Dirección de Comunicación
Universitaria
Departamento de Prensa
Año 12 • No. 538 • Octubre 14 de 2013 Xalapa • Veracruz • México Publicación Semanal

Por la psicología

Trabajar con reclusos reafirmó mi vocación: Elika Landa

Participó en el proyecto “Atención psicosocial con internos del reclusorio de Pacho Viejo, Veracruz”

Karina de la Paz Reyes

Elika Landa Sánchez, recién egresada de la Facultad de Psicología, compartió su experiencia en el proyecto “Atención psicosocial con internos del reclusorio de Pacho Viejo, Veracruz”, la cual le confirmó su vocación por la disciplina.

La joven, oriunda de Xalapa, se interesó en estudiar psicología porque quería entender a las personas, su actuar y las decisiones que toman.

“Estoy enamorada de la psicología, pero creo que todavía me puedo enamorar más. Sigo preparándome y estudiando, por eso me iré por el área que me interesa: la clínica y lo social, que van de la mano.”

Durante el Primer Coloquio Nacional de la Red de Cuerpos Académicos de Psicología, la joven mencionó que como parte de su servicio social participó en el proyecto mencionado de la Unidad de Intervención Psicosocial de la Facultad, que es coordinada por el profesor Arturo Marinero y se desarrolló el semestre pasado.

Marinero explicó que en esta actividad participaron 10 estudiantes (seis mujeres y cuatro hombres) y más de 70 internos, de los cuales 20 recibieron terapia de manera particular y el resto grupal (para lo cual fueron distribuidos en cuatro grupos de hombres y uno de mujeres).

El grupo de estudiantes trabajó con reclusos y reclusas considerados de baja peligrosidad, que tuvieran sentencia para garantizar que no interrumpirían las terapias, y bajo la coordinación de Arturo Marinero y Julio Ortega (éste es también integrante del Instituto de Investigaciones Psicológicas).

Elika tuvo a su cargo dos reclusos de manera individual y participó en la coordinación de un grupo de hombres.

“El trabajo con los internos fue muy corto, porque era una sesión por semana y fueron 10 sesiones, primero era el trabajo en grupo y luego las sesiones individuales, pero también fue muy enriquecedor”, resaltó.

La información tratada en las terapias es reservada, no así la experiencia de la universitaria de 22 años de edad: “Al principio, en general todas las que intervenimos nos sentíamos temerosas, pero hablando con ellos te das cuenta que no es cierta la imagen que te vende la tele. No son tan peligrosos, ni tan groseros, no te faltan al respeto, ni nada”.

Añadió que trabajar con una comunidad de reclusos le sirvió para romper con esquemas y estereotipos que pesan sobre esa población, “porque son personas igual que nosotros, solamente están en un lugar donde no tienen mucho contacto social”.

Es más, dijo que en las terapias de grupo en muchas ocasiones ellas ni siquiera hablaban, pues en los reclusos afloraba una solidaridad y apoyo para con sus compañeros que a ellas les permitía ser aparentes espectadoras.

Elika ya había tenido intervenciones en hospitales psiquiátricos, escuelas y comunidades, pero la del
reclusorio ha sido la más emotiva, según sus palabras.

“En la práctica es diferente porque aparecen tus resistencias y el tener que saber qué tanto quieres centrarte bien en tu paciente. En ocasiones no tienes claro cuál es tu rol ante una persona que está depositando en ti muchas cosas que trae, pero definitivamente estando ahí confirmé que es esto lo que quiero seguir haciendo”, concluyó.