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Año 13 • 556 • Marzo 31 de 2014 Xalapa • Veracruz • México Publicación Semanal

Asistieron alumnos de cuarto, quinto y sexto grado

Explicado por universitarios

Niños conocieron el lado divertido de la ciencia

Más de 600 estudiantes de primaria asistieron a talleres y conferencias durante la Semana del Cerebro

David Sandoval

Más de 600 niños, provenientes de diversas escuelas primarias de Xalapa, se divirtieron y conocieron parte del funcionamiento del cerebro, interactuando con los científicos de la Universidad Veracruzana que del 10 al 14 de marzo les impartieron conferencias y talleres en la Unidad de Ciencias de la Salud.

Rebeca Toledo Cárdenas, investigadora del Centro de Investigaciones Cerebrales (Cice) y coordinadora del evento, resaltó que cada edición tiene mayor receptividad del público. El evento es conocido internacionalmente como la Semana Mundial del Cerebro, participan más de 90 países y cuenta con el apoyo de la Sociedad para las Neurociencias y la DANA Alliance for Brain Initiatives, y de la Secretaría de Educación de Veracruz (SEV).

“Científicos de todo el mundo comparten sus ideas, al igual que nuestros muchachos para divulgar las neurociencias”.

El antes y el después son igual de importantes que el evento porque deben concursar para obtener el visto bueno de los organizadores y posterior a la Semana del Cerebro se elaboran varios reportes: el primero para la Universidad, otro para la SEV y otro para las dependencias de Estados Unidos.

El lado divertido del cerebro
Bajo este lema se planearon las actividades del evento que por séptimo año consecutivo organiza la Universidad. En dos aspectos se abordó “el lado divertido del cerebro”: desde su anatomía y desde el quehacer científico.

“El ir descubriendo, experimentando todos los días, viendo los cambios en los fenómenos, para nosotros es muy bonito, interesante y divertido; es algo ajeno a la imagen de un científico loco que aparece en las películas, somos gente como cualquier otra, tenemos que estudiar, prepararnos, ser constantes para poder llevar a cabo nuestro trabajo”, comentó la investigadora.

Por tal razón el interactuar con los niños “es absolutamente enriquecedor para nosotros, aprendemos muchísimo de
ellos”, afirmó.

Una de las solicitudes de las instancias organizadoras es acercar la ciencia a niños de escuelas generalmente de escasos recursos, “hay niños que vienen con un nivel muy alto porque se interesan mucho”.

En su opinión, también para los estudiantes de posgrado “es una experiencia enriquecedora, intelectualmente hablando, porque cuando tenemos que hablar con alguien ajeno a las neurociencias como los niños, es un reto tremendo porque nos damos cuenta cómo realmente sabemos comunicar nuestra experiencia de trabajo”.

Durante toda la semana asistieron niños de cuarto, quinto y sexto de primaria, en dos y tres grupos por escuela.

“Al principio fue un reto, fuimos aprendiendo y ese reto se ha convertido en un gusto para nosotros, una experiencia muy enriquecedora”, dijo Toledo Cárdenas.


Rebeca Toledo Cárdenas

Leobardo Herrera

Talleres creados por académicos y estudiantes
Los 10 talleres que se ofrecieron al público abordaban un aspecto específico del cerebro que se demostraba mediante una actividad en la cual participó el mayor número posible de niños.

María Leonor López Meraz, investigadora del Cice, explicó que “Viaje al centro del cerebro, una mirada microscópica” tuvo la finalidad que los niños tuvieran un contacto directo con el microscopio y pudieran mirar una gota de agua sucia y los cortes de cerebros de ratas de laboratorio, “pudieron ver el hipocampo, el cerebelo y las neuronas; la idea es que observaran el mundo microscópico que nos permite estudiar el cerebro”.

La académica comentó que es un primer acercamiento a la ciencia, pero que puede despertar el interés de los niños hacia la investigación En el taller “Sana, sana, colita de rana” participaron siete integrantes y fue coordinado por la investigadora María Elena Hernández Aguilar.

Lourdes Cocotle Romero, estudiante de nueva incorporación al Doctorado en Investigaciones Cerebrales, detalló que el experimento tiene una temática sobre el dolor y cómo puede sentirse, mediante un aparato con una luz incandescente con diferentes niveles de intensidad de calor. Para demostrar que cada persona tiene un rango distinto de dolor, los niños fueron colocando sus dedos y retirándolos.

“Les mostramos cómo viaja el dolor a través de los nervios para que ellos puedan retirar el dedo cuando sientan dolor”, explicó, “lo importante no es sólo hacer ciencia, sino que los niños se interesen en su entorno científico, se divierten mientras están aprendiendo”.

En “Cerebro, cámara y acción”, a cargo del investigador Luis García Hernández, los niños representaron a personajes de un juego de tarjetas mediante sus gestos característicos.

Zuleyma Samaria Hernández Briones, con dos años de trabajo en el laboratorio y recién ingresada al doctorado, reconoció que puede ser difícil explicar algunos términos a los niños, pero “tratamos de explicarles con palabras sencillas, incluso hacen preguntas muy interesantes, tenemos que estar preparados porque vienen muy despiertos”.

No obstante calificó a la actividad como muy enriquecedora para ambos, “buscamos que se acerquen más a la ciencia porque hay gente brillante en México y debemos aprovechar este potencial”.

Consuelo Morgado Valle, investigadora del Cice, comentó sobre el taller “¿Cómo se comunican las células de mi cerebro?”, que presentó como modelo una pata de una cucaracha que registra su actividad eléctrica por medio de amplificadores y las estudiantes, por medio de sus teléfonos celulares, la estimularon para moverla.

Otra de las mesas mostró un experimento donde un robot se mueve a partir de la respuesta al estímulo de un músculo, en este caso son los niños quienes aportan la fuerza para generar el movimiento. Este taller se nombró “¿Cómo se comunica mi cerebro con mis músculos?” y participó en su elaboración el académico Luis Beltrán Parrazal.
Ambos amplificadores didácticos fueron adquiridos de la Sociedad Mexicana de Neurociencias.

El experimento de las cucarachas fue realizado por estudiantes del Doctorado en Investigaciones Cerebrales, “es un reto para ellos porque tienen que poderlo explicar”, destacó Morgado Valle, “sin ellos no sería posible hacerlo”.

Recalcó que para los universitarios es una experiencia que los enfrenta al público en general y se vuelve parte de su formación el hecho que sepan comunicar lo que hacen.

En ese sentido mencionó que los niños siempre están ávidos de información, “y en ellos a lo mejor están los futuros neurocientíficos de México, para nosotros es muy importante llegar a ellos y compartir nuestras experiencias”.

“Si te gusta dale un like”, fue el taller a cargo de los estudiantes del investigador Jorge Manzo Denes, donde presentaron un experimento de preferencia de lugar, con una caja dividida en tres compartimentos donde se introduce una rata, que generalmente elige un espacio con poca luz, se le deja alimento azucarado en el espacio iluminado y el animal modifica su comportamiento para obtener el alimento.

“Es un experimento sencillo donde los niños aprenden que se puede modificar el comportamiento animal, que tienen procesos de aprendizaje y nos ayudan a entender qué es lo que ocurre en el cerebro”, dijo Noemí Crespo Cortés, estudiante del doctorado quien participó por segunda ocasión. “Me siento muy contenta y emocionada, de hecho mi trabajo experimental es con niños y mostrarles cómo funciona la ciencia es muy emocionante, además de un compromiso”.

“El lenguaje eléctrico del cerebro”, fue un taller sobre la activación cerebral que se da con la toma de decisiones. Con las emociones, un casco con 18 electrodos detecta y pasa directamente –sin cables– la información a una computadora, “podemos ver qué activación hay ante preguntas difíciles, si estamos tristes o contentos; para la investigación tenemos en tiempo real –sin ser invasivos– la información directamente del cerebro”, detalló Tamara Cibrián, investigadora del Cice.

“Cerebros asombrosos del reino animal”, a cargo del investigador César Antonio Pérez Estudillo, trató sobre los diferentes tipos de cerebros en las especies. “La intención fue mostrar a los visitantes mediante la comparación de sus formas y tamaños; por otro lado, se incita a los niños a que hagan cortes cerebrales semejantes a los que hacemos en laboratorio, para que vean la importancia de cómo se extraen y se analizan mediante un microscopio”, dijo el académico.

“Los niños se van contentos y satisfechos, siempre se llevan un aprendizaje y se siembra una semilla, quizá alguno de ellos se dedicará a la ciencia, son muy participativos y afortunadamente tenemos mucha concurrencia de escuelas”, apuntó.

En el taller participaron Andrea Kristel Barradas y Luis Eduardo Trinidad, estudiantes de la Facultad de Medicina, y Marisol Morales Báez, estudiante del doctorado.

“De la electricidad y tu cerebro”, a cargo del investigador Fausto Rojas Durán, expuso cómo se transmiten los impulsos eléctricos a través de las neuronas para llevar a cabo movimientos voluntarios e involuntarios, además se les mostró la estructura de las neuronas.

Con una dinámica que involucró a niños y estudiantes al tomarse de las manos y formar un círculo, los visitantes pudieron experimentar el paso de la corriente eléctrica. Fausto Rojas fue quien diseñó el generador eléctrico.

Leobardo Herrera, estudiante de la carrera de Bioanálisis, realiza su servicio social en el Laboratorio de Neurociencias y comentó que ésta fue su primera participación en la Semana del Cerebro, “es algo divertido porque tratas de comunicarle a los niños lo que hacemos como futuros investigadores”.


Los participantes realizaron experimentos
Los niños tienen mucho potencial: profesores de primaria
Para los profesores de primaria, la Semana del Cerebro es una oportunidad de que los niños conozcan de cerca cómo se realiza la investigación de viva voz de los científicos.

José de Jesús Ortiz Márquez, profesor de la Escuela Primaria “Joaquín Servín Andrade”, consideró “muy necesario realizar estos foros para que los niños se acerquen a las ciencias, creo que tenemos mucho potencial pero no se aprovecha desde niños”.

La respuesta de sus alumnos fue muy buena y se interesaron mucho por saber más acerca de los experimentos, opinó que sería necesario sistematizarlo para que puedan seguir los pasos de los científicos que conocieron.

“Es maravilloso para los niños porque aprenden significativamente cuando participan y conocen a los expertos, cuando sus preguntas son contestadas como debe ser, con su terminología adecuada”, manifestó Alma Delia Montalvo, responsable del área de laboratorio y proyectos escolares en la misma escuela.

Los niños terminaron muy contentos; se pretende que después, durante sus clases de laboratorio, manifiesten ideas
a raíz de lo que conocieron en la Semana del Cerebro.

Por último, la docente destacó el apoyo del Cice que les otorgó cortes de cerebro para que los observen en su propio laboratorio escolar.