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Desde
que leí la novela por primera vez, la vi hecha una película,
pues su riqueza dramática me parecía irresistible
para ser traducida en imágenes. Otilia Rauda se merecía
la oportunidad de ser plasmada en la pantalla, al igual que otras
de mis películas basadas en libros: El callejón de
los milagros, Principio y fin, y ahora, Otilia Rauda.
Siempre pensé que la película debía ser filmada
en Veracruz. Fue precisamente aquí donde Sergio Galindo desarrolló
la historia de Otilia Rauda. La búsqueda de las locaciones
fue difícil y ardua, pero valió la pena, pues los
lugares que encontramos resultaron perfectos.
Hace varios años, entregué una cantidad de películas
a la Universidad Veracruzana para que organizara su filmoteca. Hoy
me da mucha satisfacción saber que esa semilla que plantamos
ha sido bien regada, y ahora es una de las más importantes
del país. No obstante, sigo y seguiré detrás
de esta filmoteca toda mi vida para que continúe desarrollándose.
El proyecto de Otilia Rauda no fue fácil de realizar. Nos
llevó más de tres años de preparación,
adaptando un historia que no se dejaba. Parecía que tenía
un carácter propio y no se conformaba con cualquier cosa,
al igual que el personaje principal.
El 12 de junio del 2000 se inició por fin la tarea que me
propuse tanto tiempo atrás. Estábamos filmando Otilia
Rauda en locaciones naturales del estado de Veracruz: Cerro de León,
San Agustín Tenextepec y, finalmente, Xalapa. Con un clima
cruel, durante ocho semanas estuvimos juntos más de cien
personas trabajando para convertir en realidad un sueño que
nació mientras leía esa maravillosa novela de Sergio
Galindo.
Me da mucho gusto que la Universidad Veracruzana haya sido copartícipe
de esta película. En pocos años, sin duda, se hablará
de ella como una producción que, para entonces, habrá
dejado huella en el cine mexicano.
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