Autor de “Dosis Diarias”
El humor habla de verdades universales: Alberto Montt
“No hay nada más contrastante en la creencia mitológica latinoamericana que Dios y el Diablo” |
Destacó que a pesar de las distinciones culturales y sociales, dentro del humor las diferencias son ridículamente pequeñas
Adriana Vivanco
“Si en Latinoamérica no nos ponemos de acuerdo ni siquiera en usar planta baja o primer piso, menos lo haremos en cosas importantes”, “Cuando muera, crémenme y hagan brownies”, son algunas de las frases populares en el Twitter del ilustrador Alberto Montt, quien cuenta con 116 mil 769 seguidores.
Aseguró que el humor es un hilo que amarra nacionalidades: “Tú puedes agarrar a un checoslovaco, un argentino, ecuatoriano o mexicano, y te vas a reír con todos, porque tenemos tanto en común como seres humanos dentro del humor que las diferencias son ridículamente pequeñas.”
Alberto José Montt Moscoso, diseñador gráfico y artista plástico ecuatoriano, nacionalizado chileno, saltó a la fama tras crear su blog de ilustraciones “Dosis Diarias” en 2006, espacio donde publica viñetas de comedia acerca de temas como el amor, la filosofía, la literatura, la religión y, como él dice, “de cualquier idiotez que venga a mi mente por las mañanas”.
Montt ha sobresalido en el campo de la ilustración por su creatividad para sintetizar y expresar ideas mediante el dibujo. En su trabajo destacan viñetas en las que dioses y demonios junto con personajes de la literatura, el cine y la vida cotidiana, generan un discurso humorístico universal.
Estudió artes plásticas en Ecuador y tras graduarse publicó sus primeros trabajos en las revistas Gestión, Diners Club y el periódico El Comercio. Posteriormente migró a Chile donde participó en el diario El Mercurio y las revistas Qué pasa, Capital y Blank.
Entre sus publicaciones destacan Dosis diarias, Para ver y no creer, ¡Mecachendié! y El código de la amistad de Chivas Regal. Su blog “Dosis Diarias” fue galardonado en 2011 con el Premio The Bobs al mejor weblog en español que otorga el servicio de radiodifusión alemán Deutsche Welle. En su reciente visita a Xalapa compartió con Universo algunos de los pormenores acerca de su carrera como ilustrador.
¿Cómo se convirtió el dibujo en tu herramienta de comunicación? ¡Cómo deja la gente de dibujar! Todos comenzamos a dibujar de pequeños, muchos comenzamos a dibujar antes de empezar a hablar, el asunto es que por alguna razón vamos creciendo y lo dejamos; yo tuve la suerte de no dejar de dibujar y se convirtió para mí en una segunda lengua madre.
Cuando me preguntan cómo inicié en el dibujo yo siempre invierto la pregunta en cómo lo dejaste, en qué momento dejaste de tener un lapicito para comunicarte. Es muy raro dejar de dibujar. |
¿Cómo surge “Dosis Diarias”?
“Dosis Diarias” surge por la necesidad de empezar a dibujar para mí mismo, trabajaba para otras personas haciendo ilustraciones y en algún punto de mi vida decidí que ya no más, que no quería seguir supeditado a los caprichos de un mandante, sino que quería encontrarme con esa parte de la ilustración que me enamoró en un principio, que era el poder hablar de cosas que me interesaban a mí y no a un tercero.
Dios y el Diablo son personajes constantes en tu trabajo, ¿son comunes para el humor?
Es un poco de todo. En primer lugar, para mi tipo de humor una de las principales líneas es el tema de los contrastes y los opuestos, y no hay nada más contrastante y opuesto en la creencia mitológica judeo-cristiana latinoamericana que Dios y el Diablo; en ese sentido es que terminan siendo comodines y no necesariamente hablan de Dios y el Diablo, pero sí de lo opuesto. También está la parte religiosa, que es un tema que me apasiona, entonces es una mezcla de ambos.
Si fueras un villano, ¿qué villano serías? No sé qué villano sería, lo que me pasa es que veo que los villanos y los superhéroes son muy losers: por ejemplo, los superhéroes me parecen lo peor. Si me dieran a elegir sería un villano y en ese caso sería un villano idiota como Lex Luthor, que teniendo la plata para irse a pasear por las Bahamas prefiere andar dominando el mundo. Creo que me iría más por la megalomanía que por la psicopatía.
¿Qué diferencia encuentras en el humor gráfico ecuatoriano y el chileno? Ninguna, en general las diferencias son tan pequeñas en el humor mundial que terminan no importando, es por eso que hay tipos de humor que no hablan de temas puntuales y de contingencia como el político determinado, sino cuando se trata de un humor más amplio y que habla de verdades universales o de supuestas verdades universales.
Tú puedes agarrar a un checoslovaco, un argentino, ecuatoriano o mexicano, y te vas a reír con todos, porque tenemos tanto en común como seres humanos dentro del humor que las diferencias son ridículamente pequeñas.
¿Cómo se ha enriquecido tu trabajo con las distintas intervenciones de la gente en Internet? Trato que eso no influya en mi trabajo, porque siento que si la gente entró a ver qué es lo que tengo que decir, es porque está esperando que yo lo siga diciendo desde mi manera particular de hacerlo, y si de repente cambio por influencia de comentarios u opiniones de aquellos que entran al blog, terminaría traicionando incluso a los mismos que me comentan.
Lo que sí ha resultado ser es un motorcito, de repente sabes que hay gente detrás tuyo y no espera algo de ti pero sí disfruta lo haces y obviamente eso se convierte en una gasolina que enciende las ganas de seguir dibujando.
¿El Internet te ha funcionado como herramienta para democratizar tu obra?
El Internet sí es una herramienta para democratizar el arte y el humor. Por ejemplo, el hecho de que hoy en día existan “memes” hace que cualquier persona tenga de repente una idea humorística, la traduzca a gráfica, la comparta y que luego sea compartida por los demás. Es una democratización del humor absolutamente, por eso creo que las redes sociales son lo mejor que le ha pasado al humor en general.
¿Cuál es el gran reto de los ilustradores de hoy para abrirse camino y dar a conocer su trabajo?
El principal reto es la autocrítica, porque el humor gráfico es un terreno que tiende a repetirse, nos pasa a todos. Los espacios donde nos movemos son tan comunes, que encontrar una mirada fresca para trabajar sobre un tema que están viendo millones de personas, es muy difícil. Entonces ser lo suficientemente autocrítico para saber que lo que uno hace está bien, es el principal desafío que tenemos todos. De hecho muchas veces carecemos de aquello y terminamos mirando en retrospectiva nuestro trabajo y preguntándonos por qué hice esto.
¿Cuál fue tu fórmula para encontrar tu estilo y no repetirte?
La realidad es que en el camino me encontré con que no podía hacer cosas como cuellos y hombros, entonces esa incapacidad generó que mis trazos tuvieran elementos complicados; juego con eso y a partir de ahí supongo que he definido mi estilo, y mis temáticas son en parte influencia del humor de Gary Larson y Quino.
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