Dirección de Comunicación
Universitaria
Departamento de Prensa
Año 12 • No. 502 • Noviembre 5 de 2012 Xalapa • Veracruz • México Publicación Semanal

Fiesta de fieles difuntos


Rectoría celebró el Día de Muertos con un altar huasteco

La ofrenda instalada en Rectoría está inspirada en los altares para los fieles difuntos de la Huasteca veracruzana, donde se celebra el Xantolo

En el montaje participaron estudiantes y egresados de la UVI

David Sandoval

La fiesta más importante de nuestra herencia es el Día de Muertos y en la Universidad Veracruzana (UV) esta celebración permite reflexionar y recordar a quienes se adelantaron en el camino, declaró el secretario académico Porfirio Carrillo Castilla al inaugurar la ofrenda a los fieles difuntos en Rectoría.

El evento fue encabezado por el rector Raúl Arias Lovillo y se realizó por iniciativa de la Secretaría Académica, en colaboración con la Dirección General del Área Académica de Artes y la Universidad Veracruzana Intercultural (UVI). En esta ocasión, el altar de Día de Muertos estuvo inspirado en la tradición de la Huasteca veracruzana, donde se conmemora esta festividad bajo el nombre de Xantolo.

Al respecto, Carrillo Castilla recalcó: “Ésta es la fiesta más importante, no es la fiesta del mestizaje, ésta es la fiesta de nuestra herencia mesoamericana y mexicana; aquí frente al altar volvemos a ser zoques, nahuas, mayas, otomíes, rarámuris; ese mosaico hermosísimo de lo que en realidad somos aunque nos vistamos con ropas occidentales.”

El funcionario universitario agregó: “Frente al altar, una y otra vez, todos los años, venimos y nos entregamos porque es tan maravillosa esta fiesta, tan grande, que nos permite reflexionar que en la UV no sólo somos los que estamos aquí, también somos y seremos por siempre nuestros muertos”, manifestó en referencia a las imágenes de Adamina Ávila Gandour, Jenny Beltrán Casanova, María Antonieta Salvatori Bronca y Miguel Herrera Olivo, colocadas en la parte superior del altar.

“Vayamos por la vida recordando que esta fiesta es la que a todos nos van a celebrar algún día, porque hay mujeres y hombres que han dado la vida para que nosotros los festejemos en México, que tiene que seguir respirando su esencia indígena”, destacó.

Álvaro Hernández Martínez, docente del Departamento de Lenguas en la UVI, explicó la composición de la ofrenda: “Este altar es un espacio que se ha construido con estudiantes y egresados de la UVI Huasteca, algunos son tepehuas, otros son nahuas, por ello es una combinación de ambas tradiciones”.

Para nosotros, dijo, “el Xantolo, como comúnmente se le conoce en la Huasteca a la fiesta del Día de Muertos, es una fiesta de los vivos, es hablar no sólo de un altar, sino de una tradición que va más allá de los primeros días de noviembre, sus preparativos ocurren prácticamente durante todo el año”.


Adamina Ávila, Jenny Beltrán, María Antonieta Salvatori y Miguel Herrera fueron recordados



Dichos preparativos tienen relación con distintos rituales como la siembra del maíz, del frijol, el cuidado de los animales domésticos que son sacrificados para recibir a las almas en estas fechas “cuando se come con la familia y los visitantes, al convertirse en un espacio de convivencia con la comunidad en general”.

Es la fiesta más importante para los pueblos de la Huasteca, señaló el académico, quien detalló que el altar se compone de dos secciones: en la parte inferior está representado el inframundo, mientras que en la mesa y sus elementos se simboliza al paraíso, dado que incluye el pan de dulce y de sal, los tamales y las bebidas que van desde el agua, que es fundamental, hasta el aguardiente, pasando por el refresco y el café.

“En el altar tenemos una combinación de elementos judeo-cristianos y mesoamericanos y se siguen realizando con devoción y júbilo”, dijo Hernández Martínez y al dirigirse a los presentes declaró: “Nos sentimos fortalecidos con su presencia”.

Por su parte, Antonio Hernández Meza, músico y director del Trío Tlayoltiyane, integrado por tres generaciones de su familia –con Jorge Alberto Hernández en el violín y jarana y Marco Antonio Hernández en la guitarra huapanguera–, expresó: “Este día y cuando hay un difunto en la Huasteca se tocan estos sones, conocidos como sones de muerto”. Enseguida, tocaron para amenizar la ofrenda.