Opinó Leopoldo Alafita Reforma Energética, eclipsada por falta de información "Los beneficios que algunos anuncian se van a desvanecer", advirtió el académico El entrevistado se refirió al discurso cardenista sobre la Expropiación Petrolera de 1938 Para el gobierno federal se trata de "un gran paso hacia el desarrollo económico y el fortalecimiento de la soberanía"

Karina de la Paz Reyes

Mientras la Expropiación Petrolera que decretó Lázaro Cárdenas del Río en marzo de 1938 tuvo el beneplácito social, la Reforma Energética (que modifica los artículos 25, 27 y 28 de la Constitución Política para permitir la entrada de capital privado al sector) promulgada por el presidente Enrique Peña Nieto en diciembre de 2013 estuvo eclipsada por un secuestro de la información, y con ello escasas manifestaciones a favor y en contra, pese a la importancia que representa para la nación, opinó el historiador Leopoldo Alafita Méndez.

"Es verdaderamente inaudito que las calles no están llenas de mexicanos marchando y protestando contra lo que está haciendo el gobierno mexicano, presionado por las grandes transnacionales del petróleo", aseveró el investigador del
Instituto de Investigaciones Histórico-Sociales.

Por el contrario, relató, en 1938 el pueblo mexicano tuvo una participación importante en la Expropiación Petrolera: salieron a las calles a apoyar al presidente de la República, sacaron de la bolsa sus recursos y los entregaron al gobierno para que se pudiera hacer el pago de la expropiación.

Los periódicos de la época, continuó, publicaban a ocho columnas todo lo que estaba haciendo el gobierno, así como el pueblo, ante la Expropiación Petrolera, "era el sentimiento del nacionalismo". A la fecha no hay tal sentimiento, porque la sociedad está secuestrada y manipulada.

Televisa y TV Azteca (las grandes televisoras del país), todas las cadenas de radio y prensa han "secuestrado" el derecho que tiene el pueblo mexicano a estar informado, acusó.

"La gente no puede sacar un espíritu de protesta si no se entera de la agresión de que está siendo objeto y, por el contrario, le dicen que la Reforma le beneficiará."

Reforma Energética Según información oficial (http://presidencia.gob.mx/reformaenergetica) que circula en prensa escrita, radio y televisión de manera constante, "la Reforma Energética constituye un gran paso hacia el desarrollo económico y el fortalecimiento de la soberanía de nuestro país, en beneficio de los mexicanos". De acuerdo con el diagnóstico gubernamental, "el sector petrolero enfrenta retos considerables que es menester atender de forma urgente. "La declinación del yacimiento Cantarell ha marcado el fin de la era del petróleo de fácil acceso. A pesar de invertir más en exploración y extracción de petróleo y gas, la producción de petróleo ha pasado de 3.4 millones de barriles diarios en 2004 a 2.5 millones de barriles diarios en 2013. Añade que si bien México tiene un considerable potencial de recursos en cuencas de lutitas y en aguas profundas, "se carece de la capacidad técnica, financiera y de ejecución para producir petróleo y gas, al ritmo que otros países con recursos naturales similares lo hacen". Documentos de la Presidencia de la República indican que "el principal obstáculo para materializar plenamente el potencial que México tiene en este tipo de yacimientos era el marco constitucional que obligaba a Petróleos Mexicanos (Pemex) a llevar a cabo, por sí solo, todas las actividades de la industria petrolera, sin importar las restricciones financieras, operativas o tecnológicas que enfrentase".

"Con la Reforma, Pemex será relegada y quedará fuera del mercado"

Según ellos la Reforma Constitucional aprobada por el Congreso de la Unión "permitirá dar un paso decidido rumbo a la modernización del sector energético de nuestro país, sin privatizar a las empresas públicas dedicadas a los hidrocarburos y a la electricidad".

Además, aseguran que se mantendrá la rectoría del Estado y continuará la propiedad de los hidrocarburos que se encuentran en el subsuelo.

"Pemex y la Comisión Federal de Electricidad (CFE) serán dotados de mayor autonomía y de un nuevo carácter como empresas productivas del Estado, 100 por ciento públicas y 100 por ciento mexicanas."

Tales documentos indican que la Reforma busca objetivos fundamentales como "contar con un mayor abasto de energéticos a mejores precios; garantizar estándares internacionales de eficiencia, transparencia y rendición de cuentas; combatir de manera efectiva la corrupción en el sector energético; fortalecer el ahorro de largo plazo a través de la creación del Fondo Mexicano del Petróleo para la Estabilización y el Desarrollo, en beneficio de las generaciones futuras".

Según el gobierno mexicano, "las modificaciones derivadas de la Reforma Energética permitirán modernizar nuestra industria energética. También se incrementará la renta petrolera de los mexicanos, se impulsará el crecimiento económico, se crearán empleos, se fortalecerá a Pemex y a CFE, y los mexicanos tendrán acceso a energéticos y electricidad más baratos".

Al tratarse de una reforma a la Constitución, aprobada por el Congreso de la Unión el 12 de diciembre de 2013, debió ser avalada por la mayoría de las legislaturas locales previo a su entrada en vigor. Esto se realizó fast track (vía rápida) en la mayoría de las entidades, como dan cuenta notas informativas y legisladores que se opusieron.

Salvo manifestaciones en contra de la Reforma, como las del Movimiento Regeneración Nacional (Morena) y usuarios de las redes sociales, el tema no repercutió en la sociedad mexicana.

Cuando México expropió su petróleo…
Mientras el actual gobierno mexicano considera la entrada de capital privado al sector petrolero "un gran paso hacia el desarrollo económico y el fortalecimiento de la soberanía de nuestro país", Lázaro Cárdenas calificó la expropiación como "un acto esencial y de profunda liberación económica de México".

En el discurso que Lázaro Cárdenas emitió sobre la Expropiación Petrolera en 1938 (www.youtube.com/watch?v=aAWHVgPwvjg) ilustró: "Se ha dicho hasta el cansancio que la industria petrolera ha traído al país cuantiosos capitales para su fomento y desarrollo.

"Esta afirmación es exagerada. Las compañías petroleras han gozado durante muchos años, los más de su existencia, de grandes privilegios para su desarrollo y expansión; de franquicias aduanales; de exenciones fiscales y de prerrogativas innumerables, y cuyos factores de privilegio, unidos a la prodigiosa potencialidad de los mantos petrolíferos que la nación les concesionó, muchas veces contra su voluntad y contra el derecho público, significan casi la totalidad del verdadero capital de que se habla.

"Riqueza potencial de la nación; trabajo nativo pagado con exiguos salarios; exención de impuestos; privilegios económicos y tolerancia gubernamental, son los factores del auge de la industria del petróleo
en México.

"Examinemos la obra social de las empresas: ¿En cuántos de los pueblos cercanos a las explotaciones petroleras hay un hospital, una escuela o un centro social, o una obra de aprovisionamiento o saneamiento de agua, o un campo deportivo, o una planta de luz, aunque fuera a base de los muchos millones de metros cúbicos del gas que desperdician las explotaciones?

"¿En cuál centro de actividad petrolífera, en cambio, no existe una policía privada destinada a salvaguardar intereses particulares, egoístas y algunas veces ilegales? De estas agrupaciones, autorizadas o no por el gobierno, hay muchas historias de atropellos, de abusos y de asesinatos siempre en beneficio de las empresas.

"¿Quién no sabe o no conoce la diferencia irritante que norma la construcción de los campamentos de las compañías? Confort para el personal extranjero; mediocridad, miseria e insalubridad para los nacionales. Refrigeración y protección contra insectos para los primeros; indiferencia y abandono, médico y medicinas siempre regateadas para los segundos; salarios inferiores y trabajos rudos y agotantes para los nuestros."

*(Imagen: http://presidencia.gob.mx/reformaenergetica)

Historias de maniobras empresariales
Leopoldo Alafita, especialista en historia contemporánea, recordó que el interés de los inversionistas internacionales sobre los recursos mineros de México data de por lo menos el tiempo que llevamos constituidos como nación.

"Si en el país no existieran grandes yacimientos petroleros, no sería posible que las empresas del sector, sobre todo las norteamericanas, tuvieran tanto interés en esta Reforma constitucional."

Para él la Reforma Energética va más allá del discurso oficial, pues permitirá que las empresas petroleras extranjeras participen de actividades industriales que les estaban vedadas desde la Expropiación de 1938.

La puerta que abre esta Reforma al capital privado es sólo la parte inicial de una gestión, advirtió: "Vencido por primera vez el mito nacionalista, el segundo paso puede ser la discusión de formas más convenientes a sus negocios. El interés de los norteamericanos en el petróleo mexicano es un asunto de estrategia energética, en un escenario mundial en el que necesitan aumentar sus reservas probadas, y ante el consumo cada vez más importante de China, nación que está a punto de convertirse en el primer consumidor de petróleo en el mundo".

Sólo en el tema de la corrupción de Pemex, admitió que muchos de sus recursos han sido sesgados para crear fortunas indebidas de políticos y empresarios; pero pese a tal escenario, se trata de la empresa petrolera número 13 en el mundo.

"Los mexicanos estamos claros en que la corrupción no puede servir como justificación para llamar a las fuerzas externas a que nos vengan a arreglar la casa. Una administración incapaz y un sindicato corrupto no deben de ninguna manera ser pretexto para una intervención desde el exterior."

Además, quienes dirigen las grandes empresas internacionales no son menos corruptos, advirtió Alafita Méndez: "Los conocimos ya cuando operaron en el territorio nacional. Existen testimonios de contemporáneos que afirman que para evitar pagar impuestos llegaban a asesinar a trabajadores que construían ductos clandestinos.

"Se documentó una infinidad de historias de maniobras empresariales para eludir las leyes laborales, crímenes para apropiarse de tierras para perforar y hasta cárceles privadas en sus instalaciones. Sólo a un pueblo que ignora su pasado se le puede vender esa historia de héroes salvadores."

El autor de Historia gráfica de la industria petrolera y sus trabajadores (1900-1938) –en coautoría con Mirna Alicia Benítez Juárez y Alberto J. Olvera Rivera– precisó que si el gobierno no ha podido controlar la corrupción de Pemex, "no podemos esperar a que controle a los poderosos empresarios que vendrán".

Según él estamos ante un escenario de entrega de los hidrocarburos, pues a los extranjeros no les interesan las plataformas, instalaciones y administración de Pemex, sino el petróleo.

Aclaró que México no sólo son las montañas, los suelos cultivables, el agua, sino también el subsuelo, "y eso es lo que está entregando el gobierno de Peña Nieto, el PRI (Partido Revolucionario Institucional) y PAN (Partido Acción Nacional) a las empresas extranjeras".

Pemex y el silencio
Ante las justificaciones gubernamentales de permitir la entrada de capital privado al sector, fueron pocos los cuestionamientos o rechazos. El más ausente fue el del propio Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM), a pesar de que con la Reforma se prevé"un desplazamiento de la mano de obra mexicana", lamentó el investigador.

Si bien el STPRM teóricamente le pertenece a los trabajadores, en la historia de México se convirtió en un instrumento de dominio y control político, por ello pertenece al sistema, al gobierno y a los intereses de grupos que promueven y tienen el dominio en este país, explicó.

"Si hacemos una encuesta a los trabajadores (de Pemex), seguramente encontraremos quienes apoyen la Reforma, pero me parece que la inmensa mayoría está en contra. ¿Qué es lo que están haciendo con su silencio? Conservar su empleo. Están esperanzados en que este tipo de modificaciones no los eche a la calle, porque tienen que sostener a su familia."

Según él se prevé que lleguen altos cuadros de empresarios norteamericanos que harán una administración distinta de los procesos de producción, por lo que bajará el nivel y la calificación de los trabajadores mexicanos.

Leopoldo Alafita refutó que "los beneficios que algunos anuncian traerá esta privatización, se van a desvanecer", toda vez que la lógica de estas empresas es la utilización de tecnología que requiere poca mano de obra.

Es más, dijo, con la Reforma Pemex será relegada a espacios que le limitarán su esfera de influencia y quedará fuera del mercado, que es controlado por las empresas privadas.

Citó posturas como la de la publicación semanal británica The Economist, que ha sostenido que Pemex es la empresa
más restrictiva del mundo y tiene una burocracia interna sofocante; "aun si así fuera, no teníamos que cambiar la Constitución General de la República para resolver ese problema", arremetió.

A partir de la Expropiación Petrolera México tuvo desarrollo educativo, infraestructura carretera, creación de diversas instituciones (como los institutos Mexicano del Seguro Social y de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado), pues "los recursos del petróleo se pusieron al servicio de lo que somos hoy como nación".

El académico sentenció: "Aunque Peña Nieto dice que nos irá mejor, y se apoya en el pensamiento de Lázaro Cárdenas, creo que lo que está haciendo es lo contrario". Por ello consideró de suma importancia que en las instituciones de educación se imparta una formación académica y de pensamiento más crítico.

"La universidad no puede tener escuelas de técnicos, de ingenieros que no tengan idea de para qué sirve su formación y trabajo a la sociedad. Los universitarios deberían ser, a esta hora, mucho más críticos de lo que se expresan, porque la sociedad demanda que quienes reciben los beneficios de los aportes de toda la sociedad respondan a ella, y me parece que no es así."

Aunque la Reforma ya fue promulgada, los especialistas en el tema continúan analizando los escenarios que se avecinan para el país, y personajes como Andrés Manuel López Obrador y Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, líderes morales de Morena y del PRD, respectivamente, continúan cuestionando el hecho y, desde vías distintas, buscan revertirlo.