Ahorrar
en tiempos de bonanza para afrontar las épocas de menor prosperidad
no es una idea nueva, se trata de un sencillo principio que nuestras
abuelas nos inculcaron y que la experiencia nos aconseja seguir
a través de los años. Pero, ¿cómo seguir
este buen consejo cuando hablamos de recursos perecederos?.. ¿Cómo
conservar para las futuras generaciones una variedad única
de maíz, un árbol cuya especie se encuentra en peligro
de extinción, un animal que no ha tenido la suerte de pasar
inadvertido para los comercializadores de pieles o carne y tiende
a desaparecer?
Nuestros
hombres de ciencia se han planteado hasta el cansancio preguntas
de esta naturaleza y su tenacidad les ha permitido encontrar algunas
respuestas. Una de ellas ha llegado en auxilio de los estudiosos
aplicados a la etnobotánica, especialmente de aquellos interesados
en la preservación de ciertas especies vegetales.
Se
trata de la crioconservación, la única técnica
disponible hasta el momento –a decir de los expertos–
capaz de garantizar el almacenamiento del material genético
responsable de las características de una planta (conocido
como germoplasma vegetal) en forma segura y a bajo costo.
Avances
científicos como éste no han escapado al ojo avizor
de nuestros investigadores. Tal es el caso de Roberto Gamez Pastrana,
académico-investigador de la región Córdoba-Orizaba
quien, en el seno de la Universidad Veracruzana, se ha interesado
desde hace varios años en desarrollar una línea de
investigación dirigida a esta área y en su laboratorio,
instalado en la Facultad de Ciencias Agrícolas de Peñuela
(FCA-P), en la región Córdoba-Orizaba, ha obtenido
importantes logros.
Según
Roberto, la crioconservación permite almacenar células,
tejidos u órganos vegetales durante un periodo indefinido
sin que exista riesgo de pérdida de viabilidad. El material
se conserva a temperaturas muy bajas utilizando como refrigerante
al nitrógeno líquido, lo que provoca que el metabolismo
celular se detenga por completo, impidiendo procesos que producirían
daños irreparables.
Mediante
esta técnica se puede mantener vivo material vegetal durante
periodos más prolongados que los obtenidos utilizando otras
técnicas de conservación, además de que resulta
una forma más eficiente y económica.
Los
potenciales campos de aplicación de la crioconservación
son os sectores de agroalimentación, farmacológico
y de plantas ornamentales; por otro lado, se puede utilizar para
la conservación de material vegetal de especies silvestres
amenazadas o emparentadas con especies cultivadas.
En
los últimos 15 años, la conservación de germoplasma
vegetal en nitrógeno líquido ha tenido un auge importante
y a la fecha ha demostrado ser la única alternativa viable
para la conservación a largo plazo; sin embargo, en Latinoamérica
–añade nuestro investigador– el desarrollo de la
crioconservación es relativamente reciente: “En México,
la conservación de germoplasma nativo e introducido está
resguardado en bancos de semillas y colecciones de campo por lo
que la crioconservación ha permanecido hasta ahora prácticamente
inexplorada”.
Nuestro Laboratorio...
Ante
el evidente rezago en la materia y la inquietud por desarrollar
esta técnica en Veracruz, se estableció y equipó
el Laboratorio de Crioconservación de Germoplasma Vegetal
(1998-2000) y, con la capacitación en el extranjero del personal
académico responsable, la UV ha incursionado como una de
las primeras instituciones en desarrollar esta tecnología
en el ámbito nacional.
Esto
no quiere decir que en México no haya gente trabajando en
la conservación de germoplasma, aclara Roberto, pues “desde
hace muchos años hay instituciones que conservan material
vegetal a través de bancos de semillas o colecciones de campo,
pero se trata de otras modalidades que no garantizan que el material
pueda estar a salvo por mucho tiempo”.
Una
colección de campo está expuesta a muchos accidentes
(incendios, plagas, etc.). “En cambio, como nosotros trabajamos
con plantas in vitro, todo se encuentra en condiciones asépticas,
están libres de virus y si las tenemos en nitrógeno
líquido pueden estar por mucho tiempo almacenadas, en un
espacio muy pequeño”.
El
propósito central de la línea de investigación
que se realiza en el laboratorio de la UV es generar conocimiento
científico y aplicaciones tecnológicas que permitan
conservar a largo plazo plantas útiles y en peligro de extinción.
“En
la facultad contamos con el Laboratorio de Cultivo de Tejidos y
de ahí tomamos pequeñas porciones, las deshidratamos
y las congelamos, de tal forma que en un contenedor de 50 litros
de nitrógeno líquido pueden estar almacenadas alrededor
de mil o mil 500 muestras, en un espacio no mayor de un metro cuadrado.
Nosotros,
por ejemplo, en un espacio de no más de tres metros cuadrados
tenemos aproximadamente seis mil o siete mil plantas en 400 frascos,
si eso lo tuviéramos en campo nos representaría muchas
hectáreas y mucho trabajo”, indica.
Teniendo
muy cerca el posgrado en Caña de Azúcar que ofrece
la UV en esa región, este incansable académico y su
equipo de trabajo desean emprender un banco de germoplasma, en donde
puedan almacenar una muestra representativa de todas las variedades
de caña de azúcar. “En este momento ya estamos
trabajando con tres de ellas y esperamos que, en el transcurso de
un año y medio, contemos con todas las variedades que puedan
existir en México, conservadas en nitrógeno”.
Igualmente
ambiciosos son sus planes de almacenar semillas y tejidos de orquídeas,
papa y café, y en un futuro cercano, tal vez en unos dos
años, es probable que también estén en condiciones
de congelar semillas de especies forestales, con apoyo del Instituto
de Genética Forestal de la UV, con quienes mantienen un vínculo
de trabajo muy estrecho.
Por
si fuera poco, Roberto Gamez Pastrana se encuentra concluyendo su
tesis de doctorado, asesora tres tesis de licenciatura relacionadas
con la línea de investigación que desarrolla y está
experimentando, junto con su equipo de trabajo, una nueva técnica
para salvaguardar variedades de piña.
El futuro...
Al
hablar de los alcances a largo plazo de la crioconservación
de recursos naturales, específicamente de especies vegetales,
el académico no deja ni por un momento de ser realista: “Es
muy difícil, si no imposible, que nosotros podamos conservar
la biodiversidad de nuestro estado tan rápido comoestá
desapareciendo; sin embargo, en la medida en que se hagan esfuerzos
colectivos y multidisciplinarios, en los que se involucren todos
nuestros laboratorios e institutos, como el de Ciencias Básicas
y de Genética Forestal, en nuestra universidad se puede consolidar
un equipo muy fuerte que se encargue de salvaguardar nuestros recursos
fitogenéticos, podrían ser plantas en peligro de extinción,
de utilidad industrial o medicinal. Incluso, podríamos pensar
que en unos cinco o siete años sería posible tener
toda la vegetación de Veracruz congelada en unos 10 ó
15 frascos de nitrógeno líquido”.
Además
de la labor de rescate, que bien justifica todos los esfuerzos que
se hagan, el trabajo de crioconservación también tiene
un interés comercial, por ejemplo, en la producción
y rescate de plantas ornamentales.
“Hay
plantas de ornato que no se propagan por semilla y es importante
que la producción sea muy homogénea, como lo que sucede
con las orquídeas. En estos casos se tiene que trabajar por
clonación, por lo que es importante tener el material original
guardado de alguna forma y aquí los tanques de nitrógeno
funcionarían como pequeñas cajas fuertes, nosotros
vamos a ellas, sacamos el tejido, lo multiplicamos miles de veces
y lo podemos vender. Eso tendría una aplicación, tanto
en el rescate como en el aprovechamiento comercial de especies”,
explica el investigador.
La
factibilidad de la crioconservación aumenta cuando se habla
de costos, pues se trata de un método relativamente barato.
La inversión inicial puede ser muy costosa, porque implica
la adquisición de equipo sofisticado, pero una vez instalado
el laboratorio –señala Roberto– el único
gasto continuo relativamente elevado es el suministro de nitrógeno
líquido.
En
la creación del Laboratorio de Crioconservación de
Germoplasma Vegetal de la UV, el apoyo de las autoridades universitarias
fue indispensable, pero también hay que destacar que su instalación
se debió en gran medida a la obtención de recursos
extraordinarios a través del programa federal Fomes, gracias
a lo que este espacio tiene un importante camino por delante.
El nitrógeno líquido
A
la temperatura del nitrógeno líquido a presión
atmosférica (-196° C.), las reacciones bioquímicas
se detienen y no se producen procesos biológicos que puedan
dar lugar a daños o envejecimiento. Se considera que el único
factor limitador del tiempo de almacenamiento es la radiación
cósmica, que puede llegar al material almacenado y dañar
el ADN. El tiempo necesario para que estos daños sean significativos
ha sido estimado entre cinco y 11 mil años. Es decir, para
efectos prácticos, el almacenamiento puede considerarse como
indefinido.
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