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Año 13 • No. 544 • Noviembre 25 de 2013 Xalapa • Veracruz • México Publicación Semanal

"Quiero transmitir buenos sentimientos a través de mi trabajo”:

Selene Aguilar

 

Académicos y estudiantes hicieron estancia en Japón

Arquitectura y Universidad de Chiba,12 años de intercambio

Paola Cortés Pérez

Desde hace 12 años, la Facultad de Arquitectura de la Universidad Veracruzana (UV) y su similar de la Universidad de Chiba, Japón, trabajan en colaboración para desarrollar proyectos de rediseño de espacios de convivencia, con la participación activa de la comunidad en general.

Fue en 2007, recordó Laura Mendoza Kaplan, profesora en la Facultad de Arquitectura de la UV, cuando el primer grupo de académicos y estudiantes japoneses visitó esta entidad académica para realizar el Taller Internacional de Diseño Urbano Participativo, en el cual participaron estudiantes y profesores de ambas instituciones educativas, así como población que sería beneficiada.

“A partir de entonces se llevaron a cabo movilidades en los siguientes años y hasta la actualidad. Los grupos de estudiantes y académicos japoneses visitan la Universidad en los años pares y generalmente nosotros vamos en los años nones”, indicó.

Estas estancias académicas, que duran aproximadamente tres semanas, permiten que los docentes y estudiantes involucrados en el taller incrementen sus conocimientos gracias al intercambio académico que se da entre ambas universidades como resultado de la firma de convenio de colaboración.

Y como en cada año terminado en número non, una comitiva de la UV viaja a Japón. Este año fueron al Barrio de Naruto, que ha caído en desuso porque la mayoría de sus habitantes se trasladó y concentró sus actividades laborales y económicas en Tokio: “Se ha convertido en un pueblo de personas adultas con casi ninguna actividad”, señaló Mendoza Kaplan.

Explicó que el objetivo fue presentar propuestas de rediseño de espacios públicos que ayuden a reactivar a la localidad, y para ello se organizó un taller comunitario donde se pretende dar respuesta a los problemas sociales desde la perspectiva de la arquitectura.

Cabe mencionar que este año además de la UV también participó la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, España.

A decir de Bertha Lilia Salazar Martínez y Luis Arturo Vázquez Honorato, docentes en la Facultad de Arquitectura de la UV, el contacto con profesores de otras instituciones de educación superior es enriquecedor, ya que todos aprendemos de las experiencias académicas y profesionales adquiridas.

“Me pareció muy interesante que todos estuviéramos en la misma concordancia de intentar resolver las situaciones sociales a partir de nuestro perfil con el involucramiento de los actores”, expresó Vázquez Honorato.

Sobre el trabajo realizado en Japón, Mendoza Kaplan refirió que a partir del diagnóstico presentado por las autoridades de la prefectura, los participantes tuvieron que presentar propuestas de rediseño de los espacios públicos, para ello realizaron investigación de campo en los lugares y visitas guiadas a un importante conjunto en Tokio, el cual recientemente había sido embellecido.

En cuanto a las propuestas, Salazar Martínez apuntó que las presentadas por los chicos veracruzanos resultaron ser las mejores, lo que demuestra que el nivel educativo de esta casa de estudios está a la par de cualquier universidad del mundo.

“Me atrevería asegurar que la mejor propuesta fue la de nuestros jóvenes porque estuvieron bien documentados para dar propuestas integrales a la problemática que es tan diversa pues son cuestiones de envejecimiento, ya que Japón es el país con mayor índice de envejecimiento en el mundo y por lo mismo se tenían que dar soluciones multigeneracionales.”

La movilidad
Laura Mendoza Kaplan, iniciadora de la vinculación y colaboración académica con la Universidad de Chiba, mencionó que desde que inició el proyecto se ha visto una creciente participación e interés de los estudiantes en hacer la estancia en Japón, pese a que los gastos corren por su cuenta.

Detalló que por el momento no se cuenta con becas o algún otro apoyo económico para los jóvenes y los académicos, así que no existe una especie de selección o concurso, de tal manera que la invitación a participar es abierta a toda la Facultad.

“Cada vez hay más gente que tiene los deseos de ir, pero al no haber apoyo se limita el número, por eso los chicos se organizan para hacer diferentes eventos a fin de reunir el dinero necesario para viajar.

"Desde niña quise construir espacios donde la gente se sienta bien”:

María Fernanda García

 

"La estancia reafirmó mi gusto y amor por la arquitectura”:

Lidia Patricia García

 

"El nivel de los japoneses es muy bueno, pero aquí no les pedimos absolutamente nada”:

Antonio Enrique Eguía

 
José Pedro López González  

”El único requisito es que generalmente van aquellos que cursan de sexto a noveno semestre, aunque han participado tesistas que su temática de investigación está relacionada con el taller”, puntualizó.

La catedrática espera que para el próximo año la Dirección de Relaciones Internacionales los apoye con becas de movilidad, sin embargo implicará poner candados como el promedio u organizar concursos internos.

Para Luis Arturo Vázquez Honorato esta experiencia va más allá de la arquitectura, es dar una respuesta oportuna a la sociedad que tanto México como Japón tratan de incentivar desde la academia.

Por último, Gustavo Bureau Roquet, director de la Facultad de Arquitectura, aseveró que este programa es referente y modelo para impulsar otros proyectos de colaboración con universidades del extranjero, especialmente españolas y argentinas, dado que la apuesta es por el intercambio de experiencias donde todos aprendamos.

“Tenemos que ver la globalidad en términos del intercambio no como homogenización del mundo al que le apuestan los grandes dueños del poder económico, sino como la idea del respeto a la otredad e identidad”, enfatizó.

En esta ocasión, Lidia Patricia García Molina, Selene Aguilar Meraz, María Fernanda García Castillo, Antonio Enrique Eguía Lozada y José Pedro López González, tuvieron la oportunidad de viajar a Japón para participar en el taller comunitario de intervención en el Barrio de Naruto.

Aunque no contaron con un apoyo económico a través de becas o de alguna institución, gracias a sus ahorros y sus familias lograron reunir la cantidad para realizar el viaje.

La arquitectura debe proporcionar bienestar
La arquitectura no sólo debe satisfacer las necesidades primarias de las personas, también debe transmitir sentimientos de seguridad, comodidad, agrado, “hacerlos sentir bien”, de ahí la importancia que quienes se dedican a esta profesión conozcan y observen diferente tipos de arquitectura, coincidieron Selene Aguilar Meraz y María Fernanda García Castillo, estudiantes de noveno semestre, por ello se sintieron atraídas por viajar a Japón junto con otros estudiantes y académicos.

“Me di cuenta que la arquitectura es importante en cómo se sienten las personas, desde su casa hasta el lugar de trabajo”, expresó Selene.

Asimismo comentó que la inspiración por estudiar arquitectura no se debe a una persona en específico, sino de los sentimientos que le provocan los lugares que visitaba, “yo quiero transmitir buenos sentimientos a la gente a través de mi trabajo”.

Mientras que María Fernanda desde pequeña tiene la idea que esta disciplina puede ayudar al medio ambiente mediante la implementación de las nuevas tecnologías y agregó: “Desde niña ya quería ser arquitecta, construir y hacer espacios donde la gente se sienta bien”.

Al preguntarles sobre el proyecto en el Barrio de Naruto, Selene respondió que el proyecto elaborado en equipo con docentes y estudiantes japoneses seguramente hará sentir cómodos a los habitantes, ya que la meta es cubrir sus necesidades a través de un rediseño de espacios.

“El principal obstáculo fue el idioma porque a veces era muy difícil comunicarnos, pero tuvimos buenos resultados en los proyectos, fue una experiencia que me llenó profesional y personalmente”, externó María Fernanda.

Pero lo que más le sorprendió fue darse cuenta que la historia y tradiciones están muy arraigadas en sus costumbres y en su vida cotidiana, lo cual se plasma en la arquitectura, “tienen un gran respeto hacia la preservación de sus edificios antiguos”.

Las dos concluyeron que se trató de una gran experiencia que les ayudó a medir sus capacidades y aprendizajes obtenidos en la entidad académica, dándose cuenta que están preparadas para desarrollar cualquier proyecto en México o en cualquier otra parte del mundo.

Trabajo en equipo
Lidia Patricia García Molina, estudiante de séptimo semestre, aseveró que la experiencia de trabajar en equipo en un país extraño le reafirmó su gusto y amor por la Arquitectura.

Recordó que desde niña tenía interés especial por las artes plásticas y la Arquitectura fue la primera carrera que le robó su atención porque en ella se conjugan todos sus gustos: “Conforme he ido avanzando en mis estudios me gusta más, he aprendido muchas cosas que antes desconocía, ahora me encanta mi carrera y no la cambiaría por nada”, enfatizó.

Bertha Lilia Salazar, Laura Mendoza y Luis Arturo Vázquez

Durante mucho tiempo, Lidia buscó la oportunidad de hacer movilidad pero su promedio era su principal impedimento. Más tarde, fueron sus propios compañeros quienes le hablaron del convenio con la Universidad de Chiba y de la oportunidad de hacer una estancia de tres semanas en el país asiático.

“Afortunadamente obtuve un lugar para ir, porque algunos no pudieron asistir por motivos económicos, así que se me presentó la oportunidad y la tomé. Obtuve los recursos económicos gracias al apoyo de mis padres”, compartió.

Respecto a su viaje a Japón comentó que el mayor aprendizaje es que no existen barreras lingüísticas, los involucrados en el proyecto lograron comunicarse con señas y dibujos, no hubo impedimentos para transmitir nuestras ideas.

“Usamos el inglés como idioma principal, pero no fue de mucha ayuda porque ninguno lo dominaba completamente; al final encontramos otras formas de comunicarnos, no hubo barreras entre nosotros.”

Finalmente dijo que no contar con un apoyo económico no debe ser impedimento para aprender y hacer movilidad, la UV ofrece una gran diversidad de oportunidades.

Arquitecto por vocación y no por herencia
Antonio Enrique Eguía Lozada tiene 24 años de edad y recientemente egresó de la Facultad de Arquitectura, es el penúltimo de cinco hijos y el negocio familiar es la construcción y venta de viviendas, por lo que siempre estuvo familiarizado con la profesión, sin embargo consideró que dedicarse a la arquitectura no fue una cuestión hereditaria sino más bien es vocación.

“Me dediqué a la arquitectura por vocación y no por herencia, somos muchos hermanos y todos cursamos carreras diferentes, tengo una hermana geógrafa, otra que es actriz y una más que es diseñadora de modas, así que algo de artista traigo y siento que por eso soy arquitecto”, contó.

Lo cierto, relató, es que desde pequeño se veía como un profesionista relacionado de alguna manera con la construcción.

Cuando se enteró del viaje a Japón trabajaba en una fábrica de pegazulejos de su tío, el cual tuvo que dejar para ser partícipe de la movilidad, ahora se quedó sin trabajo.

“Convivir con profesionistas y algunos alumnos de la Universidad de Chiba es el aprendizaje más grande que he llegado a tener; conocimos cómo ven la arquitectura y esto te abre el panorama de conocimiento.”

Puntualizó que haber desarrollado proyectos en equipo con estudiantes japoneses le permitió darse cuenta que las propuestas de los alumnos de la UV responden con mayor rapidez, técnica y eficiencia.

“Su nivel educativo es muy bueno, pero aquí no les pedimos absolutamente nada, realmente tuvimos una buena respuesta”, acotó.