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Año 12 • No. 503 • Noviembre 12 de 2012 Xalapa • Veracruz • México Publicación Semanal

Nobel de Literatura francés 2008

El escritor es un tambor, debe hacer ruido: Le Clézio

La lucha que me motiva es la de la interculturalidad, aseguró

Para él, el escritor es un tambor, debe hacer ruido, hablar, si no, la violencia gana; le parece bueno hacer ruido contra la violencia

Adriana Vivanco

En el contexto de la Segunda Guerra Mundial, la ciudad francesa de Niza fue cuna del también mauriciano Jean-Marie Gustave Le Clézio, escritor galardonado con el Nobel de Literatura en 2008. Con este premio, Francia se hacía de otro Nobel 23 años después de que Claude Simon lo obtuviera en 1985.

Con apenas siete años, Le Clézio empezó sus pesquisas literarias de las que cosechó frutos a la edad de 23 años con su primera novela, El interrogatorio, la cual le valió el Premio Renaudot en 1963; de entonces a la fecha, ha publicado casi 40 libros entre cuentos cortos, novelas, ensayos y traducciones.


Jean-Marie Gustave Le Clézio

En su primera etapa literaria exploró temáticas como la locura y, posteriormente, dio un giro hacia tópicos más relacionados con la infancia, la adolescencia y los viajes, tema que ha sido no solamente parte de su obra sino un reflejo de su vida, ya que desde pequeño ha viajado constantemente por diversas partes del mundo, lo que le ha permitido conocer varias culturas que le han servido de materia prima para sus trabajos literarios.

Del mismo modo, en su trayectoria impera un profundo interés por causas sociales como la prostitución infantil, la interculturalidad, la pobreza de la información y el uso del lenguaje, por ello, durante la recepción del Nobel, tituló su discurso “En el bosque de las paradojas”.

En el campo de la investigación, en países como México ha tenido la oportunidad de trabajar temáticas relacionadas con el desarrollo histórico de distintas culturas; así, a inicios de la década de los ochenta, publicó resultados de sus investigaciones acerca de la Revolución Mexicana, el muralismo mexicano y los pueblos prehispánicos purépecha y maya.

Con motivo del Hay Festival 2012, regresó a Xalapa después de 40 años de haberla visitado en compañía del poeta Jaime Augusto Shelley –ex coordinador de la revista La Palabra y el Hombre–, con quien colaboró en un taller de poesía en la Universidad Veracruzana.

En este contexto, Le Clézio compartió para Universo algunas de sus impresiones acerca de temas como el papel de los intelectuales en el mundo frente a la violencia y la problemática mundial de la interculturalidad, entre otros.

En su obra se detecta la esencia cultural de varias partes del mundo, tomando en cuenta que usted es un eterno viajero, ¿cómo interviene la realidad del viaje en la construcción del texto literario?
Para mí el viaje y la literatura tienen muchas conexiones, pues los primeros textos que tenemos en la historia de la humanidad contaron viajes importantes, como el viaje que hicieron los Maoris para cruzar el Pacífico, que dio luz a la historia lírica de los Maoris; o como en México la historia de Tezozomoc, que cuenta la migración de los primeros moradores de México desde el norte de Chicomostoc hasta el Altiplano. Es así que hay una conexión muy antigua entre viajeros y escritores, tema presente en mi obra.

Al entablar relación con otras culturas se establece contacto con sus problemáticas, desde su perspectiva, ¿cuál es el compromiso del escritor con los problemas de las comunidades con las que establece contacto?
Es un poco difícil en mi caso. Yo nací en una familia dividida entre lo que era inglés y lo que era francés, yo nací en Francia pero mis padres eran de Isla Mauricio, que es un pequeño lugar en el Océano Índico. Toda mi vida he ido en dos vías: por un lado, la silla confortable del Occidente donde la literatura, los intelectuales y la política mandan a casi todo el mundo; por otra, la pobreza de los mauricianos que no tienen derecho a la palabra ni a las cuestiones internacionales, pero que tienen la virtud de que nunca hicieron la guerra a nadie.

Estoy entre estas dos sillas y a veces tengo la gorra del francés orgulloso y al mismo tiempo el sombrero de paja de los campesinos de Mauricio, pero actualmente creo que la única lucha que me motiva es la lucha por la interculturalidad; creo que el mensaje de la literatura es que por medio de traducciones y editoriales podemos conocer el mundo entero.

¿Cree que los escritores e intelectuales mexicanos tienen retos frente a su sociedad?
Especialmente en México se necesita proclamar la fuerza de los intelectuales nacionales e internacionales como frente para luchar contra los problemas que padece el país.

Es evidente que uno de los problemas actuales es la violencia, cabe aclarar que no es exclusivo de México, es una problemática de corte internacional, pero las medidas que se tienen que tomar al respecto deben ser conjuntas entre todas las naciones que enfrentan este problema.

Los escritores y artistas nacionales e internacionales tienen también un papel en esta negociación, el escritor es un tambor y tiene la obligación de hacer ruido, porque si no hay ruido, si nadie habla y todo el mundo se calla, la violencia gana; hacer ruido contra la violencia entonces me parece bueno.


La esencia de México permanece, ese es el milagro de este país, asegura el autor de Revoluciones

¿Hay algún elemento para que los intelectuales extranjeros se comprometan con la causa de los mexicanos?
México es una nación que cambia rápidamente a lo largo del tiempo, pero su esencia permanece, eso es en realidad el milagro mexicano; en ese sentido, lo que atrae de México es la práctica cotidiana de la interculturalidad, en otras naciones no se practica la interculturalidad sino el multiculturalismo, en México, Ecuador y Bolivia sí podemos percibir el intercambio entre culturas, civilizaciones, tradiciones, lenguas e historias.

¿Cuál es el panorama de la interculturalidad en México?
Hay que tratar de aprovechar todo lo que existe en un país para construir una cultura común, eso es lo que implica la verdadera interculturalidad; en el caso mexicano podemos encontrarnos, por ejemplo, a un estudiante que recién concluye sus estudios de Medicina y decide hacer sus prácticas con curanderos de Chiapas, Veracruz, o cualquier región de México.

En este sentido, es de vital importancia tomar medidas urgentes en tanto al tema de las políticas lingüísticas en México, es decir, buscar la manera de apuntalar desde la educación básica el manejo de las lenguas indígenas locales a fin de evitar su desaparición y fortalecer la riqueza cultural de cada zona
de México.

Usted ha estudiado las culturas de dos de los pueblos prehispánicos más antiguos de México, ¿ a qué se debe este interés particular?
Cuando era niño me regalaron un libro sobre la cultura mexicana, específicamente hablaba sobre la cultura maya, para mí era un libro completamente fantástico que desde mi mirada infantil daba razón a esta cultura, a través de la predominación de las hormigas sobre los seres humanos.

Explicaba la construcción del mundo con una teoría fantástica, misma que me dio la impresión, desde esa temprana edad, de que México era un país de fantasía total y de surrealismo.

La primera vez que vine a México me confirmó esta impresión de una mezcla de cosas extrañas y aparentemente ilógicas que incrementaron mi interés por esta nación; así, encontré que en México de repente la lógica no dice más y viene otra dimensión mental o espiritual que va más del lado mágico o imaginativo.

México es, entonces,un buen ejemplo de esta posibilidad constante derecurrir a dos dimensiones mentales: la dimensión lógica y la dimensión ilógica.

“La relación de Michoacán es uno de los textos literarios más importantes de la humanidad, para mí tiene el mismo valor que La Odisea o que las obras de Virgilio y merece ser conocida en el mundo entero”

¿Hay alguna influencia de la cultura mexicana en su obra?
Como dije antes, Francia es mi patria, Mauricio mi pequeña patria, y podría decir entonces que México es mi segunda patria. En tanto a mi escritura, debo mucho al romanticismo inglés porque mis padres tenían una muy buena biblioteca, pero llegando a México encontré que también tengo mucha influencia de lo fantástico en la literatura, como es el caso de Juan Rulfo que puede ser leído como escritor realista o fantástico; es así que esta ambigüedad en la literatura mexicana me dio ganas de seguir el ejemplo de aprovechar estas obras maestras de México, particularmente el periodo de la modernidad.

¿Cree que el códice La relación de Michoacán y el Chilam Balam tienen un aporte literario?
Creo que los tres son trabajos importantes, pero muy puntualmente considero que La relación de Michoacán es el texto mayor de México porque aunque es un trabajo que fue manipulado por los españoles, en él se puede identificar claramente la autenticidad de la cultura purépecha, además de ser la primera novela policiaca de la literatura mexicana donde hay crímenes y se persiguen a los criminales, hay suspenso y también es una obra de teatro.

Por estos motivos es que hice la traducción, porque creo que es uno de los textos literarios más importantes de la humanidad, para mí tiene el mismo valor que La Odisea o que las obras de Virgilio y merece ser conocida en el mundo entero.

Humildemente he contribuido al conocimiento y difusión de esta obra, después de traducirla al francés fue traducida al japonés y ahora es un texto que los japoneses estudian, con lo que ha ganado más lectores fuera de México.

Se dice que el oficio del traductor es más arduo que el del escritor, porque reescribe y reinterpreta una obra, ¿cuáles son sus retos como traductor?
Hace algunos años tuve oportunidad de conversar en Oklahoma con una indígena de las cinco tribus civilizadas de Estados Unidos, los Mohawk, era un coloquio sobre la traducción y ella me preguntó: ¿Acaso el traductor pone su trabajo a los pies de la persona que traduce?

En un principio no entendí la pregunta, pero después comprendí que el oficio del traductor conlleva una dedicación total que implica que uno ponga su traducción a los pies como una oferta a la obra que traduce, es un acto de veneración y de amor a la vez.

En relación con esto creo –retomando los temas de la interculturalidad y el compromiso de los intelectuales con las problemáticas sociales– es importante entender que todas las obras de arte están hechas para ser traducidas y comunicadas a toda la humanidad, porque ésa es su razón de existir, es así que sería bueno seguir ejemplos como el de Ecuador o Bolivia, que son las naciones que mejor han desarrollado esta dimensión intercultural en todas
sus expresiones sociales, artísticas y culturales.