrevistados coincidieron en que este modelo, basado en el aprendizaje, exige tanto a estudiantes como a académicos mayor dedicación y compromiso, así como una conciencia colectiva de los objetivos y filosofía que éste persigue. Sólo así podrá consolidarse, pues retomar el modelo rígido –basado en la docencia– sería un retroceso dadas las tendencias educativas nacionales e internacionales.

“Una de las grandes apuestas del MEIF es la flexibilidad. Pero a nivel administrativo, los esquemas son rígidos y no hay compatibilidad. Necesitamos que haya una sinergia entre la academia y la administración de la Universidad, y ni siquiera es con la administración escolar sino con la laboral, que permita, precisamente, la flexibilidad de los horarios y de los académicos”, expresó Gustavo Ortiz Ceballos, director de Ciencias Agrícolas, entidad que hace 12 años adoptó este modelo.

Para Celia Cristina Contreras Asturias, directora de Idiomas, la principal ventaja que el MEIF ofrece a los estudiantes es la formación integral: además de las experiencias educativas del área de su disciplina, los jóvenes pueden cursar experiencias de otros programas educativos, hacer deporte e involucrarse en actividades artísticas como parte de su misma preparación universitaria. También tienen oportunidad de programar y planear, con el apoyo de sus tutores, sus periodos de permanencia y su perfil de egreso.

Sin embargo, refirió, para algunos chicos el MEIF se ha convertido en una carrera de créditos y no en una carrera profesional. En el afán de concluir lo más rápido posible, a veces cursan experiencias educativas que les dan más créditos, en detrimento de su formación profesional, sin buscar que ésta sea más sólida.

“De hecho, cuando llegan a la Facultad a preguntar qué experiencias educativas les podemos ofrecer, como parte del Área de Formación de Elección Libre, antes de preguntar los contenidos preguntan cuántos créditos les van a dar, y eso plantea desventajas.”

Contreras Asturias agregó: “La principal desventaja que plantea el modelo es que tanto académicos como estudiantes necesitamos reeducarnos en la dinámica de trabajo; considero que si no hay una conciencia colectiva de lo que plantea, siempre estaremos un poquito peleados con el modelo”.

Por su parte, Ortiz Ceballos destacó que el modelo ha posibilitado la movilidad interinstitucional de los estudiantes y fortalecido su vinculación con los sectores productivos. Respecto de la eficiencia terminal, dijo que antes era de 15 por ciento y en la actualidad supera 60 por ciento. Agregó que el que se hayan incorporado como experiencias educativas el servicio social y la realización del trabajo recepcional, demanda a las autoridades educativas un mayor seguimiento de los futuros egresados.

De igual manera, Rafael Toriz, director de Música, la última Facultad que se integró al MEIF (2011), mencionó que como todavía hay generaciones que estudian bajo el modelo rígido, los estudiantes que están en el nuevo esquema demandan más horarios y experiencias educativas.

“En la medida en que se van cerrando los bloques surgen más opciones. No sé si podría considerarse una desventaja pues no es tal, más bien es el proceso de transición. Supongo que eso ha de haber pasado en otras facultades.”

Para José Luis Castillo Hernández, director de Nutrición, en la actualidad el modelo educativo que no sea flexible no reúne los estándares de calidad a los que deben ceñirse las instituciones de educación superior.

“Si no es integral, si no contempla el desarrollo de los conocimientos, habilidades y destrezas, no contempla los valores del eje teórico, heurístico y axiológico, es un modelo condenado al fracaso, porque no va a lograr la acreditación de los organismos evaluadores externos.”

Castillo Hernández explicó que “los horarios quebrados son consecuencia de la flexibilidad del modelo al 100 cien por ciento, en todo el plan de estudios y en toda la tira de experiencias educativas”. En su opinión, las únicas áreas flexibles deberían ser la básica, terminal y electiva: “Deberíamos considerar, por disciplinas, un tronco común flexible, un área de iniciación a la disciplina flexible, un área básica flexible, un área disciplinaria rígida y volver a la flexibilidad en el área terminal. Al final, el que haya rigidez en el área disciplinaria no le quita la flexibilidad al modelo”.

Los entrevistados también destacaron que una de las quejas más comunes de los estudiantes es que el cupo de las experiencias educativas se satura y ya no logran cursar las que necesitan o les interesan. Señalaron que faltan indicadores para medir si los ejes teórico, heurístico y axiológico del MEIF han dado resultados, que es necesaria una mayor flexibilidad de los académicos para ajustarse a otros horarios y para reajustar su perfil profesional a los nuevos requerimientos del MEIF. Y tener un sistema de tutorías bien implantado, con tutores capacitados y dispuestos a guiar a los estudiantes.


El aprendizaje no sólo está en el aula
Cómo aprovechar el MEIF
Héctor Vargas Rubín mencionó que lo primero que se tiene que revalorar es el papel de las tutorías. Pues entre los beneficios del MEIF también figura el hecho de que el profesor universitario ha cambiado a un académico integral.

“Un académico que hoy combina diferentes facetas: tutoría, gestión, aplicación del conocimiento, vinculación y, por supuesto, docencia. Los números lo avalan. Teníamos en 2006, por ejemplo, muy pocos cuerpos académicos consolidados, hoy tenemos 22”, precisó.

Asimismo, subrayó que el tutor se vuelve un acompañante del estudiante y puede guiarlo y ayudarlo a participar en diferentes escenarios. También puede reforzar, y para eso se tienen los Programas de Apoyo a la Formación Integral (PAFI).

Al estudiante también le puede ayudar el formar una trayectoria de acentuación, y desde un principio orientarse en las áreas que son de su interés, añadió.

“Hoy no podemos hablar de un modelo rígido, memorístico, donde el estudiante estructure su pensamiento nada más a partir de lo que el profesor le dé: tenemos que permitirle que aprenda por sí mismo. Creo que en ocasiones nos perdemos en los horarios, en las acciones, cuando los principios están más allá”, concluyó.