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Año 13 • No. 547 • Enero 13 de 2014 Xalapa • Veracruz • México Publicación Semanal

Psicología, 15 años de servir a las comunidades

Durante tres meses, dos profesores y ocho estudiantes trabajaron con mujeres y niños de la comunidad de Xaltepec, municipio de Altotonga

"Han sido de gran ayuda, yo no había podido superar la muerte de mi esposo pues fue un dolor muy grande”: Ana María Domínguez

"Ahí tenemos los retos, las competencias y las técnicas para desarrollarnos como profesionales”: Germán Corzo Ruiz

Paola Cortés Pérez · Fotos: Luis Fernando Fernández

La vida de 12 familias de la congregación de Xaltepec, municipio de Altotonga, cambió la mañana del lunes 16 de septiembre de 2013, tras el deslave de un cerro que sepultó a casas y sus habitantes, personas que trabajaban limpiando un camino y pasajeros de un autobús que circulaba por el lugar justo cuando sucedió el derrumbe.

Esta tragedia, como la califican los propios pobladores, provocó que familiares de las víctimas experimentaran enojo, impotencia e incluso hubo niños que se negaban a comer. No asimilaban lo que había pasado ni sabían cómo convivir
con el dolor.

Como parte del programa de intervención psicológica en comunidades veracruzanas afectadas por desastres naturales, que se aplica desde 1999, estudiantes y académicos de la Facultad de Psicología arribaron a la comunidad aproximadamente un mes después del suceso.


Se atiende emocional y psicológicamente a los niños a través de juegos
Al respecto, Eli Alejandra Garcimarrero Espino, directora general del Área Académica de Ciencias de la Salud, destacó que la Universidad Veracruzana es ejemplo en asistencia comunitaria al romper con los viejos paradigmas asistencialistas.

“El trabajo que hace Psicología en la actualidad –como otras facultades de Ciencias de la Salud– es desde una perspectiva de generar que la misma comunidad encuentre sus posibilidades de sobrevivencia, educación y reconstrucción del tejido social”, aseveró.

Lizette Figueroa, profesora en la entidad académica, explicó que la intervención psicológica es la técnica de escuchar a las personas para que puedan procesar la afectación emocional que ocasionó un desastre socio-natural.

“Intentamos promover que se fortalezcan las redes sociales, que entre ellos puedan tejer lazos que los soporten cuando nosotros no estemos”.

Comentó que el proyecto se realiza a través de la Unidad de Atención Psicosocial (Unipso), donde ella se enfoca en el tema de violencia social y el docente Arturo Marinero Heredia aborda la temática de atención a damnificados.

En relación con los estudiantes, Figueroa indicó que la gran mayoría de ellos colaboran de manera voluntaria y otros más ya participaban activamente en la Unipso, donde previamente son capacitados.

“Venir a escuchar parece tarea sencilla, pero también mueve cosas en los estudiantes; entonces tratamos de acompañarlos con la formación académica de la parte emocional de los chicos”, reiteró.

Sobre dicha labor, recordó que inició en 1999 con los damnificados de Costa Esmeralda, Tecolutla y otras comunidades, a través del proyecto “Orgullosamente Veracruzanos”, donde participaron la UV y dos asociaciones civiles.

Después atendieron a colonos de Xalapa 2000 afectados por un deslave. En 2010 atendieron a cerca de 800 personas de Cardel y las comunidades aledañas que sufrieron estragos a consecuencia del huracán Karl. En dichas actividades participaron aproximadamente 60 alumnos de la Licenciatura en Psicología.

Consideró que es de gran relevancia hacer las intervenciones, ya que se pretende disminuir entre la población las secuelas que deja un acontecimiento socio-natural.

“Es un trabajo extra que hacemos independientemente de nuestra labor como docentes, porque creemos que es importante atender la salud mental ya que es parte de la salud integral”, agregó.

Por último, Juan Grapain Contreras, director de la Facultad de Psicología, indicó que este tipo de prácticas fortalece la formación de los estudiantes, dado que realizar prácticas escolares y comunitarias los dota de herramientas y experiencia antes de egresar.

“En ese sentido asumimos y cumplimos el compromiso social al apoyar a las comunidades a solventar necesidades y, sobre todo, a darles herramientas que les permita la sustentabilidad y desarrollo propio”, destacó.

Xaltepec: después del dolor
La llegada de los profesores y estudiantes de Psicología de la UV fue un rayo de luz para las 12 familias de la comunidad de Xaltepec, quienes perdieron a sus familiares en el deslave registrado.


Nohemí Fernández Sánchez

Germán Corzo Ruiz

La señora Ana María Domínguez Justo, quien tiene dos hijos (de uno y dos años de edad), dijo que el fallecimiento de su esposo era algo que no había podido superar y soportar, “fue con la ayuda de los psicólogos que el dolor ha disminuido”.

También Lucrecia Mauricio Lorenzo, madre de tres niños, comentó que las sesiones psicológicas “nos han ayudado a superar todo este dolor porque, como ellos dicen, es una herida que tiene que sanar desde el fondo, no sólo por encima”.

Las 12 mujeres que quedaron desamparadas han sido atendidas por poco más de tres meses a través de la intervención psicológica de dos profesores y ocho estudiantes de esta entidad académica.


Lucrecia Mauricio Lorenzo
“Lo que nos comentaron es que había 12 familias afectadas por decesos de familiares, cuando hicimos la exploración y entrevistas encontramos que hay duelos entretejidos y complicados porque en una misma familia perdieron dos o tres familiares, es una comunidad pequeña donde casi todos son familias”, refirió Lizette Figueroa.

Mencionó que en esta ocasión decidieron atender a los habitantes de Xaltepec por la cercanía y por los contactos, lo que nos facilitaría el acceso y el diálogo con la población. “Para nosotros ha sido un trabajo muy enriquecedor de aprendizaje”.

Relató que al llegar al lugar las mujeres y los niños estaban muy afectados por lo sucedido, a tal grado que tres infantes no comían y dejaron de hablar porque uno de ellos tuvo que reconocer el cuerpo de su padre.

Respecto a las mujeres, Figueroa especificó que siempre se han dedicado a las labores domésticas, quienes sostenían económicamente el hogar eran los esposos y al fallecer quedaron en absoluto desamparo, “en una indefensión muy fuerte para sacar adelante a sus hijos, no estaban preparadas para enfrentar esta situación”.

De inmediato se organizaron y cada sábado el equipo de trabajo acudía a la comunidad para brindar atención emocional-psicológica a los pequeños y sus madres, principalmente para que tomaran la fuerza necesaria para hablar sobre su dolor y poco a poco asimilar la pérdida de sus familiares.


Ana María Domínguez
“Con la investigación hemos encontrado que cuando no se interviene incrementan los índices de violencia, alcoholismo, violencia intrafamiliar, deserción escolar, entre otras cuestiones; también hacemos una labor preventiva, no sólo remediar el dolor sino previniendo otros efectos”, apuntó Figueroa.

El caso de Ana María no es diferente que el resto de las mujeres de Xaltepec, ahora ella junto con sus dos pequeños viven en la casa de su mamá, ha tenido que salir a buscar trabajo para su manutención.

El ocuparse le ha ayudado a olvidar por un momento su pesar, pero “cuando llegaba a mi casa otra vez me ponía a llorar al recordar todo, el mayor de mis hijos no me obedecía, todo le molestaba e incluso se enfermó, fue una situación realmente difícil”.

Un día personal del DIF de Altotonga les informó a los familiares de víctimas que un grupo de psicólogos de la UV llegaría a la comunidad. Así fue como decidió asistir a las pláticas que tanto le han ayudado a que el dolor cada vez sea menor y a entender a sus niños.

“Ahora sabemos que poco a poco tenemos que superar el dolor porque si uno se derrumba los hijos van detrás de uno. Ellos nos han ayudado mucho, es bueno que otras personas se preocupen por nosotras, nos han hecho más agradable nuestra relación en el hogar”, destacó.

Para Lucrecia era difícil hablar con sus tres hijos sobre la muerte de su esposo y recordó que “antes no me salían las palabras” e inmediatamente empezaba a llorar desconsoladamente, pero desde que asistió a las sesiones ha logrado entender por qué dos de sus hijos bajaron su rendimiento escolar y eran más rebeldes.

“A mí sí me ha servido mucho que haya venido hasta acá la Universidad, nos han dicho que no debemos quedarnos sumidas en el dolor porque la vida sigue y tenemos pequeños que dependen de nosotras, entonces debemos ser fuertes y salir adelante”, externó.

En la actualidad las señoras son apoyadas a través del programa federal “Empleo Temporal”, sin embargo se han acercado a la Cámara de Diputados Estatal solicitando apoyo para impulsar un proyecto productivo que les genere ingresos económicos suficientes para mantener a sus hijos.


Equipo de trabajo y habitantes de Xaltepec

Aprendiendo en la comunidad
Nohemí Fernández Sánchez y Germán Corzo Ruiz, de noveno y séptimo semestre, respectivamente, coincidieron que a través de las prácticas comunitarias se adquiere el verdadero conocimiento, las herramientas, las técnicas y las competencias que se necesitan para desarrollarse como profesionales.

Hace año y medio Germán realiza atención psicosocial en comunidad y atención con adultos, tiempo que le ha servido para hacer una diversidad de prácticas profesionales clínicas y comunitarias.

“Entré a la Facultad convencido que el psicólogo es un agente importante cuando se habla de dolor emocional”, sobre todo en poblados que carecen de muchas cosas y han sido afectados por desastres socio-naturales como fue el caso de Xaltepec.

Para Nohemí es la primera vez que participa en una intervención psicológica, “gracias a que se lanzó una convocatoria extendida a toda la comunidad estudiantil y siempre había querido hacer trabajo comunitario.

”Es una actividad muy rica donde acaparas a más gente y trabajamos con problemáticas no sólo de una persona sino que comparte toda la comunidad, se hace trabajo grupal y como psicólogo se atiende a más gente”, externó.

Ambos expusieron que el objetivo principal de la intervención que hicieron en Xaltepec era reconstruir el tejido social para que la gente encontrara soluciones y herramientas para salir adelante, “ahora se ven un poco más felices y más unidos, los conflictos que había entre ellos se han resuelto, lo cual se refleja en toda la comunidad”, añadió Nohemí.

El mayor aprendizaje que tuvieron fue aplicar en la realidad la teoría aprendida en el salón de clases. “En la labor comunitaria está el verdadero aprendizaje, los retos, las competencias, las herramientas y las técnicas para desarrollarnos como profesionales”, opinó Germán.

Finalmente, Eli Alejandra Garcimarrero destacó que los alumnos y docentes de la Facultad les dieron un apoyo valioso a las mujeres y niños de Xaltepec: el reconfortarlos en su dolor y en su pérdida, enseñarlos a ser autogestoras, autónomas y a tener fuerza para seguir viviendo.