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Año 12 • No. 533 • Septiembre 9 de 2013 Xalapa • Veracruz • México Publicación Semanal

Reconocieron especialistas internacionales

La crónica actual carece de reconocimiento académico

Patricia Poblete, de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano de Chile, y Ángel Tuninetti, de la Universidad de Virginia Occidental, participaron en Tercer Congreso Internacional de Investigaciones Literarias

 

David Sandoval

La crónica periodística que se escribe en la actualidad no cuenta con reconocimiento académico, coincidieron en señalar los académicos Patricia Poblete Alday y Ángel Tuninetti, tras su participación en el Tercer Congreso Internacional de Investigaciones Literarias organizado por el Instituto de Investigaciones Lingüístico-Literarias (IILL) de la Universidad Veracruzana.

Dicha situación, argumentaron, se debe a que los programas educativos del área de literatura están “apolillados” y consideran a la crónica periodística bajo los estándares decimonónicos, como sustentó en su ponencia Poblete Alday, doctora en Literatura Hispanoamericana por la Universidad Academia de Humanismo Cristiano de Chile, donde se desempeña como docente además de laborar como periodista y editora.

En el mismo sentido se pronunció Ángel Tuninetti, profesor asociado del Departamento de Lenguas Extranjeras de la Universidad de Virginia Occidental en Estados Unidos. Ambos investigadores concedieron una entrevista a Universo con respecto a su opinión sobre la crónica y la importancia de acercarla a los estudiantes universitarios.

Ustedes coinciden en que la disyuntiva entre la “fiction” y “non-fiction” es inexistente, ¿por qué?

Ángel Tuninetti (AT)
: Bueno, si la pregunta viene específicamente respecto a por qué el concepto de ficción y no ficción está superado, habría que discutirlo abriendo varias botellas de vino. Podríamos pasar horas hablando sobre el tema porque es muy amplio.

Patricia Poblete (PP): Puedo decir que, básicamente, la forma más simple y resumida de explicarlo es enraizándonos en el constructivismo, es decir, las formas en las cuales conocemos el mundo y le dotamos de sentido son construcciones lingüísticas; entonces, la forma en que conocemos el mundo real no difiere radicalmente de las formas en que conocemos y damos sentido a un mundo ficticio, en resumidas cuentas.

AT: Para ponerlo en palabras todavía más simples, es cómo nos contamos historias y algunas de esas historias están basadas en cosas que realmente ocurrieron o no y otras que inventamos. Como dice la doctora Poblete, podríamos ir desde Hayden White y su planteamiento de que toda historia es una narración; es decir, cómo construimos el conocimiento de la realidad, y en última instancia la problemática del concepto de literatura como una pura convención que cambia con el tiempo a favor de plantearse que lo que fue escrito como una crónica de hechos reales –como los naufragios de Álvar Núñez Cabeza de Vaca– ahora lo asumimos como una obra literaria, incluso el Cantar del Mío Cid en un principio y en última instancia fue una crónica.

Lamentablemente a partir del boom de la crónica se ha creado esta idea de que la literatura tiene que ser ficción y afortunadamente eso está desapareciendo, o al menos queremos que desaparezca.

¿Es importante que los universitarios lean la crónica que se publica hoy en América Latina?

PP: Sí. En primera instancia les puede aportar una apertura de mente, pensar las cosas de forma distinta, porque en muchos casos –no sé si en Estados Unidos pase lo mismo, pero al menos en Sudamérica– los programas de formación en literatura están apolillados.

AT: También hay una mayor inmediatez en el sentido de la crónica, lamentablemente lo que aún se estudia en estos programas apolillados es un tipo de literatura que los chicos de 18 a 20 años ven muy lejana o con una visión que ya resulta folclórica o estereotipada; la crónica abre una ventana a la vida de hoy con lecturas diferentes de la realidad que nos lleva a esta apertura de mente de la que estás hablando.

PP: Hay una flexibilidad también, puede significar muchas cosas para los jóvenes.

¿Es otro lenguaje que puede servir a los jóvenes?

PP: En realidad puede ser hasta un cambio de paradigma para ellos, es súper revolucionario lo que implica, porque significa romper con una concepción heredada de la literatura que todavía sigue en uso y que en la práctica está obsoleta.

Está bien mantener y saber lo antiguo, pero también es necesario relacionarnos de otra forma crítica con los textos que están surgiendo ahora porque también son literatura o son susceptibles de serlo.

AT: El hecho, por ejemplo, de que tengamos a gente como Juan Villoro acá, a quien nadie le va a discutir su estatus literario y es maestro de la crónica, lo mismo que muchos de los autores nombrados, tienen esta carrera mixta.

PP: Una doble militancia…

AT: Cierto, es una doble militancia, esta doble militancia de ser autores reconocidos por sus novelas, por sus cuentos y también excelentes cronistas, y estoy casi seguro que la mayoría de ellos no ve una diferencia y dice: estoy haciendo literatura y ahora no estoy haciendo literatura; no la ven, estoy seguro.

Por ejemplo, Matilde Sánchez, novelista argentina muy conocida, tiene un libro llamado La canción de las ciudades que es una recopilación de crónicas que escribió en diferentes periodos de su vida y en diferentes ciudades del mundo; en el prólogo ella dice que si uno quiere puede leerlas como una novela, y advierte: yo estuve ahí, en esas ciudades, en ese momento, pero ya ahora esas ciudades no existen más.