Dirección de Comunicación
Universitaria
Departamento de Prensa
Año 13 • 572• Septiembre 8 de 2014 Xalapa • Veracruz • México Publicación Semanal

Mónica López Domínguez

La Universidad nos cambió la vida: mujeres de El Conejo

Su proyecto de poda de bosques y elaboración de productos con residuos forestales fue reconocido con el Premio Estatal al Mérito Forestal 2014

La realización de esta actividad fue posible gracias a la asesoría y el apoyo del Inbioteca

Paola Cortés y David Sandoval

Hace seis años cambió la vida de las mujeres del ejido El Conejo, municipio de Perote, Veracruz, después de que decidieron emprender un proyecto ecológico y económico propuesto por María del Rosario Pineda López, investigadora en el Instituto de Biotecnología y Ecología Aplicada (Inbioteca) de la Universidad Veracruzana.

El proyecto, explicó Ignacia Cruz Domínguez, consiste en podar alrededor de seis hectáreas de bosque, trabajo por el que les paga la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), y con las ramas cortadas elaboran coronas y arbolitos navideños que comercializan.

Recordó que en un inicio fue muy difícil unificar a todas las mujeres para trabajar en la poda de los árboles de oyamel y en la elaboración de las coronas navideñas. "Ahora todas participamos y estamos unidas para hacer lo que nos digan".

Lo más difícil, mencionó doña Ignacia, fue aprender a utilizar correctamente el machete, las tijeras y los serrotes para cortar las ramas de los árboles sin dañarlos.

"Nos dieron capacitación y ahora ya agarramos todo sin miedo y podamos bien todo lo que nos pongan", refirió.

Cabe mencionar que hacen dos podas al año, una en junio y la otra a finales de noviembre. Con los residuos de esta última realizan las coronas y arbolitos navideños que ponen a la venta en diciembre.


Ignacia Cruz Domínguez
Actualmente, las mujeres que participan en esta actividad conforman el Comité de Mujeres Unidas para la Conservación de sus Bosques. En julio pasado, el comité recibió el Premio Estatal al Mérito Forestal 2014, en la categoría "Mujeres forestales", otorgado por la Secretaría de Medio Ambiente (Sedema), la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y la Comisión Nacional Forestal (Conafor).

A decir de Mónica López Domínguez, nuera de doña Ignacia, este trabajo les ha cambiado la vida porque ahora tienen una actividad laboral de la que obtienen un ingreso para apoyar en la economía familiar.

"Ha sido una gran ayuda; por ejemplo, si nos hace falta un kilo de arroz o de frijol, me dan mi apoyo y con eso compro lo que necesito. La verdad nos cambió mucho la vida", comentó doña Ignacia.

Al preguntarles qué significó recibir el premio, Mónica dijo: "Nos hace muy felices recibir un premio por el trabajo que hacemos".

Mientras que doña Ignacia expresó: "Sentimos muy bonito, me siento muy emocionada, esto habla de que nos toman en cuenta y lo estamos haciendo bien".

Ahora lo que esperan es que las coronas, arbolitos y artesanías hechas con acículas (hojas) de pino se comercialicen en otros estados como Puebla; por lo pronto, Ignacia adelantó que la académica María del Rosario Pineda, empezó la venta de sus productos por Internet.

"A nosotros nos gusta 'mucho' trabajar, y si nos sacaran otros apoyos nosotros con gusto le entramos", enfatizó Ignacia.


María del Rosario Pineda López
Apoyo a la comunidad
El trabajo en el ejido comenzó en 2006 y la creación del comité fue una consecuencia del trabajo realizado durante cuatro años con los varones de la localidad, señaló María del Rosario Pineda.

El hecho de que el Cofre de Perote sea un Parque Nacional les impedía sembrar árboles para venderlos como adornos navideños, porque forman parte del parque; posteriormente pensaron en sembrarlos en maceta, pero el proceso es demasiado largo, toda vez que se requieren alrededor de cuatro años para obtener resultados.

Si bien el trabajo con las comunidades no es fácil, en El Conejo se vuelve más complicado por la presencia de entidades y programas gubernamentales.

"De alguna manera la gente está acostumbrada a que les den algo a cambio. Entendimos que su prioridad es tener ingresos y decidimos trabajar con las mujeres; las invitamos casa por casa para que se sumaran al proyecto", comentó la investigadora.

"La idea de la corona navideña fue algo fortuito", contó: "Una hermana vendía productos por catálogo y me dio una corona de plástico que tenía conos naturales, entonces pensamos proponer el proyecto a las mujeres".

Comenzaron con 80 mujeres a las que se les mostró la corona para que pudieran reproducirla con sus propios materiales y los académicos se comprometieron en apoyarles a difundir su trabajo, coordinando esfuerzos para que pudieran venderla. A la siguiente reunión llegaron 30 mujeres interesadas en elaborar las coronas.

Fueron asesoradas en la identificación de árboles que sirvieran para la poda a fin de recolectar los materiales necesarios.

En 2008, al surgir la Conafor, se les comentó a sus autoridades sobre el proyecto y en reciprocidad se les invitó a participar en la convocatoria del Programa de Conservación para el Desarrollo Sostenible (Procodes) de la misma dependencia para facilitar recursos a proyectos, fue entonces que el Inbioteca formó parte del cuerpo técnico de apoyo al comité para que pudieran elaborar una propuesta.

Las autoridades ejidales, las mujeres y los investigadores de la Universidad se reunieron para definir qué regiones se iban a podar, "de 2009 a 2011 las mujeres podaron la periferia de todos los rodales".

A través de fotografías aéreas se identificaron estas zonas, que anualmente suman 12 hectáreas, seis son podadas en junio y tres en diciembre, "podemos decir que al día de hoy todos los rodales del ejido han sido podados, desde 2009 a la fecha, y es una actividad que debemos continuar porque las ramas van a seguir creciendo".

En 2010, Pineda López
presentó otro proyecto para capacitar a las mujeres, "mi idea es que amplíen su abanico de oportunidades", explicó.
Actualmente también elaboran árboles de navidad en miniatura, que son creados a partir de una estructura piramidal sobre la que se intercalan ramas producto de la poda.

"Esta actividad ha permitido también que las mujeres generen autoconfianza, ya que el trabajo del bosque generalmente está dirigido a los hombres, entonces ellas han encontrado un espacio que les pertenece y les brinda la oportunidad para mejorar su calidad de vida", puntualizó.

Detalló que sólo 10 por ciento de las mujeres que habitan en el ejido participan en el comité, porque son quienes están autorizadas para las podas.

La investigadora consideró que el reconocimiento que les hacen a través del Premio al Mérito Forestal está relacionado con su esfuerzo y la conservación de los bosques ya que existen pocos grupos de trabajo en México integrados por mujeres.

"El premio les dará una oportunidad para que tengan acceso a recursos económicos que servirán para otras actividades de conservación. Haber mantenido una organización durante ocho años implica haberse coordinado entre ellas, pero sobre todo creo que la clave ha sido la transparencia con la que nos hemos manejado."

Finalmente, la investigadora externó su interés y compromiso porque este proyecto siga caminando y hacer posible que llegue el momento en que las mujeres del comité sean capaces de elaborar sus propuestas para la obtención de recursos, así como para la comercialización de los productos.