Dirección de Comunicación
Universitaria
Departamento de Prensa
Año 12 • No. 501 • Octubre 29 de 2012 Xalapa • Veracruz • México Publicación Semanal

Aseguró Otto Fernández Reyes

México vive una etapa de conservadurismo social


Otto Fernández Reyes, durante la conferencia magistral

Hacer demandas o movilizaciones en las calles no los convierte en un movimiento social, sino en un grupo de presión o de interés

Destacó que de 1990 a 2000, los actores sociales en el país estuvieron en una especie de congelamiento en materia de movilizaciones, salvo lo ocurrido en 1994 y 1995

Paola Cortés Pérez

En la actualidad, en los medios de comunicación como en el mundo académico se habla con mucha simplicidad de la existencia de movimientos sociales por todos lados, cuando en realidad no lo son; “hacer demandas o movilizaciones en las calles no los convierte en un movimiento social”, sino en un grupo de presión o de interés, expresó Otto Fernández Reyes, profesor-investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) Iztapalapa.

“Para la prensa todos son movimientos sociales, para la derecha todos son movimientos sociales, para las autoridades públicas y privadas todos son movimiento sociales peligrosos, son actores que desempeñan un papel, pero no han construido un adversario, un principio de oposición, un conflicto o una contradicción”, expresó durante la conferencia magistral que impartió en la 5ª Semana de Sociología, organizada en la Universidad Veracruzana (UV).

En relación con México, el sociólogo de nacimiento dominicano pero naturalizado mexicano, afirmó que de 1990 a 2000 hubo una especie de congelamiento de los actores sociales en sus movilizaciones, “a reserva de lo ocurrido en 1994 y 1995”.

Y prosiguió: “Estamos en una etapa donde aparentemente tenemos un ciclo de conservadurismo que no se reduce”, y esto se refleja en las encuestas aplicadas en los últimos 25 años, en las que la gente se autorreconoce como conservadora más que reformista, entonces “no debe ser sorpresivo que la gente vote por el PAN o por el PRI”.

”Uno piensa que sólo son algunos actores protagónicos, pero hay muchos que influyen y determinan que el ciclo sea conservador, aunque en apariencia haya muchos gritos y sombrerazos, no se redefine la estructura del poder, entonces siento que estamos en un ciclo donde no hay una conmoción”, apuntó.

La única conmoción que se pudo haber suscitado en el país es el populismo de Andrés Manuel López Obrador, que generó pánico entre las élites políticas –panistas y priistas– y a los grupos empresariales.

Respecto del movimiento #YoSoy132, Fernández Reyes comentó que pese a que las intenciones durante su surgimiento fueron de movimiento social, lamentablemente se ha convertido en un actor colectivo público, al ejercer un determinado tipo de demanda.

“La verdadera preocupación de las élites políticas y empresariales es a una verdadera proximidad entre los estudiantes de las universidades públicas con los estudiantes de las universidades privadas, a eso le tienen pánico”, enfatizó.

También planteó la diferencia entre los conceptos de sujeto social y actor social. El primero crea los roles sociales, crea una acción social que no existe previamente, mientras que un actor reproduce los roles, representa el papel esperado, “hay muchos actores sociales, pero muy pocos sujetos”.


Asistieron académicos y autoridades de Sociología

Las mujeres, sujetos sociales
De acuerdo con el sociólogo francés Alain Touraine, el actor social por excelencia no son los movimientos sociales en términos globales, sino que el próximo estratega de conflictualidad son las mujeres porque se sobreponen en un conjunto de situaciones, al ser excluidas en la escena del trabajo, de las relaciones de género o de su derecho a decidir sobre su cuerpo.

Con base en lo anterior, Otto Fernández explicó que subjetividad incorpora un nuevo tipo de conflicto: la identidad femenina, sin embargo la discusión ahora se centra en el lugar histórico que ocupará dentro de los conflictos sociales, si es verdad o no que este nuevo actor tiene el nivel de conflictualidad para ser constituido en términos globales.
“En las mujeres se concentra la vida, la subjetividad, el conflicto multidimensional en relación con un actor colectivo que no es reconocido en ninguna esfera. La multidimensionalidad conflictiva alrededor de las mujeres es mayor en relación con los obreros, por ejemplo.”

Señaló que la revalorización del lugar de la mujer viene a partir de los movimientos feministas, pero ya no las constituye en sujetos sociales en términos estrictos de su cuerpo, género o lugar de trabajo, sino que le otorga un significado al tema cultural, al de su lugar en la vida, “son opresivas en vida de su derecho social”.

Hipótesis sobre movimientos sociales
A lo largo de la ponencia “Movimientos sociales”, el investigador expuso una serie de teorías que se han dado a conocer en relación con dicho tema. La primera que presentó es la de Alain Touraine, quien postula que hoy los movimientos sociales se constituyen no tanto por su solidaridad, sino por su individualidad.

“El sistema prohijó y respaldó a una subjetividad individualista. ¿Qué es lo único que el sistema no puede reprimir? Pues el individualismo, entonces vamos a jugar con las propias cartas del sistema”, expresó Fernández Reyes.

Muchos de los movimientos sociales o actores colectivos constituyen su accionar público-social con una apariencia de movimiento, pero son actores individuales que utilizan estratégicamente una movilización social para alcanzar sus objetivos.

“No tienen ningún tipo de solidaridad ni una estrategia de transformar el mundo ni nada, sólo aprovechan el número para allegarse de recursos y controlar el problema de la historicidad en la escala donde se plantee el conflicto social”, complementó.

En cambio, la tesis de Mancur Olson, compartió, publicada en su libro La lógica de la acción colectiva: bienes públicos y la teoría de grupos, sostiene que los movimientos no son solidarios entre sí, son instrumentalistas, se juntan porque saben que si lo hacen consiguen más que si fueran una fuerza individual, es una teoría que viene de la economía neoclásica.

“Pero al final tenía razón en parte porque se desarrolló una cantidad de movimientos y fuerzas sociales que sólo operaron en relación con intereses particulares”, enunció.

Bellucci expuso que el rol de los movimientos sociales se puede dar en términos de la cultura, del cuerpo y de lo biológico, nada que ver con la acumulación capitalista; es decir, “hay conflictos culturales, étnicos, vinculados a la sexualidad o a la religión, que no tienen como factor que los explica subjetivamente una determinación estrictamente económica”.

Una quinta interpretación, “que es la que más me convence en este momento”, aseveró, es la propuesta de Sidney Tarrow que se refiere a los ciclos de la protesta.

Tarrow hizo una investigación en Italia donde no analiza los movimientos sociales, sino el ciclo de las protestas sociales, que son las que construyen el tejido social para transformarse en eventual o posiblemente en una fuerza social, política o en un movimiento social.

“Hay ciclos de acción colectiva que están divididos por protestas y movimientos sociales, y se producen en el tiempo de manera permanente, mientras que los movimientos sociales son más excepcionales porque generan acción histórica, nuevo comportamiento, nuevos roles sociales”, puntualizó.

En su investigación que culmina en 2005, presentó un informe sobre el crecimiento de las movilizaciones a nivel global entre 1990 y 2005. En 1990 se presentaron casi dos millones de movilizaciones, pero para 2005 se llegó prácticamente a 34 millones en el mundo, “esto es progresivo, entonces hay que imaginar cómo se han comportado después de la crisis de 2008 y 2009”.


Los estudiantes mostraron mucho interés