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Año 13 • No. 550 • Febrero 4 de 2014 Xalapa • Veracruz • México Publicación Semanal

Miedo y vergüenza afectan diagnóstico del cáncer prostático

Un tratamiento temprano aumenta posibilidades de éxito

El tacto rectal es la forma más económica, sencilla y eficaz para diagnosticarlo

Elizabeth Vázquez Narváez

“Mi padre, que en paz descanse, le entraba al trago que daba miedo, eso sí, no fumaba; pero él no era hombre de su casa, no, a ése le gustaba la comida, la fiesta, las mujeres y, aun así, nos duró enterito hasta los 92 años. En cambio yo, que me dediqué a mi casa y al trabajo, tengo cáncer de próstata. Si hubiera sabido que me iba a tocar, mejor me hubiera portado mal.”

Así habló don Félix, un hombre de 70 años a quien recientemente se le diagnosticó cáncer de próstata, enfermedad que anualmente cobra la vida de más de cinco mil mexicanos y que, a nivel mundial, constituye la tercera causa de muerte por neoplasia en el varón.

Lamentablemente, dedicarse a la casa y al trabajo no es suficiente cuando se trata de enfrentar al cáncer, apuntó María Elena Hernández Aguilar, académica del Centro de Investigaciones Cerebrales (Cice) de la Universidad Veracruzana dedicada al estudio de esta enfermedad y su relación con el sistema nervioso periférico.

“Aunque existen diversos estudios que han relacionado a las patologías de la próstata con infecciones urinarias o venéreas, con la promiscuidad, la ingesta excesiva de grasas y el estrés, el origen del cáncer aún no ha podido establecerse de manera concluyente, aunque se le ha adjudicado un papel importante al factor hereditario.”

De acuerdo con la especialista, lo que sí es determinante en la lucha contra esta enfermedad es contar con un diagnóstico temprano, pues el tratamiento del cáncer es más efectivo cuando se encuentra en un estadio inicial; no obstante, la vergüenza y el miedo siguen siendo grandes obstáculos en el combate de las patologías de la próstata y muchos hombres acuden al médico cuando la enfermedad ya está muy avanzada.

Pocos hombres en su juventud reparan en la próstata, órgano glandular no más grande que una nuez, ubicado enfrente del recto y muy próximo a la vejiga, cuya función es producir el líquido que protege y nutre a los espermatozoides. Sin embargo, la madurez puede traer consigo las primeras llamadas de atención sobre su existencia, la importancia de sus funciones y sus posibles complicaciones.

“Las patologías de la próstata se dan generalmente de los 40 años en adelante, aunque con menor frecuencia también se presentan en hombres jóvenes, y éstas pueden ir desde la inflamación (prostatitis) y el crecimiento de la glándula (hiperplasia), hasta el cáncer (neoplasia)”, afirmó María Elena.

Dada su ubicación, la mejor forma de saber si hay inflamación o crecimiento de la próstata es introducir un dedo a través del recto y palpar para detectar la glándula, aunque usualmente esta prueba provoca un gran rechazo entre
la población masculina.

“Así como es aconsejable que las mujeres se practiquen anualmente el Papanicolaou, es importante que los hombres de cualquier edad accedan a un tacto rectal si tienen síntomas que hagan sospechar a su médico un padecimiento de la próstata y, a partir de los 45 a 50 años, aún si no presentan ninguna molestia, es recomendable hacerse la prueba
pues hay casos asintomáticos”, indicó la neurofisióloga.

Orinar con frecuencia y dificultad, sensación de urgencia y de que la vejiga no logra vaciarse por completo y, en algunas ocasiones, sangre en la orina, pueden ser síntomas de un problema en la próstata y es imprescindible acudir al médico cuanto antes.

“Conforme la edad avanza, es un hecho que todos los hombres presentan un crecimiento de la próstata, pero esto no necesariamente les dará problemas, hay quienes nunca se enteran porque no sufren ninguna molestia, pero hay otros, que incluso en edades tempranas, pueden presentar prostatitis, hiperplasia o cáncer”, explicó la doctora.

No atender las llamadas de atención de manera inmediata origina que un porcentaje importante de los hombres afectados por esta enfermedad conozcan su diagnóstico cuando ya hay metástasis, es decir, cuando el cáncer se ha esparcido a los huesos o a otras partes del cuerpo, por lo que el pronóstico de vida es poco alentador.