Año 2 • No. 53 • febrero 25 de 2001 Xalapa • Veracruz • México
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  Tan lejos y tan cerca
Educación a distancia
Javier Beltrán e Irma Torres (Instituto de Investigaciones Psicológicas-UV)
Primera parte
 

No resulta fácil tratar de explicar, reflexionar y analizar a profundidad y con sinceridad la propia práctica estudiantil, las vivencias y sentimientos desarrollados en el transcurso del proceso son considerablemente importantes ya que modifican comportamientos y modos de actuación que no pueden ser previstos al inicio del estudio en cualquiera de sus modalidades.

Desde mi perspectiva personal aportaré algunas de las vivencias más íntimas poco consideradas en ocasiones para propósitos de evaluación pero que sin embargo le dan un significado más profundo a esta experiencia. Todo comenzó a partir de una convocatoria de la Universidad Veracruzana a participar en un programa de doctorado en educación, mismo que se generó a partir de un convenio de nuestra Universidad con la Universidad Nacional de Educación a Distancia
(UNED) de Madrid, España. Había dos programas a los cuales inscribirse: Didáctica y Métodos de Investigación y Diagnóstico en Educación y únicamente se ofertaban 15 lugares para cada uno. Nos dimos a la tarea de reunir los requisitos exigidos en la convocatoria, entregarlos a las autoridades correspondientes, cruzar los dedos y esperar ser seleccionados entre todos los que participáramos, que fueron muchos por cierto. Posteriormente fuimos informados de que habíamos
quedado en el selecto grupo que haría efectivo el convenio mencionado. Queremos pensar
que, además del factor suerte tuvieron que ver en esa decisión los méritos académicos logrados a lo largo de nuestra trayectoria profesional.

Así, tuvimos nuestras primeras reuniones, una con las autoridades de la uv, en la que firmamos un convenio en el cual nos comprometimos con el proyecto, así como el compromiso de corresponder a la oportunidad brindada. Por otro lado, la reunión con un representante de la uned, ahí nos fue presentado el programa del doctorado, los requisitos y la mecánica de trabajo en el mismo.

La primera sorpresa fue la de vernos rodeados por la diversidad de compañeros que conformamos el grupo: psicólogos, pedagogos, antropólogos, veterinarios, odontólogos y que, además, provenían de todas las regiones en que se encuentra distribuida la uv. Lo cual jugó un papel importante posteriormente para el subsiguiente trabajo en equipo.

Luego, la explicación del programa y la primera advertencia: concéntrense desde el principio en lo que será su tema de tesis, los cursos que constituyen el programa de doctorado son fáciles de resolver. Después de este primer encuentro, de reunir los requisitos, documentos y de llevar a cabo toda la tramitología correspondiente al caso, estuvimos listos para tener nuestros primeros cursos. Muchas preguntas se agolpaban en torno al hecho: cómo serán los maestros, cuál es su forma de exponer y
evaluar, qué tan estrictos serán, son doctores todos ellos y europeos, cómo son los sistemas de enseñanza por allá, en fin, todo un mar de dudas y expectativas.

Tuvimos entonces nuestro primer encuentro con ellos: Ramón, Catalina, Carmen y Elvira. Su forma de exponer, su personalidad, su cultura, sus valores, los materiales y los sistemas de evaluación todo resultaba novedoso. Comenzamos así nuestro proceso de ajuste. Luego, la realidad: el reencuentro con estudiar, ese encuentro consigo mismo con tus alcances y limitaciones, con tus dudas de si podré con este paquete, en fin, todo lo que se va descubriendo en el proceso del aprendizaje autónomo. No hay reglas para el estudio, solo las que tu mismo te impongas: hora de estudio, resolver cuestionarios, hacer resúmenes, etc.