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Año 14 • 593 • Marzo 9 de 2015 Xalapa • Veracruz • México Publicación Semanal

Defensora de los Derechos Humanos

Lucha feminista sigue vigente: Andrea Medina Rosas

Siempre ha pugnado por los principios de la modernidad, la libertad y la igualdad

Karina de la Paz Reyes

Andrea Medina Rosas, defensora de los Derechos Humanos, ofreció una conferencia a propósito del Día Internacional de la Mujer, el 3 de marzo en la Unidad de Servicios Bibliotecarios y de Información, durante la cual enlistó los logros y retos que hay en materia de igualdad social y erradicación de la violencia contra las mujeres.


María Eugenia Guadarrama, Andrea Medina y Leticia Rodríguez

La conferencia titulada “8 de marzo a un siglo. Avances y retos en los derechos de las mujeres”, fue organizada por el Centro de Estudios de Género de la Universidad Veracruzana (CEGUV), y a ella asistieron la coordinadora del mismo, María Eugenia Guadarrama Olivera, y la secretaria académica, Leticia Rodríguez Audirac.

Medina Rosas comentó que algunas personas piensan que en un siglo la situación de las mujeres no ha cambiado nada o casi nada, no obstante sí hay grandes logros: ya se reconoce la ciudadanía, se quitaron las prohibiciones para trabajar, hay nuevas condiciones y programas con posibilidades para garantizar los Derechos Humanos.

“Tenemos un siglo conmemorando en todo el mundo que las mujeres son sujetos de Derechos Humanos”, destacó quien también fue una de las litigantes del caso Campo Algodonero, referente a los asesinatos de mujeres en
Ciudad Juárez y por el cual la Corte Interamericana de Derechos Humanos condenó al Estado mexicano.

Sin embargo, advirtió que todavía hay quienes insisten en que las mujeres regresen al espacio privado o a condiciones donde no se garantizan los Derechos Humanos. Y esas personas, que insisten en normalizar la desigualdad, son precisamente las que se benefician de la explotación.

Otra advertencia, dijo, es que hay personas que plantean que el cambio social se debe dar mediante la violencia, pero la alternativa es en paz, lo cual no significa ingenuidad sino inteligencia y conocimiento para definir estrategias sociales y políticas que transformen las relaciones sociales.

Como parte de la revisión histórica que hizo, citó que entre 1909 y 1917 mujeres socialistas reflexionaron cómo a pesar de que los hombres trabajadores ya habían conseguido la mayoría de los derechos laborales, ellas no.

Entre los reclamos estaba el reconocimiento como ciudadanas, pues en 1917 las mujeres no tenían derecho a votar, tampoco eran reconocidas para tener un cargo público o administrar sus bienes y una serie más amplia de restricciones sociales.

En esa época, en casi todo el mundo las trabajadoras demandaban la reducción de la jornada laboral a 10 horas, mejores salarios, tiempo de lactancia, educación y formación, salario igualitario, derecho a afiliarse a alguna organización sindical y prohibir el trabajo infantil.

Pero ante tales demandas y huelgas, los patrones decidían encerrarlas y quemarlas vivas en las fábricas, encarcelarlas o desprestigiarlas socialmente. Fue en ese contexto que las lideresas socialistas plantearon la necesidad de designar un día para que socialmente se reconozcan las condiciones de desigualdad de las mujeres.

“Me parece importante volver a poner estos elementos sobre la mesa, porque todavía tienen vigencia, tan sólo por las condiciones laborales que tenemos. En los últimos años en este país se debatieron con mucha tensión política las reformas Laboral y Educativa”, subrayó.

“Por otro lado, es importante traerlo al presente, porque quienes defienden sus derechos todavía generan cierto resquemor y necesitamos decir que las mujeres que trabajan en lo público, que defienden sus derechos o ponen límites a la violencia y la discriminación, no es que sean malhumoradas o intolerantes, sino que están demandando la ciudadanía y los derechos que les corresponden”, añadió.

Hay personas que critican que sólo se celebre el Día Internacional de la Mujer y no el del hombre, sin tomar en consideración el significado político de la conmemoración, pues ellos quizá habrán padecido discriminación por su origen étnico, cuestiones de salud o nivel económico, pero no por ser hombres, pues “siempre han sido ciudadanos”, aclaró.

Andrea Medina Rosas también citó el decenio de las mujeres, impulsado por la Organización de Naciones Unidas (ONU), que abarcó de 1975 a 1985 y tuvo entre sus resultados la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer.

En 1995, continuó, se realizó la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer, cuyo objetivo fue renovar el compromiso de la comunidad internacional bajo la Conferencia de Beijing, instrumento que a la fecha marca las metas a trabajar y construir.

Dicha conferencia contempla varios ejes como erradicar la pobreza y la violencia; la educación y formación de las mujeres; la salud; la toma de decisiones en espacios políticos, el medio ambiente, la economía mundial (hoy llamada feminista); que los medios de comunicación aporten nuevos valores, y la niña en sí, como un ser con sus propios derechos.

En la conferencia se dieron cita estudiantes y público en general

La también consultora independiente mostró que “llevamos décadas, pero los cambios no son espontáneos, implican decisión, claridad y tiempo”.

Para ilustrar la situación de las mujeres en México, indicó que de acuerdo al Instituto Nacional de Estadística y Geografía, el 42 por ciento de la Población Económicamente Activa en el país son madres trabajadoras, de éstas el 97 por ciento realizan trabajo doméstico y el 72 por ciento son solteras.

Además, el 17 por ciento de esas madres trabajadoras carece de instrucción escolar y el 75 por ciento de ellas no estudió o sólo llegó a la secundaria. “Tenemos un siglo exigiendo formación y todavía tenemos situaciones que no nos llevan a la plenitud de esos derechos”.

Para dar una muestra más de la situación que viven las mujeres, precisó que en el área metropolitana del Distrito Federal el 60 por ciento de las mujeres trabajadoras se desenvuelven en el sector informal, lo que significa que no cuentan con seguridad social (guardería, servicios de salud, acceso a vivienda y que no tendrán jubilación) y sólo el 15 por ciento del total labora en el sector formal, y de éste el 10 por ciento pertenece a alguna organización sindical.